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Los okupas del antiguo cuartel de la Guardia Civil de Sabadell se enfrentan a un desalojo inminente. Ubicado junto al Hospital Parc Taulí, al norte de la ciudad, el conjunto de edificios de ladrillo ha pasado de ser un símbolo del abandono a convertirse en un refugio para unas cuarenta personas que no tienen otra alternativa habitacional. 

En las fachadas se mezclan grafitis y manchas de humedad, y en las ventanas, antes tapiadas, asoman ahora cortinas improvisadas con sábanas y rostros que observan a los vecinos que pasan y se detienen a mirar el edificio. Dentro, unas cuarenta personas han devuelto vida a lo que la ciudad había olvidado.

Las escaleras de uno de los edificios okupados de la Guardia Cvil en Sabadell GALA ESPÍN Barcelona

Los pasillos de los edificios han pasado de escuchar el silencio del abandono a llenarse de voces. Donde antes solo había polvo, escombros y ventanas rotas, hoy se oyen pasos y conversaciones de un grupo de personas que lo han convertido en su nuevo hogar

Veinticinco años después de su cierre, el complejo conocido como La Caserna ha vuelto a tener vida. Donde durante un cuarto de siglo solo hubo abandono y polvo, hoy viven unas cuarenta personas sin hogar, familias con niños o migrantes llegados desde distintos puntos del continente africano. Llegaron poco a poco, desde hace tres meses, ocupando los antiguos pisos donde antaño residían los agentes y sus familias.

Exterior de la caserna okupada de la Guardia Cvil en Sabadell GALA ESPÍN Barcelona

Un techo

Son unas cuarenta personas que, sin otra alternativa, han decidido ocupar los antiguos pisos del recinto conocido como La Caserna. Llegaron poco a poco, desde hace tres meses y se han ido sumando en los distintos bloques. 

“Solo pedimos un techo”, repiten una y otra vez los okupas, que han hecho de las ruinas un refugio. Moha, de 19 años, es uno de los más jóvenes. Salió de un centro de menores hace pocos meses y desde entonces no ha tenido donde ir. “No tengo ningún sitio. Dormía en la calle. Aquí al menos tengo un colchón y gente que me cuida”, dice.

Uno de los grupos de personas que viven en el cuartel de la Guardia Cvil en Sabadell GALA ESPÍN Barcelona

Según ha podido comprobar Metrópoli, la mayoría se ha asentado en los dos bloques más alejados del antiguo edificio policial. Allí, entre las antiguas paredes de los agentes de la Guardia Civil, han creado algo parecido a una comunidad: se organizan turnos de limpieza, cocina compartida y "espacios seguros" para los niños.

Muchos de ellos dormían hasta hace poco en la calle, en portales o cajeros. “Aquí al menos no nos roban ni nos llueve encima”, dice uno de los okupas. 

Una de las personas que vive en la caserna de la Guardia Civil en Sabadell GALA ESPÍN Barcelona

Tino, uno de los ocupantes y portavoz informal del grupo, recuerda cómo encontraron el espacio. “Aquí no podías entrar. Era todo escombros, jeringuillas y bolsas de basura. Lo limpiamos todo nosotros. Vimos esto cerrado y nos metimos para cubrirnos, para sentirnos seguros”, explica. “En la calle pasamos miedo: te tiran botellas y vienen a robarte. Aquí al menos podemos dormir tranquilos”, añade.

Un desalojo en el horizonte

El Ayuntamiento de Sabadell ha ordenado el desalojo inmediato del recinto. Un informe técnico municipal alerta del riesgo de colapso estructural y de la falta total de habitabilidad: sin agua corriente, sin electricidad, con cubiertas en mal estado y restos de amianto en algunos patios.

La orden fija el 27 de octubre como fecha límite para el desalojo voluntario y prevé tapiar el recinto después para evitar la entrada de nuevas personas. Si los okupas no abandonan los edificios, el consistorio ha alertado que iniciará el proceso judicial.

Tino, uno de los okupas de la caserna de la Guardia Cvil en Sabadell GALA ESPÍN Barcelona

"Las horas contadas"

José se muestra resignado: “Tenemos las horas contadas. Es la única alternativa que tenemos. Solo nos queda esperar". "Nos quedamos en la calle", repite. "Nos dicen que nos vayamos y ya. Pero de aquí no me muevo porque no tengo nada más”, reivindica.

