En los búnkers del Carmel se reproducen las escenas más inverosímiles. Algunos turistas llaman al timbre de los vecinos a altas horas de la madrugada para pedir preservativos. Otros –con mucho más descaro– piden permiso para pasar al baño a hacer pis u otras cosas. Luego, cuando surte el efecto del alcohol (y el de otras drogas) empieza el caos. En un arrebato de euforia, los más incívicos tiran al suelo motos aparcadas en la zona. Y, a la luz del día, la imagen de dejadez (con vómitos, plásticos y los últimos vestigios del botellón) es siempre la misma. Semana tras semana.
Así lo explica Daniel Rosa, vocal de la junta de la asociación de vecinos del Carmel y coordinador de la zona de Tres Turons. “Hasta aquí hemos llegado”, resopla indignado en una conversación con Metrópoli Abierta. Según han detectado los vecinos, el Mobile World Congress (MWC) marca un antes y un después en la temporada de masificación en las baterías del Carmel. “Cada fin de semana se congregan por la noche entre 2.000 y 3.000 personas”, comenta.
MOVILIZACIONES VECINALES
Hartos de la situación que llevan “aguantando desde hace cuatro años”, decidirán este viernes en una asamblea cuál será el próximo paso en su lucha. “Si sale mayoría cortaremos las calles y nos movilizaremos”, detalla. “Así... hasta que el Ayuntamiento haga algo”, insiste. Según ellos, las medidas de seguridad que ha tomado el consistorio de Ada Colau son “insuficientes”. “Los propios agentes de policía nos dicen que hasta que no la liemos no se hará nada”, explica.
En lugar de pasar la pelota a la Generalitat y escudarse en “la falta de efectivos policiales”, consideran que el Gobierno de Barcelona debería poner más seguridad. “Solo hay dos coches patrullando en todo el distrito de Horta-Guinardó”, desvela. “Estamos desprotegidos”, añade recordando la sonada agresión en las baterías antiaéreas del Turó de la Rovira hace unos meses.
EL TRÁFICO COLAPSADO
Más allá de la suciedad y el barullo, denuncian el abarrotamiento de vehículos que se saltan las señales y acceden a la zona para llevar a los turistas. Autobuses, taxis, coches de particulares, motos. “Se forman unos tapones inmensos por la noche”, especifica. Sobre todo en la calle de la Gran Vista. Entonces, para ellos, las soluciones pasarían por poner pilones para los vehículos y cerrar las baterías por la noche para que no se monten estas juergas.
Los vecinos consideran que “hay mucho oscurantismo” e intereses para “echar a los vecinos” con el denominado plan de los Tres Turons. Desde hace décadas se estudia la conversión del parque en un gran pulmón de Barcelona.
PRESIÓN EN LOS TRES TURONS
De hecho, el actual consistorio apuesta por el proyecto, aunque para ello necesitaría reubicar a las más de 100 familias cuyas viviendas están afectadas y tienen que derribarse. Por eso es un tema delicado. En 2010 se firmó en el plan general metropolitano, aunque todavía no se ha puesto en marcha.
Con el gobierno de Xavier Trias se decidió que las edificaciones que había se podrían conservar y que eso era compatible con preservar los turons como zona verde. Sin embargo, por ahora, el proyecto está estancado... a diferencia de la paciencia de los vecinos que ya se ha desbordado.