Desalojados los okupas del Guinardó tras la denuncia de Metrópoli
En menos de dos semanas, "okuparon" dos bajos de un inmueble y sembraron el pánico entre los propietarios
2 octubre, 2020 18:33Noticias relacionadas
Los Mossos d'Esquadra han desalojado este viernes uno de los dos bajos okupados en los números 175 y 177 de la avenida de la Mare de Déu de Montserrat, en el barrio del Guinardó.
Esta acción policial se ha producido tras una denuncia de Metrópoli Abierta, que el pasado 19 de agosto elaboró un reportaje explicando que estos dos pisos fueron ocupados en menos de dos semanas a principios del octavo mes del año.
UNA OKUPACIÓN VIOLENTA
Un vecino de la finca afectada explicó en su momento que días antes de la primera okupación detectaron como un grupo de personas vigilaba la entrada y salida del edificio desde una de las terrazas de la calle.
"Entre el 1 y el 2 de agosto se produjo la primera okupación y la semana pasada okuparon el bajo colindante", aseguraba el vecino. “A las tantas de la noche se empezaron a escuchar golpes. Los okupas reventaron la puerta con mazos, a lo bestia”, relataba en agosto a este medio.
PISOS DE UNA ENTIDAD BANCARIA
"Los pisos son del banco, por lo que están protegidos con alarmas. Saltó una y los vecinos, preocupados, salieron de sus casas para ver qué estaba sucediendo, entonces los okupas se marcharon corriendo. A la mañana siguiente se metieron dentro varias personas, y ahí siguen", explicaba el mismo residente.
Los okupas lograron instalarse en los hogares: "algunos vecinos nos han asegurado que les han cortado el agua. La madrugada pasada había una pequeña inundación por lo que ya estarían intentando hacer empalmes para vivir", confirmó el arrendatario.
CON INTIMIDACIÓN
Según señalaron los vecinos, los okupas actuaban de forma intimidatoria con los habitantes del inmueble. El edificio está habitado por muchas personas mayores que fueron amedrentadas por los delincuentes. "Piden las llaves de la portería a los vecinos para hacer copias y si no se las dan se rebotan", explicaban inquietos.
La rapidez con la que actúan los inquilinos ilegales ha propiciado un clima de inseguridad y preocupación general entre de este edificio del Guinardó en los últimos dos meses. Algunos especulaban con que pudiese tratarse de una mafia y temían que el bloque acabase convirtiéndose en una casa okupa, como muchos otros de la capital catalana.