Daniel Illescas: "No solo hacemos publicidad, podemos mejorar el mundo"
El influencer acaba de estrenar su primer libro 'Be part of it', que trata sobre su experiencia como voluntario en un orfanato de África
14 septiembre, 2019 00:00Noticias relacionadas
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Daniel Illescas es uno de los influencers con más proyección a nivel internacional. Triunfa en el mundo de las redes sociales y del modelaje, pero su corazón y su inquietud le hicieron aventurarse en un viaje que lo cambió para siempre. A sus 26 años ha conseguido mejorar la vida de los niños que viven en un orfanato de África y concienciar a sus 840.000 seguidores en Instagram de una realidad que no todo el mundo conoce: la pobreza. BMagazine habla con él sobre su experiencia, el poder de las redes sociales y su situación sentimental actual.
¿Por qué empezaste a ser voluntario en la Asociación Índigo?
La Asociación Índigo la creó una amiga que estudiaba conmigo. Lo que me hizo ir a conocer su proyecto fue algo emocional. Al fin y al cabo los influencers estamos viajando todo el día, vivimos una realidad en la que todo es muy guay, por eso tenía ganas de hacer algún viaje que fuera más gratificante. Quise vivir otra realidad, ver cómo vive la gente que tiene pocas cosas.
Algo que también me motivó a ir fueron las ganas de conocer una parte de África, concretamente Kenia, el Lago Victoria. Soy un amante de los viajes, me gusta ver mundo y finalmente me enamoré del lugar y del proyecto. Es una asociación pequeñita, familiar, y poco a poco he ido viviendo una etapa preciosa de mi vida, me gustó tanto que finalmente acabé yendo cuatro veces en un solo año.
Tras el primer voluntariado iniciaste una gran campaña ¿Qué cambió en tu cabeza para implicarte tanto?
Como comento en el libro, una de las cosas que me hicieron darme cuenta de la realidad fue la despedida del primer viaje. Los niños se pusieron a llorar y yo les dije que no estuvieran tristes, porque tenía la intención de volver cuanto antes. Ellos me sorprendieron diciendo que la gente iba a ayudarles, pero que nunca volvía. Por eso decidí que yo no quería ser un voluntario normal, quería formar parte de la familia y aportar todo lo que pudiera. No soy ni enfermero, ni nutricionista, pero podía utilizar las redes sociales para dar a conocer la asociación y para que más gente como yo fuese a ayudar o colaborase.
En el prólogo de tu libro Be part of it, Sandra Borràs, Fundadora y Directora Internacional de la Asociación Índigo, habla de “tus miedos a ser malinterpretado” durante tu voluntariado. ¿Por qué creías que podía llegar a ser así?
Cuando hablamos de un tercer mundo, de las asociaciones, a veces está un poco mal visto, ya que la gente nunca sabe dónde va tu dinero. También ocurre cuando te haces fotos con niños, nunca sabes por dónde te va a salir la gente, puedes recibir muchas críticas.
Ese miedo era el que tenía yo. Temía ser criticado por publicar una realidad y que la gente no se la creyera. Por eso una de las herramientas que me ayudaron a tener credibilidad en mi labor fue Youtube. Durante mi estancia hacía dos vídeos cada semana, para que la gente viera que realmente cada vez que voy a Mfangano estoy allí porque quiero ayudar, y porque realmente me ilusiona y quiero vivir esta experiencia.
La primera vez me fui con la intención de no publicar nada, hasta que me di cuenta de que tengo un poder que es el de influenciar a las personas. Me he llegado a dar cuenta de que soy influencer gracias a esta asociación.
¿Crees que la gente cambiará la percepción sobre ti al leer el libro?
Creo que no. Desde un primer momento lo he dejado todo muy claro, creo que la gente me ve como soy. Lo he hecho muy bien, me siento orgulloso de la manera en la que he hecho las cosas, porque al final la gente ha aportado muchísimo, hemos conseguido los objetivos y la asociación ha crecido muchísimo. Creo que la gente tiene una buena imagen de mí porque cuando se hacen las cosas con el corazón y con ganas todo sale bien.
