La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha salido escaldada del pleno extraordinario sobre el estado de la ciudad. Aunque ha presentado un balance de la ciudad según el cual Barcelona mantiene “intacto” su potencial como “capital y motor” de Barcelona, mantiene intacto su potencial los partidos de la oposición no se han tragado el cuento. Pero no se han conformado con eso. Han aprovechado el actual momento de debilidad de la alcaldesa para sacar a relucir todas las vergüenzas de su gestión, golpeándole donde más le duele: en el incumplimiento de las promesas electorales que había convertido en su bandera, con los problemas de la vivienda a la cabeza. Las críticas han sido han incisivas que ERC hasta se ha permitido la licencia de adelantarle que la van “a echar de la alcaldía”.

En el transforndo del debate ha estado el atentado yihadista del 17-A que conmocionó a la ciudad pero que demostró de lo que los ciudadanos son capaces cuando se tiran todos en la misma dirección. Pero ese espíritu de solidaridad se ha quedado ahí, abandonado en el transfondo. Porque a ese momento obligado y emotivo de recuerdo a las víctimas, le ha sucedido una sesión completa de la política de “desgaste y la confrontación” que la propia alcaldesa ha reconocido que va a impregnar sus último año de mandato.

Ningún partido ha tenido piedad con Colau. El presidente del Grupo Municipal Demòcrata (PDeCAT), Xavier Trias, la ha comparado con el prestidigitador Màgic Àndreu, porque se saca de las chistera una Barcelona que no existe y por su “capacidad para hacer teatro pervirtiendo absolutamente la realidad”. Trias la ha apuntillado: “Es usted un desastre”.

SOBERBIA DESBORDADA POR LA DESESPERACIÓN

La presidenta del Grupo Municipal de Ciutadans (Cs), Carina Mejías, tampoco se ha andado con chiquitas cuando le ha restregado a la alcaldesa sus falsas promesas. “Su soberbia se ha visto desbordada por su desesperación. Es incapaz de superar que prometió cosas que no podía cumplir. Y ese es su error”. Un error que, según Mejías, se está traduciendo en que los propios votantes de los comuns “están decepcionados por su falta de palabra y su incumpliento de promesas y no volverán a confiar en ustedes”. O dicho de otra manera, le ha venido a advertir de que se tiene que ir despidiendo de repetir como alcaldesa en 2019.

Mejías se lo ha dicho de forma subliminar ,pero el presidente del Grupo Municipal de ERC, Alfred Bosch, se lo ha dicho a las claras y sin anestesia. “Hace falta un relevo, hace falta una alternativa clara en la alcaldía. En el balcón del ayuntamiento hay un cartel que dice aquí hay una capital en busca de alcalde”. Y todavía ha dado una vuielta de tuerca más cuando ha recordado a la alcaldesa que al tomar posesión de su cargo dijo textualmente “echadnos si no hacemos lo que hemos dicho”.Y le ha tomado la palabra. “Lo haremos”, le ha asegurado Bosch.

El presidente del Grupo Municipal Socialista (PSC), Jaume Collboni, ha incidido en la deriva de las políticas de Colau que nada tienen que ver con las proclamas de su pasado como activista y recuerdan más a la vieja política. “No sé si la estaba escuchando a usted o a Trias”, le ha expetado con ironía. Después ha justificado sus dudas razonables sobre una alcaldesa porque lidera un proyecto “desdibujado, que ha perdido el norte, que navega sin mapa, sin brújula y sin horizonte” y que ha dejado escapar buenas oportunidades para la ciudad “por prejuicios ideologicos”.

LA ALCALDESA REGENTE DE UNA COMUNA

Según el presidente del Grupo Municipal Popular (PP), Alberto Fernández, Colau “no está cuidando la ciudad como se merece” porque su objetivo es “convertir Barcelona en una comuna y proclamarse alcaldesa regenta que gobierna sin consenso y de espaldas a los ciudadanos”. Fernández ha invitado a Colau a sacar del armario “del armario el disfraz amarillo y la camiseta verde de activista porque es una pésima alcaldesa”.

Ada Colau ha parado los golpes como ha podido, esgrimiendo a la defensiva que durante su gobierno se “ha multiplicado por cuatro la inversión en vivienda” y ha culpado a todos los demás de ser los responsables y los cómplices de la “nueva burbuja inmobiliaria”, que está afectando a la ciudad, y que está detrás de que se haya disparado el precio de los alquileres y de que no decrezcan los desahucios. “Cuesta que nos den (la oposición) lecciones (sobre política de vivienda) cuando nos hemos partido la cara en la calle. Estamos haciendo lo maximo posible”, se ha defendido la líder de Barcelona en Comú (BeC).

La oposición ha identificado la vivienda como el principal punto débil de Colau y ahí le ha dirigido los peores ataques. Pero también le ha bombardeado otros flancos problemáticos que van en aumento: del barraquismo, de la turismofobia, de los narcopisos, de los manteros, de los problemas de convivencia, de los okupas, de las tarifas del transporte público y de las guarderías municipales,de las personas sin hogar, del precio de los alquileres.... Trias lo ha resumido con una frase lapidaria. “Es buena haciendo teatro pero tiene un mal guión. En realidad no sabemos ni si tiene guión, no sabemos dónde nos lleva”.

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