La actitud de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, levanta suspicacias. El pasado lunes, Colau aparecía con una declaración institucional en la que se ofrecía como mediadora en el conflicto catalán, pidiendo al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que aparcase la proclamación de la independencia y al presidente español, Mariano Rajoy, que renunciase la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que retirase los efectivos policiales de Cataluña y que liberase del control económico a las instituciones catalanas.
Fue un discurso escueto que sólo consensuó con el líder socialista en el consistorio, Jaume Collboni. Ninguno de los demás dirigentes políticos del Ayuntamiento barcelonés sabía que la alcaldesa preparaba el discurso. Y, mucho menos, que iba a ir en la dirección en que fue: una oferta de mediación en toda regla, donde el protagonismo de Colau eclipsaba casi todo lo demás.
CRITICAS SOBERANISTAS
El líder del PDeCAT, Xavier Trias, fue uno de los más críticos, especialmente porque su partido, juntamente con ERC y la CUP, aprobó en el pleno del Ayuntamiento del viernes pasado un acuerdo en el que se agradece a la organización del referéndum sus esfuerzos, pedía dimisiones de los responsables políticos del despliegue policial del 1 de octubre y exigía la “retirada inmediata de todos los cuerpos policiales y represivos que el Estado español mantiene en Cataluña”.
Trias también rechazaba la “escalada progresiva del Estado contra el pueblo catalán, los ayuntamientos democráticos y el Govern de la Generalitat”, instaba al gobierno español a “respetar el mandato democrático que emana del referéndum y reiteraba “el apoyo absoluto del Ayuntamiento de Barcelona a las instituciones catalanas y a todas las personas detenidas para dar cumplimiento al mandato del pueblo de Cataluña, recogido por el Parlamento y expresado en el referéndum para la autodeterminación”.
La petición de Colau, pues, se contradice con ese acuerdo del pleno, en el que Barcelona en Comú (BeC), la plataforma de la alcaldesa, se abstuvo, mientras que los demás grupos (PSC, Ciudadanos y PP) votaron en contra. “Estamos ante un nuevo menosprecio de la alcaldes. Menosprecio en las formas, ya que hace una declaración institucional sin hablar con el resto de grupos políticos, y eso que el viernes le pedí un encuentro; y menosprecio en el contenido, ya que no respeta el contenido del acuerdo que por mayoría aprobó el pleno sobre esta cuestión”, dijo Trias. El líder del PDeCAT fue muy duro también al enfatizar que “no respetar los acuerdos que se aprueban por mayoría no puede ser la actitud de un político responsable ni es lo que se espera de la alcaldesa de la capital de Cataluña”.
Desde las filas de ERC se señala a Metrópoli Abierta que “una declaración institucional necesita el aval de los dos tercios de los concejales”. Lo que hizo Colau fue una rueda de prensa sin preguntas, pero estaba feo llamarla así y por eso la llamaron declaración institucional, pero en realidad fue una declaración pura y simple”, añaden en el partido republicano. La formación independentista es particularmente dura con la alcaldesa, de quien dice que “confunde la institución con su partido y con su persona” y que “siempre quiere salir ganando personalmente”.
EL PACTO CON COLLBONI
Fuentes cercanas a Colau señalan a este medio que la declaración de la alcaldesa “es de ella, no del pleno”. “De la misma manera que el presidente de la Generalitat puede emitir una declaración personal, lo mismo puede hacer ella. Además, dada la gravedad del momento, es totalmente pertinente que no se calle sobre este asunto, sino que tome partido públicamente y que aporte su grano de arena para buscar una solución al conflicto”, añaden.
Collboni, en cambio, sí estaba al corriente de lo que iba a decir la alcaldesa. Ambos incluso comentaron algunos de los extremos del discurso, según ha podido conocer este diario. Uno de los guiños de Colau fue apelar al PSOE para pedirle abrir vías de diálogo. En ese punto, una de las concesiones a los socialistas fue no citar la moción de censura puesta sobre la mesa por el líder de Podemos, Pablo Iglesias para no meter presión a Pedro Sánchez.
También el líder del PP en el consistorio, Alberto Fernández Díaz, es crítico con Colau. “La alcaldesa había pactado con Puigdemont que abriesen los colegios y el papel invisible de la Guardia Urbana durante la jornada del referéndum. También se hizo la foto recibiendo a los alcaldes desobedientes con las leyes y se presentó como una activista en la huelga general del 3 de octubre. Por tanto, está implicada en el asunto. Y si quiere ser puente, debe dejar de situarse en la orilla del independentismo”, señala Fernández Díaz.
La líder de Ciudadanos, Carina Mejías, arremetió contra la alcaldesa por poner al mismo nivel “a quienes incumplen con la ley [Puigdemont] y a quienes la respetan [Rajoy]”. Igual que el dirigente popular, Mejías acusa a Colau de no ser neutral porque “ha participado en todas las movilizaciones organizadas por los independentistas”.
LA POLÉMICA CON ZARAGOZA
El enfado de la oposición se hace extensible a otro episodio vivido recientemente: el Ayuntamiento de Zaragoza concedió la medalla de oro de la ciudad a los consistorios de Barcelona y de Cambrils por los atentados terroristas sufridos el pasado mes de agosto. La capital aragonesa envió sendas invitaciones a los alcaldes pero las hacía extensible a los líderes de los grupos municipales. Colau se guardó para sí el protagonismo y no trasladó la convocatoria al resto de grupos.
“Yo me enteré porque me lo dijeron los compañeros del grupo municipal popular de Zaragoza -explica Alberto Fernández Díaz-. Enseguida me puse en contacto con la alcaldía para saber si era verdad y me dijeron que sí, pero no me dieron ninguna razón para que no se comunicara”. Carina Mejías también se enteró por sus compañeros aragoneses, por lo que sacó los billetes por su cuenta para ir al acto. “En realidad, se nos dijo que existía esa invitación el jueves por la tarde, cuando el acto era el sábado. Y Carina preguntó en el pleno del viernes porqué esa ocultación, si el acto de Zaragoza era al día siguiente, a lo que Colau adujo que no podía contestar a esa pregunta porque no estaba en el orden del día”, explican fuentes de Ciudadanos a este diario.
Al margen, la invitación a Colau produjo una fuerte polémica en la ciudad aragonesa, hasta el punto de que alegó problemas de agenda para no salir al balcón del Ayuntamiento de Zaragoza el pasado sábado para agradecer la distinción. Y es que le esperaba una sonora pitada de la población de la ciudad.
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