Catalunya está llena de pueblos con encanto, pero el más pequeño de todos se esconde en la provincia de Barcelona.
Se trata de Puigdàlber, una diminuta joya del Alt Penedès que, pese a medir tan solo 0,64 kilómetros cuadrados, guarda más historia y atractivos de lo que cabría imaginar.
Puigdàlber en una imagen de arcivo
Un municipio de récord
Con apenas 629 habitantes, Puigdàlber ostenta el título de municipio más pequeño de Catalunya. Su extensión actual se definió en 2001, cuando se anexionó el sector de Mas Moré, procedente del vecino Pla del Penedès. Pero su historia es mucho más antigua: aparece citado por primera vez en documentos de 1108.
Monumentos y patrimonio
Aunque minúsculo, este pueblo está rodeado de viñedos y cuenta con monumentos de alto valor histórico.
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La Casa Gran (Cal Ferran): edificio del siglo XV declarado Bien Cultural de Interés Local. Sus ventanales y columnas medievales son una visita obligada.
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La Casa Josep Parellada: una construcción modernista que se ha convertido en emblema de la localidad.
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La Iglesia Parroquial de Sant Andreu: inaugurada en 1942, sigue siendo el epicentro de la vida religiosa del municipio.
Este es el pueblo más pequeño de Catalunya
Servicios y vida cultural
Lejos de ser un pueblo dormido, Puigdàlber presume de una agenda cultural activa y de servicios que sorprenden por su tamaño: cuenta con auditorio, campo de fútbol, pistas de pádel, gimnasio, estudio de yoga y el espacio sociocultural El Centro.
Cada viernes, además, el bibliobús se instala en la localidad, acercando la lectura a los vecinos. A esto se suman un consultorio médico, escuela infantil, guardería y comercios locales como panadería y carnicería.
Rodeado de viñedos
El entorno no puede ser más privilegiado: Puigdàlber está rodeado de viñedos del Penedès, lo que convierte al vino en protagonista indiscutible de su economía y en un atractivo más para el visitante.
