Celestino Corbacho (Badajoz, 1949) es un veterano de la política que acaba de darse de baja del PSC, tras casi 40 años de militancia, y que atesora un currículum enviadiable: ministro de Trabajo con Zapatero, presidente de la Diputación de Barcelona, diputado en el Parlament de Catalunya, alcalde de L'Hospitalet, secretario de política municipal de los socialistas catalanes... Desde su recién adquirida 'neutralidad', y con todo el bagaje que acumula a sus espaldas, analiza para Metrópoli Abierta el presente y el futuro de Barcelona y, sobre todo, de su área metropolitana, un territorio estratégicamente vital pero que ha perdido fuelle e identidad en los últimos años.
Desde la perspectiva que da no estar en la primera línea del fuego político y con la experiencia acumulada ¿Cómo se ve ahora Barcelona?
En estos momentos tengo la percepción de que Barcelona mira al futuro pero lo hace, me atrevería a decir, con una visión anterior a la que se tenía en 1979, cuando se constituyeron los primeros ayuntamientos democráticos.
¿En qué sentido?
Históricamente, desde la alcaldía de Barcelona siempre se había gobernado con el objetivo de que la ciudad ocupara un lugar relevante a nivel internacional, algo que requería esfuerzo porque no ser la capital de un estado siempre resta proyección internacional. La clave del modelo de Barcelona para conseguir esa internacionalización estuvo en que la ciudad ejerció un liderazgo no solo circunscrito a su término municipal si no con todo el área metropolitana detrás. Si queríamos jugar en la Champions League de las grandes ciudades no bastaba con limitarse al territorio y a la población de la ciudad de Barcelona. Se pensó en clave metropolitana.
¿Y funcionó?
Mientras esas dos ideas persistieron en las políticas municipales se consiguieron grandes éxitos, tanto endógenos como exógenos. A la vista está. Y eso, pese a que el Govern de la Generalitat siempre se opuso totalmente al proyecto.
¿Y cómo se superó esa dificultad añadida de tener a todo un Govern de la Generalitat en contra?
Pues con la cohesión que al final supuso el propio sentido de pertenencia al área metropolitana. Al principio, entre los municipios hubo un cierto recelo a que Barcelona acabara perjudicando al resto de vecinos, porque las ciudades estaban empezando a construir sus propios elementos identitarios, cada municipio quería tener su identidad propia. Pero sucedió que en un determinado momento todos llegamos a la conclusión de que no era incompatible formar parte de un área metropolitana y a la vez seguir defendiendo los elementos de identidad propios de cada ciudad, pero no entendidos como un nacionalismo localista, porque eso no tiene ningún sentido. Los alcaldes queríamos que los ciudadanos vivieran su realidad más próxima, su municipio, con un sentimiento de pertenencia y de orgullo, eso sí. Pero a la vez todos sabíamos que nuestro futuro dependía no tanto de lo que fuéramos capaces de hacer individualmente, sino de que lo pudiéramos hacer en conjunto. Y todo el mundo asumió que el área metropolitana la tenía que liderar Barcelona.
"Para jugar en la Champions League de las grandes ciudades no basta con limitarse al municipio de Barcelona. Hay que pensar en clave metropolitana".
Y ahora, ese modelo ¿ya no está vigente, ya no funciona?
No. Duró hasta que la señora Ada Colau entró en el Ayuntamiento de Barcelona.
Y eso, ¿Por qué?
Porque con Colau, tanto Barcelona como el área metropolitana han perdido el liderazgo. La alcaldesa ha puesto en práctica una política endogámica que está provocando que Barcelona pierda proyección y no juegue el papel potente que debería jugar a nivel internacional. Yo no veo que la ciudad de Barcelona ejerza ahora ningún liderazgo, y menos un liderazgo que conlleva tener una visión de conjunto metropolitana.
¿Y eso cómo se arregla?
Una vez detectado que existe ese importante déficit, lo razonable y lo lógico es que se corrija. Pero, en todo caso, la responsabilidad para hacer las correcciones tiene que venir de la mano de las formaciones políticas del Ayuntamiento de Barcelona y las posibles apuestas de futuro que cada una haga.
¿Apuestas? ¿En qué dirección?
Yo creo que Barcelona no puede mirar al futuro acomplejada, tiene que liderar el proyecto metropolitano. O hay una política metropolitana potente o de lo contrario costará mucho que Barcelona siga contando a nivel internacional.
"La alcaldesa ha puesto en práctica una política endogámica que está haciendo que Barcelona pierda proyección y no juegue el papel internacional que debería jugar"
Pero en el área metropolitana no solo manda Colau, hay más partidos gobernando.
Sí, es cierto. Ha habido un cambio generalizado. Se ha vuelto a la práctica de una política muy localista y muy endógamica de cada municipio, con lo que se ha perdido la idea de conjunto. No hay liderazgo ni tampoco consenso entre todos los municipios sobre las líneas generales de las políticas comunes que se deben plantear.