“En la calle es empezar de cero de nuevo. Encima ahora que viene el invierno. La calle es muy dura. Tienes que dormir con un ojo abierto y otro cerrado. No tienes la tranquilidad que tienes aquí”, añade.

Otro de los okupas apunta: “En Sabadell hay muchas casas tapiadas. Podrían ponerlas en alquiler social. No entendemos por qué prefieren tenerlas vacías”. 

Mientras tanto, la Síndica de Greuges de Catalunya ha pedido al Ayuntamiento que suspenda cualquier operativo hasta que haya garantías sociales, y exige una alternativa habitacional para todas las personas afectadas. “Nos dicen que no pueden ofrecer nada”, lamenta José. “La esperanza era mientras estuviera esa familia con menores. Al irse, la esperanza se ha ido con ellos”. 

Interior del cuartel okupado de la Guardia Cvil en Sabadell GALA ESPÍN Barcelona

Garantizar la seguridad

El consistorio insiste en que la prioridad es la seguridad ante el riesgo de derribo. Sin embargo, denuncian los okupas, la imagen no coincide del todo con el diagnóstico, ya que aseguran que los bloques de viviendas donde viven las familias mantienen una estructura firme, "sin grietas visibles".

“Lo que está en ruinas es la parte del cuartel, no nuestras casas”, sostiene José, uno de los ocupantes. “Ahí no vive nadie, y se han basado en eso para decir que es peligroso. Las puertas están soldadas para que no se pueda entrar. Pero aquí, donde estamos nosotros, no hay riesgo”, añade.

Uno de los edificios okupados en el cuartel de la Guardia Civil de Sabadell GALA ESPÍN Barcelona

Convivencia

La vida en La Caserna no está exenta de dificultades. No hay suministros regulares y el agua se transporta con garrafas. En una de las edificaciones vive un grupo de hombres de origen marroquí, los últimos en llegar, y a quienes algunos okupas señalan por haber protagonizado riñas que requirieron presencia policial.

“Hace una semana que se metió el Ayuntamiento a raíz de una pelea de ese edificio”, explica Tino. “Nosotros mismos avisamos a la policía. Ellos llevan aquí 15 o 20 días. Pero el resto llevamos meses y hemos mantenido esto limpio”, añade.

Como han explicado a Metrópoli, el problema ha surgido a raíz de la llegada de este grupo de personas que han okupado uno de los bloques de pisos y que protagonizan peleas entre ellos, no con el resto de personas del recinto, que viven en el resto de edificios. 

La puerta de uno de los pisos del antiguo cuartel de la Guardia Cvil en Sabadell GALA ESPÍN Barcelona

A pesar de los conflictos puntuales, la mayoría describe una convivencia tranquila y cooperativa. “Nos ayudamos entre todos. Lo que tenemos lo compartimos”, dicen.

“Aquí hay gente enferma, con ictus o cáncer. No queremos dinero, solo un techo para levantar cabeza. Si nos dejaran aquí dos o tres años seríamos las personas más felices del mundo", añade Tino. 

El lugar, antes una ruina llena de basura y jeringuillas, luce ahora más limpio. Los pasillos han sido despejados y algunas habitaciones decoradas con flores de papel o banderas. Dentro de la precariedad, el espacio ha cobrado "un sentido de hogar", como defiende uno de los okupas que ha accedido a hablar con Metrópoli.

A la espera

El desalojo voluntario, previsto para los próximos días, mantiene a los residentes en vilo. Muchos no tienen adónde ir. Los servicios sociales han ofrecido plaza en albergue solo a las dos familias con niños pequeños, que han abandonado el edificio este jueves, 23 de octubre.

Zona trasera del cuartel okupado de la Guardia Civil en Sabadell GALA ESPÍN Barcelona

“Nos han ofrecido una alternativa que hemos aceptado para una mejor vida para nuestros hijos”, explica una de las madres.

“Nos vamos a un albergue de Terrassa durante unos días para poder buscar algo. Aquí estábamos más seguros que en la habitación que teníamos en Poble Nou, donde compartíamos con otras familias y los niños se cruzaban con gente que se drogaba cuando iban al lavabo”, añade mientras vacía su piso.  

El resto, sin alternativa, aguarda. “Nos dicen que es por seguridad, pero ¿qué seguridad hay en la calle?”, se pregunta José.

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