Por eso considero que la gente que lea el libro va a ver que la historia es preciosa y que yo soy tal como me muestro. Creo que cuando la gente lo lea se va a implicar mucho más que no solo viendo mis historias o mis publicaciones en Instagram.
¿Haber escrito este libro implica un punto y aparte?
No, para nada. Este capítulo nunca se va a cerrar. Es una historia de un año de trabajo que ha dado para muchísimo, hasta para escribir un libro. Si a mí me propusieran escribir un libro sobre mi vida no podría, pero con un año en el orfanato puedo hacerlo.
Me ha servido para darme cuenta de que no hay más satisfacción en la vida que hacer algo en lo que puedas aportar tanto. Especialmente si es para unos niños que lo necesitan, y para que puedan tener una vida mejor.
¿Cómo recomendarías Be part of it a alguien que no sepa de qué va?
Es un libro en el que puedes aprender mucho sobre cómo aportar un granito de arena al mundo. Enseña que si todos sumamos podemos hacer grandes cosas, y también a ver la realidad de una persona, que soy yo, que vengo de una familia humilde, de pueblo, y que he podido evolucionar gracias a ser yo mismo.
¿Cómo vas a continuar tu labor en la Asociación Índigo?
Aunque se haya cerrado una etapa en la que hemos conseguido algo muy bonito, hay tantas cosas que hacer allí que por mucho que pase el tiempo siempre habrá aspectos en los que poder seguir aportando. Hay que hacer una nueva escuela. A medida que pasa el tiempo hay más niños en el orfanato, y como consecuencia más trabajo. Este proyecto es muy a largo plazo, creo que ni yo no lo podré contar, la situación en Mfangano es muy complicada y siempre hay cosas que hacer.
Aparte de ayudar desde fuera, ¿deberíamos intentar erradicar los problemas desde dentro del país?
Sí, lo que pasa es que es una decisión que no depende de nosotros. Se trata de una situación en la que, por mucho que queramos, es muy complicada y es cosa de otras personas. Todo lo que podamos aportar es bueno para sumar, lo otro creo que no está en nuestras manos.
¿Crees que es un deber para los influencers concienciar sobre estos problemas? Tenéis los medios y una gran proyección para hacerlo y conseguir un buen resultado.
No creo que tenga que ser un deber. Es lo que siempre digo, no voy a obligar a nadie a ir, pero sí que es una manera de ver que tenemos un poder que no solo sirve para hacer publicidad de marcas, sino también para poder aportar nuestro granito de arena para que el mundo vaya un poco mejor.
¿Qué significado tiene la palabra influencer para ti?
Es una palabra que realmente no me gusta. Al final se nos ha clasificado de esta manera y he tenido que aceptar que lo soy. Aunque es un término que, en el fondo, agradezco mucho que se haya dado en mi vida, nunca jamás habría pensado que lo sería.
Para mí el significado es poder enseñar tu vida a mucha gente que, realmente, no conoces. Detrás de una red social hay millones de personas y muchas veces no somos conscientes. Al final es muy gratificante saber que he podido enseñar algo bonito y positivo.
¿Crees que hay buenos y malos profesionales en las redes sociales?
Yo creo que no hay buenos ni malos, sino que todos somos diferentes. Cada uno maneja las redes sociales a su gusto, no significa que uno sea malo porque haga ciertas cosas. Al final todos tenemos nuestro estilo y una manera de enseñar las cosas a nuestros seguidores.
¿Te molesta que se cuestione tu trabajo como voluntario por el simple hecho de ser influencer?
En este mundo siempre van habrá críticas. Estamos expuestos a la gente, igual que expones tu vida te expones a que también te critiquen. Yo siempre digo que de las críticas se aprende mucho. Intento quedarme con lo bueno, que es lo que he hecho, y con lo gratificante que ha sido este proyecto para mí.
¿Cómo estás en el ámbito sentimental, ahora mismo acaparas muchos titulares?
Puede que se esté hablando de mí, pero hay que darle importancia a este libro, que es lo relevante. Los protagonistas de todo son los niños, y me quedo con que están siendo unos días maravillosos para disfrutar y para mostrar a todos mis seguidores lo bonito que ha sido este proyecto.