El Grupo Municipal de Ciutadans (Cs) en el Ayuntamiento de Barcelona no pasa por su mejor momento. La dirección del partido acaba de cesar fulminantemente a dos de sus consellers de distrito más activos, ambos en el cargo desde el inicio del mandato, lo que deja la estructura de acción política de la formación en la ciudad seriamente dañada y al equipo técnico asesor todavía más en cuadro. Y lo que es peor, las bajas dejan al partido naranja en una preocupante inferioridad de condiciones frente a sus rivales con unas elecciones municipales en el horizonte y fomentan y ponen en evidencia una división interna que, al fin y al cabo, les debilita.

Porque no se trata de un hecho aislado. Al repentino y sorprendente cese de los dos consejeros -Julia Calonge (Horta-Guinardó) y su hermano Luis Calonge (Gràcia)- hay que sumar el de Pau Guix (Les Corts), otro histórico del partido que lidera Albert Rivera, que fue destituido de una forma muy similar el pasado verano. Ninguno de los tres ha sido reemplazado en sus cargos públicos ni tampoco como asesores. Guix incluso ha dejado el partido.

El motivo esgrimido por la organización de Ciutadans para justificar los ceses es la “pérdida de confianza”, y como los nombramientos de conseller de distrito son cargos de confianza de designación directa, el argumento es irrefutable. También se ha acusado a los tres -pero especialmente a los hermanos Calonge- de falta de implicación en la actividad del partido y especialmente en la campaña electoral del 21-D, algo que es “falso y perfectamente demostrable”, se ha defendido uno de los ya exconsellers.

SILENCIO Y PURGA INTERNA

Mientras, la cúpula de Ciutadans en Barcelona guarda silencio sobre el tema. Todos sus portavoces oficiales han declinado evaluar la situación, pese a haber sido invitados a hacerlo de forma reiterada por Metrópoli Abierta. Sin embargo, el mutismo oficial no puede esconder que las destituciones han provocado un fuerte malestar en las bases y también en buena parte del resto de consellers de distrito. Hay quien habla de una “purga interna” que respondería a directrices puramente políticas, no a cuestiones de valía personal o rendimiento.

Desde las diferentes agrupaciones del partido en la ciudad incluso se especula con la posibilidad de que en un corto periodo de tiempo también puedan ser cesados con el mismo método los dos consellers naranjas en el distrito de l'Eixample: Pedro Juan Sánchez y Paloma Giménez de Parga, quienes -presumiblemente- tampoco encajarían en los planes organizativos de Cs para una agrupación que está sumida en una preocupante inestabilidad que lleva camino de convertirse en una bomba de relojería. Fuentes no oficiales de Ciutadans también han explicado que la situación entre la militancia es tan tensa en toda la ciudad que incluso hay consellers que se están planteando “presentar la dimisión” visto el cariz que están tomando los acontecimientos.

Estos últimos y turbulentos episodios no hacen sino agravar la crisis interna que tiene dividido al Grupo Municipal de Ciutadans en el consistorio barcelonés prácticamente desde su constitución, con el liderazgo de la presidenta del grupo municipal, Carina Mejías, como telón de fondo. Pero en este capítulo en concreto, las destituciones no estarían vinculadas a una decisión unilateral de Mejías, ni tampoco estarían poniendo en entredicho su papel al frente del partido en la ciudad. De hecho, en los últimos meses, y siempre que ha tenido ocasión, el presidente de Ciutadans, Albert Rivera, se ha referido a Carina Mejías como “la futura alcaldesa de Barcelona”, lo que la convierte en depositaria de toda su confianza.

SUICIDIO POLITICO CON ELECCIONES A LA VISTA

En realidad, las destituciones de los consellers -con independencia de la afinidad política o personal que Mejías tuviera con ellos- la perjudican a ella y a su gestión al frente de la tercera fuerza más votada del consistorio. Como ha confesado un destacado miembro de una de las ejecutivas locales, “destituir consejeros sin tener preparado el relevo y sin tener en cuenta todo el trabajo realizado a poco más de un año vista de las elecciones municipales es un suicidio político”, porque debilita toda la estructura y desmoraliza a la militancia.

A eso hay que sumar que dos de los tres consejeros destituidos recientemente eran además asesores directos del grupo municipal en materia de economía (Luís Calonge) y cultura (Pau Guix), dos áreas de las que ahora no se encarga nadie. También sigue vacante la plaza de asesor urbanístico del grupo municipal desde hace prácticamente un año. Además, el escaño de Ciutadans en Gràcia se queda vacío y su presencia se reduce a la mitad, o tal vez menos, en los distritos de Horta-Guinardó y Les Corts.

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