Los búnkeres del Carmel o las baterías antiaéreas del Turó de la Rovira se ha convertido los últimos años en un punto habitual de botellón, especialmente durante el verano. Ni la pandemia ha puesto fin a la práctica. Este sábado, 7 de febrero, decenas de jóvenes han subido hasta esta popular zona del parque del Guinardó para echarse una fiesta.
Las imágenes que acompañan esta información han sido tomadas por Metrópoli Abierta poco antes de las 19.00 horas. Tranquilamente, en los búnkeres del Carmel había este sábado por la tarde un centenar largo de personas en grupos que, en la mayoría de casos, superaban las seis personas. La mascarilla, en muchas ocasiones, y las distancias de seguridad también brillaban por su ausencia.
CUBATAS A 4,50 EUROS
Según ha podido comprobar este medio, los lateros también han hecho acto de presencia. Desde hace ya tiempo que no solo venden cerveza sino que ofrecen cubatas a 4,50 euros sin las mínimas garantías sanitarias.
El pasado marzo, con el estado de alarma ya en vigor, decenas de jóvenes llenaron las baterías antiaéreas en una fiesta sin mascarillas ni medidas de seguridad. Las aglomeraciones continuaron, de forma intermitente, varios meses. A finales de julio, el Ayuntamiento prohibió el acceso a la zona por las noches -desde las 20.00 horas- para evitar masificaciones y concentraciones de gente. La medida no ha tenido demasiado efecto.
PROBLEMAS DE CONVIVENCIA
Los problemas de convivencia y los actos vandálicos, con ruidos y peleas, son habituales en la zona. Los vecinos lo han denunciado en infinidad de ocasiones. Incluso se han producido robos y asaltos, lo que llevó al consistorio a anunciar que pondría más vigilancia de Guardia Urbana.
Hace ya tiempo que los residentes reclaman que los búnkeres se cierren por la noche. A mediados de diciembre, Metrópoli Abierta avanzó en exclusiva que el Ayuntamiento cerrará durante las noches las baterías antiaéreas con una valla de dos metros para poner fin a estas fiestas. El coste de la instalación será de 671.565,94 euros, IVA incluido.
Fuentes municipales indicaron en diciembre que el objetivo es cerrar el entorno de las baterías "para controlar la gran afluencia de visitantes, especialmente durante la noche, que provocan desperfectos en los restos arqueológicos y molestan a los vecinos en su descanso".