Perseguir tu sueño y dedicarte profesionalmente a ello no es una tarea sencilla, y más, cuando "no perteneces a los estándares delimitados por la sociedad".
Así lo explica a Metrópoli Alexandra, una chica colombiana de 29 años que siente una ferviente pasión por la electricidad y cree que es un "oficio masculinizado".
Para poder dedicarse a lo que considera su "sueño", cada día se desplaza hasta el Centro de Formación Marie Curie de la empresa Grameimpuls, ubicado en el antiguo Hospital del Espíritu Santo, en Santa Coloma de Gramenet.
Allí, se forma como auxiliar de montaje eléctrico y telecomunicaciones para seguir con un legado familiar que cruza el charco.
"Vengo de una familia de electricistas en Colombia, siempre me ha gustado el oficio y quiero seguir su legado", expresa en conversación con este medio.
"Me da miedo el mercado laboral"
La presencia de las mujeres en algunos puestos de trabajo relacionados con el sector de la construcción y la industria es muy escaso. "En este curso que es básico solo hay dos chicas incluyéndome a mí, y en el avanzado solo hay una más", relata Alexandra.
"Me da miedo el mercado laboral, a menudo en mi entorno me recuerdan que no existen mujeres electricistas", denuncia.
Remando a contracorriente, Alexandra no se da por vencida, y cree que hombres y mujeres tienen "las mismas capacidades", aunque prevé un futuro algo desesperanzador. "Creo que voy a tener menos opciones", explica.
Alexandra, futura electricista, en el Centro de Formación Marie Curie (Grameimpuls)
Complicado, pero no imposible
La tenacidad de Alexandra la lleva a querer hacerse un hueco en el oficio de electricista. Además, considera que su esfuerzo puede servir de precedente para que otras chicas puedan seguir su camino.
"Me parecería bien que más mujeres jóvenes como yo quieran estudiar esto, yo si pudiera les ayudaría en todo, aportaría mis conocimientos para apoyar a todas", afirma.
"La electricidad es un mundo complicado para nosotras, pero no imposible", recalca. En este sentido, y pese a todos los obstáculos, esta futura auxiliar de montaje eléctrico tiene muy claro que le gustaría fundar su propio negocio.
"Quiero ser autónoma, aunque me digan eso en una mujer no tiene salidas", manifiesta. "Me niego a que me pongan en una empresa a hacer tareas menores porque no me toman en serio", remata.
Alexandra, futura electricista, en el Centro de Formación Marie Curie (Grameimpuls)
"Hay falta de conocimiento"
Con la llegada de la Inteligencia Artificial, en el último año se están poniendo en valor los "oficios tradicionales" de toda la vida. Por ello, cada vez son más los que se forman en estas áreas, augurando un futuro rentable.
"Esto lo hago por pasión, me encanta la electricidad, y solo unos cuatro alumnos de 15 que somos podemos decir que nos dedicamos a esto porque queremos", comenta.
Además, defiende a capa y espada este trabajo como otro cualquiera. "Siento que la gente habla como si fuera de menor categoría, pero eso lo comete la falta de conocimiento sobre las tareas que desempeñamos", decreta.
Ajena a lo que puedan hablar las "malas lenguas", ella tiene claro que ser electricista vaticina un futuro "rentable". "Es un campo en el que se necesita mucha gente, hay bastante demanda", argumenta.
Taller del Centro de formación Marie Curie (Grameimpuls)
Formación teórica y práctica
Por el momento, Alexandra sigue formándose en el campo que más le apasiona, con una formación de ocho horas diarias en las que se combina teoría y práctica. "Hacemos cableados, instalación de enchufes y sensores de movimiento o localizar pérdidas en una casa, por ejemplo", cuenta.
En dos semanas ya comenzará su andadura laboral en una empresa, mediante unas prácticas que el curso subvencionado de la empresa Grameimpuls ofrece, pero ahí no está su meta. "Haré el próximo curso, que es más avanzado, para poder especializarme más a fondo", relata.
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