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El concurso ‘Bailando con las estrellas’ entra en su recta final y cada semana se complica más para sus participantes. Con la salida de Manu Tenorio, las parejas que permanecen en el programa deben esforzarse al máximo para seguir en pie.

Sin embargo, entre los concursantes hay una figura que brilla con luz propia: Nona Sobo, la actriz que se ha convertido en una de las favoritas del público.

Nona Sobo en imagen de archivo WIKIPEDIA

Conocida por su papel de Irene, la nieta de José Coronado en la serie Entrevías, la joven intérprete ha demostrado que su talento va mucho más allá de la actuación.

En el plató del concurso de Telecinco, Nona se ha revelado como una bailarina con una fuerza y una elegancia que han sorprendido incluso a los miembros del jurado.

De Tailandia a Cataluña: los primeros pasos de una actriz

Aunque hoy goza de popularidad y éxito, la historia de Nona Sobo no comenzó de forma sencilla. La actriz nació en Tailandia, y fue adoptada a los dos años por una familia española.

En una entrevista con la revista ¡Hola!, explicó cómo fue ese proceso: “Mis padres lucharon cuatro o cinco años para poder tener una niña de Tailandia. Vine a España y veía a mi madre, rubia, con los ojos azules, bellísima. Nunca hubo una reunión para decirme que era adoptada, simplemente lo supe siempre”.

Su infancia transcurrió en un entorno lleno de cariño, en el que nunca se sintió diferente. Desde muy pequeña, Nona mostró interés por el arte y la interpretación, un camino que la llevaría a convertirse en una de las promesas más firmes del audiovisual español.

Caldes de Montbui: el pueblo que la vio crecer

Tras llegar a España, la familia de Nona se instaló en Caldes de Montbui, un municipio de unos 18.000 habitantes situado a apenas 45 minutos de Barcelona.

Allí pasó su niñez y adolescencia, antes de mudarse para perseguir su sueño de ser actriz. Aunque su carrera la llevó a la capital y a los rodajes, la actriz siempre ha hablado con cariño de su pueblo natal catalán.

Caldes de Montbui Shutterstock

Caldes de Montbui, conocido en castellano como Caldas de Montbuy, pertenece a la comarca del Vallès Oriental y es famoso por sus fuentes termales, un legado que se remonta a la época romana.

Muchos consideran que el pueblo “nació del agua”, ya que su identidad gira en torno a los manantiales de aguas calientes que aún brotan en su casco histórico.

La fuente del león y las termas romanas

En el corazón del municipio se encuentra uno de sus emblemas más conocidos: la Font del Lleó, una fuente de piedra coronada por la figura de un león que escupe agua a 64 grados centígrados.

Vista panorámica de Caldes de Montbui WIKIMEDIA COMMONS

Este punto, frente a la plaza principal, atrae a turistas de toda Cataluña y conserva a su alrededor los restos de antiguas termas romanas, donde los ciudadanos del Imperio se bañaban hace siglos.

A pocos metros, el Museu Thermalia completa el conjunto monumental que da fama a Caldes de Montbui. El museo muestra la historia termal y artística de la villa, ofreciendo a sus visitantes una mirada profunda al patrimonio cultural que la define.

Es probable que la propia Nona, durante su infancia, recorriera esas mismas calles que hoy reciben a cientos de turistas cada fin de semana.

Un casco antiguo lleno de historia

El casco antiguo de Caldes conserva el encanto medieval que caracteriza a muchos pueblos catalanes. Sus calles empedradas y estrechas, flanqueadas por casas de piedra, conducen hasta la iglesia de Santa María, una joya arquitectónica con una fachada barroca y un campanario visible desde cualquier punto del municipio.

A su alrededor se levanta el puente románico que cruza la riera, uno de los rincones más fotografiados del pueblo. Al caer la tarde, cuando la luz dorada se refleja sobre las piedras y el agua, el lugar se convierte en una postal perfecta.

Caldes de Montbui en imagen de archivo Ayuntamiento de Caldes de Montbui

Es fácil imaginar a Nona paseando por esas calles durante su infancia, antes de convertirse en la actriz que hoy emociona al público desde la pista de baile televisiva.

Tradición, cultura y gastronomía

Más allá de su patrimonio histórico, Caldes de Montbui también es conocido por su rica gastronomía. Los productos de la huerta, la miel artesanal, los embutidos, los panes rústicos y los vinos del Vallès forman parte de la identidad local.

En los mercados y restaurantes se puede degustar una cocina sencilla pero llena de sabor, elaborada con ingredientes de proximidad.

Los visitantes describen el aroma del pueblo como una mezcla de horno recién encendido y tierra húmeda, una combinación que aporta calidez y familiaridad. Este ambiente acogedor es, sin duda, uno de los motivos por los que Nona Sobo guarda tanto cariño a su lugar de crianza.

Un calendario lleno de celebraciones

Caldes de Montbui no solo vive de su pasado romano, sino también de una agenda cultural muy activa. En enero se celebra la Fira de l’Escudella, un evento gastronómico tradicional, y en octubre tiene lugar la Festa Major, una cita imprescindible para los vecinos.

A lo largo del año, ferias de artesanía, mercados y actividades vinculadas a las termas llenan las calles de vida.

Imagen de archivo de Caldes de Montbui Ayuntamiento de Caldes de Montbui

Quienes visitan el municipio también pueden disfrutar de rutas de senderismo por la sierra de El Farell, con vistas espectaculares, o perderse por el casco antiguo, lleno de pequeños comercios donde adquirir productos locales.

Todo ello convierte a Caldes en un destino perfecto para una escapada rural o unos días de descanso.

De los escenarios naturales a los platós de televisión

Desde aquel pequeño pueblo catalán, Nona Sobo dio el salto a la televisión. Su papel en Entrevías la colocó en el mapa de la ficción nacional, pero ha sido su participación en Bailando con las estrellas lo que ha revelado una faceta desconocida: su disciplina, energía y sensibilidad artística sobre la pista.

Con cada gala, la actriz demuestra que no solo domina el lenguaje de la interpretación, sino también el del movimiento. Sus coreografías se han ganado los elogios del jurado y la simpatía del público, consolidándola como una de las concursantes más queridas.

Un futuro prometedor

A sus 24 años, Nona Sobo representa el ejemplo de una nueva generación de artistas que combinan talento, esfuerzo y naturalidad. Su historia, marcada por la adopción y la integración en Cataluña, refleja una trayectoria de superación que inspira a muchos jóvenes.

De las aguas termales de Caldes de Montbui a los focos de la televisión nacional, Nona ha recorrido un camino que une raíces, cultura y arte.

Hoy, su nombre resuena con fuerza en la industria audiovisual española y su presencia en Bailando con las estrellas confirma que está preparada para seguir deslumbrando, ya sea frente a una cámara o sobre un escenario.

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