Como los jíbaros en la sala Lluís Companys
La campaña electoral del 21-D obligará a comprimir en una sola mañana las cuatro interminables comisiones de plenario de diciembre
21 noviembre, 2017 18:18Noticias relacionadas
Igual la campaña electoral de las autonómicas del próximo 21-D le acaba haciendo un favor a los concejales, los técnicos y los periodistas que suelen seguir las largas e interminables sesiones de las cuatro comisiones de plenario del Ayuntamiento de Barcelona. Sí, esas que copan de la mañana a la noche y durante dos días consecutivos la sala municipal Lluís Companys, al menos una vez al mes. Los portavoces de todos los grupos municipales del consistorio han acordado reducir las cuatro densas comisiones a una sola, al más puro estilo jíbaro. Será la forma que los ediles puedan hacer doblete y jugar simultáneamente en dos canchas: en los actos de sus respectivos partidos y en sus obligaciones municipales. Más de uno respirará tranquilo cuando se entere.
Los jíbaros son una legendaria y feroz tribu guerrera del Amazonas que se estudia en los libros de historia, entre otras cosas, por su tremenda habilidad para reducir las cabezas decapitadas de sus enemigos. Después de un certero corte en la nuca, despellejaban el craneo con precisión y lo sumergían en una marmita de agua hirviendo, aderezada con jugo de lianas y extractos de otras plantas. La poción tenía el sorprendente poder de reducir el tamaño de la cabeza sin que se le cayera ni un solo cabello.
Pues una poción similar va a tener que utilizarse en la macro-comisión de plenario que se ha programado en horario matinal (improrrogable) del 5 de diciembre para que la haga digerible. Porque será todo un reto para el estocismo y la resistencia: Los temas de las comisiones de Cultura, Economía, Presidencia y Urbanismo embutidos en una maratoniana sesión que se iniciará a las 10:00 horas y tendría que estar finiquitada a la hora de comer.
TRES INICIATIVAS POR GRUPO
La receta para comprimir las cuatro comisiones en una sola es bastante sencilla. Los grupos municipales solo podrán presentar una proposición, una pregunta y un ruego que podrán versar sobre cualquiera de las cuatro temáticas generales en lugar de un paquete de tres por cada una, como es costumbre. Esta estrategia reducirá sustancialmente la parte más densa de las comisiones (la parte de impulso y control) que son las intervenciones de los grupos posicionándose a favor o en contra de las propuestas de los demás. No obstante, el gobierno unificará en la parte dispositiva de las cuatro misiones porque hay muchos expedientes que deben cursarse para poder ser debatidos en el pleno de finales de diciembre. Si por algún motivo (y dado el recorte de calendario) los expedientes no pueden aprobarse a tiempo para que lleguen al último pleno del año, será la junta de portavoces la que asuma estas funciones.
En principio, la unificación de las comisiones tendrá carácter extraordinario y se prevé recuperar su formato original en enero de 2018. Pero hay quien piensa que tampoco estaría mal mantener el modo jíbaro de forma indefinida porque en muchas de las sesiones se debaten temas con poca consistencia política que derivan en debates estériles. El propio primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello (BeC), llegó a decir en una ocasión que las comisiones “no le interesaban a nadie”. Y algo de razón llevaba porque, salvo que se traten temas que en realidad tienen poco que ver con la política municipal -léase independentismo, por ejemplo- , los cónclaves no despiertan demasiada expectación ni en directo ni por streaming.
La macro-comisión será comandada por el mismo equipo de una comisión estandariza de Presidencia, Derechos de Ciudadanía, Participación, Seguridad y Prevención. Es decir, será presidida por Francina Vila (Grupo Municipal Demòcrata) y vice-presidida por Pisarello.
El descanso no les irá mal a ninguno de los concejales que componen el consistorio barcelonés porque a partir de este mismo viernes vuelven los plenos maratonianos que se prolongan hasta las tantas de la tarde. La ruptura del pacto de gobierno entre Colau y Jaume Collboni (PSC), traerá como consecuencia que los socialistas recuperen su condición original de grupo de la oposición y por lo tanto vuelvan a disponer de minutos adicionales para defender sus propias iniciativas y generar el consiguiente debate de posicionamiento del resto del pleno.