La visita de Ada Colau ha levantado ampollas entre algunos vecinos del Carmel. Este jueves, la alcaldesa ha estado en el barrio del distrito de Horta-Guinardó tanteando la zona. Por un lado, ha comido un menú del día en el mítico restaurante La Tasca, con más de 30 años de experiencia y a día de hoy es ya todo un referente.
Luego ha pasado por el espacio cultural Carmel a la Vista, que tiene como prioridad promocionar las actividades culturales y artísticas de la gente ligada al barrio y en su primer año de vida ha sabido cautivar a los lugareños.
LA OTRA CARA DEL BARRIO
No obstante, para algunos vecinos es "una ofensa" que la alcaldesa solo se fije en la cara “bonita” del barrio. “Estamos cabreados”, cuenta Daniel Rosa, vocal de la junta de la asociación de vecinos del Carmel y coordinador de la zona de Tres Turons, a Metrópoli Abierta. “Lo ha hecho a escondidas”, dice indignado. “Está haciendo campaña”, se quejan otros usuarios en las redes sociales.
El consejero técnico de Barcelona en Comú en este distrito, Pau González, ha tratado de calmar a los vecinos. Según la versión municipal, consistía solo en una “visita cultural”. Además, con su presencia han aprovechado para estrechar vínculos con comerciantes, anticipándose –por si acaso– a la transformación de Tres Turons que supondrá la expropiación de pisos en los que viven 295 vecinos.
BOTELLÓN EN LOS BÚNKERS
Pero a algunos no les basta con esas cuatro explicaciones. Hartos de que el Carmel se asemeje cada vez más a la Barceloneta, a los vecinos les gustaría que Colau subiera a la zona una noche “y así viera el marcobotellón en los búnkers que se forma cada fin de semana”. Ha pasado cerca en un autobús. Pero no ha entrado al parque. “Podríamos haberle enseñado los palos de la luz que están en medio de la acera”, lamenta.
Turistas congregados en los búnkers del Carmel / P. B.
Más allá de la suciedad y el barullo, denuncian el abarrotamiento de vehículos que se saltan las señales y acceden a la zona para llevar a los turistas. Autobuses, taxis, coches de particulares, motos. “Se forman unos tapones inmensos por la noche”, especifica. Sobre todo en la calle de la Gran Vista, donde se ubica el centro cultural que ha visitado Colau.
Según los vecinos, las soluciones pasarían por poner pilones para los vehículos y cerrar las baterías por la noche para que no se monten más juergas. Sin embargo, el consistorio prefiere obviar ese tema espinoso.