"Trias es el socio en la sombra de Colau", dice el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández. La afirmación, una ironía en mayúsculas, no tiene desperdicio. Fernández la sustenta en el hecho que el exalcalde convergente ha facilitado con su abstención que el gobierno de Barcelona en Comú haya podido sortear el primer escollo para aprobar los presupuestos del 2018, esta semana en comisión. "Trias ha traicionado a sus votantes. Se presentó como alternativa a Colau y ahora permite que apruebe sus presupuestos", denuncia.
El edil popular también culpa a Trias de no haber podido celebrar un pleno extraordinario para que la alcaldesa diera cuenta de la ruptura con el PSC y del nuevo organigrama municipal. "Se han convocados varios plenos extraordinarios sobre el proceso independentista con un día de antelación, pero éste no ha sido posible".
Fuentes populares han informado que la propuesta de hacer un pleno extraordinario sobre el divorcio de Colau y Collboni se llevó a la Junta de Portavoces del Ayuntamiento, pero que el voto, entre otros, del PDeCAT impidió que pudiera aprobarse.
PARÁLISIS MUNICIPAL
La ruptura de Colau con el PSC comportará, según Fernández, "la parálisis del Ayuntamiento" y vaticina una ausencia de los 11 concejales de Barcelona en Comú en los distritos, foros o encuentros con las entidades. "Si ya no los veíamos prácticamente cuando eran 15 --sumando los cuatro ediles socialistas--, ahora la ausencia del gobierno será clamorosa". "Se puede gobernar con 11 ediles desde el punto de vista legal, pero a la práctica es imposible", añade.
Colau ya gobernó con 11 concejales el primer año de mandato. Lo cierto es que no tuvo demasiados problemas para gobernar, pero también es verdad que a algunos concejales no se les veía por los distritos. Es el caso de Gerardo Pisarello, cuando era regidor de Sarrià-Sant Gervasi, y las carpetas se amontonaban en la mesa de gerente pendiente de firma.
Fernández ha criticado también el momento en que se ha producido la ruptura del gobierno, a pocos días de resolverse la nueva sede de la Agencia Europa del Medicamento (EMA): "Cuando había preocupación por la deriva independentista, ahora se suma inestabilidad en el gobierno de la propia ciudad. Colau es irreponsable al tomar estas decisiones ahora y convertir a Barcelona en moneda de cambio del independentismo".