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Con la llegada del verano, muchos vecinos de Barcelona aprovechan las vacaciones y los fines de semana para escapar del bullicio urbano en busca de tranquilidad, mar y aire fresco.

Las altas temperaturas, los días largos y la necesidad de desconexión convierten esta época del año en el momento ideal para explorar destinos cercanos sin tener que hacer grandes desplazamientos.

Y es precisamente en este contexto donde ciertos pueblos costeros, hasta ahora discretos, se han puesto de moda, ofreciendo alternativas más auténticas y relajadas al turismo masivo.

Uno de ellos, a tan solo 30 minutos de Barcelona, está conquistando a quienes buscan una escapada con encanto, mar y cultura a partes iguales. Se trata de Sant Pol de Mar.

Cala Grossa, Sant Pol de Mar Metrópoli Abierta

Este encantador pueblo del Maresme, ubicado entre Calella y Canet de Mar, ha pasado de ser un destino discreto a convertirse en uno de los lugares más buscados para una escapada de verano desde Barcelona.

Y no es casualidad: sus playas serenas, su legado modernista y su oferta gastronómica lo convierten en una joya irresistible.

Mucho más que sol y playa: el veraneo que busca el barcelonés

Mientras muchos barceloneses se lanzan a destinos masificados como la Costa Brava o el Garraf, Sant Pol de Mar ofrece una alternativa más calmada, auténtica y cercana. Es ideal para una escapada de un día, pero también para desconectar durante un fin de semana completo.

Sus playas de arena dorada y aguas limpias como la Platja de les Barques, la Cala Grossa o la Platja del Racó son perfectas para quienes buscan disfrutar del mar sin multitudes. A diferencia de otros pueblos costeros, aquí aún es posible encontrar calas semidesiertas incluso en agosto, algo casi impensable en el litoral catalán.

Una de las playas de Sant Pol de Mar AJUNTAMENT DE SANT POL DE MAR

Un paseo por la historia y la arquitectura

Uno de los grandes atractivos de Sant Pol de Mar es su casco antiguo, lleno de callejuelas estrechas, fachadas blancas, buganvillas colgantes y viviendas modernistas que evocan tiempos pasados. Destacan construcciones como Can Planiol o las casas de la calle Abat Deas, que muestran la huella de la burguesía catalana de principios del siglo XX.

También merece una visita la iglesia de Sant Jaume, un templo gótico que preside el núcleo urbano, y sobre todo la ermita de Sant Pau, situada en lo alto de una colina. Desde allí, se pueden disfrutar de unas vistas panorámicas espectaculares del litoral del Maresme.

El legado de Carme Ruscalleda y la gastronomía local

Sant Pol de Mar no sería lo que es sin su fuerte identidad gastronómica. Aquí nació y triunfó la chef Carme Ruscalleda, que convirtió su restaurante Sant Pau en uno de los templos culinarios más premiados de Europa. Aunque cerró sus puertas en 2018, su herencia aún se respira en el pueblo.

Hoy, Sant Pol sigue siendo un destino gourmet gracias a nuevos restaurantes y tabernas que apuestan por la cocina de proximidad, los productos frescos del mar y la tradición catalana. Desde arroces con bogavante frente al mar hasta tapas creativas con vistas al Mediterráneo, la experiencia culinaria es otro de sus grandes reclamos.

El pueblo de Sant Pol de Mar en una imagen de archivo AJUNTAMENT DE SANT POL DE MAR

Accesible, cómodo y perfecto para escapadas exprés

Uno de los grandes puntos a favor de Sant Pol de Mar es su conectividad con Barcelona. Se puede llegar en coche en apenas 35 minutos por la C-32 o en tren (línea R1 de Rodalies) con un trayecto directo de unos 50 minutos desde plaza Catalunya. Lo mejor: el tren bordea la costa, ofreciendo unas vistas privilegiadas durante todo el camino.

Esto convierte al pueblo en una opción ideal para quienes no quieren complicarse con largos desplazamientos, pero sí disfrutar de una experiencia distinta sin alejarse demasiado.

Turismo de proximidad en auge

El auge del turismo local y la búsqueda de planes de “veraneo de toda la vida” han consolidado a Sant Pol como uno de los municipios de moda para el turismo de proximidad. Lejos del turismo masivo, este destino es perfecto para quienes valoran la autenticidad, la tranquilidad y la belleza natural.

Además, es ideal tanto para parejas que buscan un retiro romántico como para familias que quieren un entorno seguro y sin aglomeraciones.

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