Adiós a una casa modernista: la zona alta de Barcelona gana una residencia para mayores pese a la oposición vecinal

Adiós a una casa modernista: la zona alta de Barcelona gana una residencia para mayores pese a la oposición vecinal Salvem La Selva

Horta - Guinardó

Adiós a una casa modernista: la zona alta de Barcelona gana una residencia para mayores pese a la oposición vecinal

El Ayuntamiento da luz verde a la construcción de un centro geriátrico privado en ‘La Selva’, un espacio verde de Horta-Guinardó

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Barcelona contará con una nueva residencia privada para personas mayores en el distrito de Horta-Guinardó. La Comisión de Ecología y Urbanismo del Ayuntamiento ha aprobado este martes, 21 de octubre, el proyecto, que se ubicará en la zona conocida por los vecinos como La Selva, un área verde situada en la calle Camil Oliveres.

La iniciativa, impulsada por un promotor privado, ha salido adelante con los votos favorables del PSC, Junts, PP y Vox, mientras que Barcelona en Comú y ERC han votado en contra.

Un terreno privado

El terreno, actualmente de titularidad privada pero de uso abierto al público, se transformará en un equipamiento geriátrico con plazas residenciales y espacios asistenciales.

Para mantener parte de su función como área de acceso vecinal, el acuerdo incluye la cesión de una franja del terreno a la ciudad, lo que permitirá conservar parcialmente su carácter de espacio verde.

La plataforma vecinal Salvem La Selva, presente en la comisión municipal, ha advertido que la obra supondrá la pérdida definitiva de uno de los últimos pulmones verdes del entorno y del patrimonio del barrio. 

Entrada a la finca de La Selva, en Horta-Guinardó de Barcelona

Entrada a la finca de La Selva, en Horta-Guinardó de Barcelona Salvem La Selva

El proyecto deberá superar todavía el trámite del pleno municipal antes de obtener la licencia definitiva, aunque el visto bueno en comisión allana el camino para su aprobación final. 

Una casa modernista

La finca de la Selva destaca por su singularidad dentro del tejido urbano de Horta-Guinardó. Se trata de uno de los pocos ejemplos que quedan en Barcelona de las antiguas propiedades de veraneo que, a comienzos del siglo XX, combinaban arquitectura modernista con amplios jardines y zonas boscosas.

Su casa principal, conocida como la Caseta Blanca, conserva elementos ornamentales característicos de la época y se integra en un entorno natural que funciona como pulmón verde en medio del barrio. Esta mezcla de patrimonio arquitectónico y paisaje forestal la convierte en un espacio de alto valor histórico, ambiental y social.

Por ese motivo, las entidades vecinales reclaman que la finca sea preservada como bien patrimonial y transformada en un espacio público al servicio del barrio. Proponen que la casa se rehabilite como equipamiento comunitario o cultural y que los jardines se conviertan en un parque abierto, de manera similar a otros casos de recuperación de fincas históricas en la ciudad.