¿A eso se referia antes con lo de la vuelta a 1979?
Sí. Efectivamente ha habido un retroceso. Miro al ámbito metropolitano y solo veo alcaldes y alcaldesas hablando cada uno de sus cosas y echo a faltar a alguien que hable de las cosas de todos.
Alguien como...
Alguien como Pascual Maragall, sobre todo, pero también como Joan Clos o como Jordi Hereu. Maragall lo lideró al principio, pero luego Clos y Hereu siguieron su estela. No podemos olvidar que quien trabajó, quien luchó para traer a Barcelona el Mobile World Congress fue Hereu. Porque ahora Barcelona todavía está viviendo de la internacionalización y de la potencia con la se impulsó el área metropolitana con los gobiernos de Maragall, Clos y Hereu. Después de ellos, lo único que se ha hecho ha sido simplemente gestionar lo conseguido, lo que ya estaba consolidado.
Un ejemplo.
Uno muy claro, que demuestra que si hay un referente que lidera el proyecto metropolitano todos los municipios salen ganando. La actual plaza de Europa de L'Hospitalet no existiría si la Fira de Barcelona no estuviera en la plaza de Europa. Y la Fira no estaría en la plaza de Europa si alguien en su momento, como Pasqual Maragall, no hubiera sido capaz de visionar que si la Fira quería convertirse en un referente internacional de futuro no podía jugar exclusivamente la carta local. Maragall vio claro que se necesitaba una alternativa al recinto ferial histórico de Barcelona que estuviera fuera de los límites del municipio. Supo identificar que poner la Fira en L'Hospitalet era un proyecto que no perdía la marca Barcelona, sino que la hacía aún más grande. Pasqual Maragall tuvo esa visión y fue él quien apostó decididamente por que la Fira creciera para competir en el mercado internacional y fundamentalmente con el IFEMA (Madrid), pero condicionado a que saliera fuera del término municipal de Barcelona. Eso es visión metropolitana.
"Maragall supo identificar que llevar la Fira a la plaza de Europa era un proyecto que no perdía la marca Barcelona, sino que la hacía aún más grande"
Pero algo de esta envergadura no puede hacerlo Barcelona sola.
Claro. Pero si queremos un proyecto metropolitano fuerte y potente lo tiene que liderar el Ayuntamiento de Barcelona. Es verdad que los demás municipios deben acompañarle ,pero el que ha de liderarlo es el alcalde, en este caso, la alcaldesa de Barcelona. Y no lo está haciendo.
Este razonamiento resulta incongruente con el concepto que los comuns y Colau tienen de su propio gobierno al frente del Ayuntamiento de Barcelona, porque no dejan de autoproclamarse públicamente herederos del espíritu maragalliano.
El futuro no se puede gobernar solo con las herencias. Me parece loable que la alcaldesa o los comuns digan que van a recuperar todo aquel espíritu innovador, de cambio, de transformación, que un día inspiró las políticas de Barcelona y que se encarnó específicamente en una persona como Pasqual Maragall. Está muy bien que digan que van a ser los herederos de esa filosofía y que la van a aplicar en un proyecto de futuro. Bueno, pues muy bien. Pero, háganlo. ¡Háganlo!
¿Y lo están haciendo?
No se ve que lo hagan.
¿Dónde debería verse?
Por ejemplo, en el tema de los hoteles. Que la alcaldesa, y presidenta del área metropolitana de Barcelona, plantee cuántos hoteles debería haber en toda el área metropolitana de Barcelona. Lo que no puede ser es que Barcelona decida que no quiere hoteles y entremos en una especie de subasta entre los otros municipios para ver quién se lleva a su casa los hoteles que pretendan venir y que Barcelona no quiera. Esa no es una visión metropolitana y mucho menos maragalliana.
Pero L'Hospitalet, la ciudad de la que fue 14 años alcalde, se va a beneficiar de que Barcelona no quiera más hoteles, porque posiblemente se van a construir allí.
Sí, es verdad. Pero ahora la reflexión que debe hacer la alcaldesa Nuria Marín es si quiere convertir L'Hospitalet en un parque temático de hoteles. Es malo no tener hoteles y hace casi dos décadas L'Hospitalet no tenía ni un hotel. No tenía sentido que la segunda ciudad de Catalunya no tuviera ni una plaza hotelera. Por eso se diseñó el plan L'H 2010 en el que se apostaba específicamente porque hubiera hoteles. Si ahora la apuesta de Marín es convertir L'Hospitalet en ese parque temático de hoteles, pues muy bien. Que Nuria Marín haga el ejercicio de imaginárselo y si después de hacerlo llega a la conclusión de que se necesitan 15 hoteles, pues que apueste por ellos. Pero no me ponga 15 hoteles solo por el hecho de que el vecino no los quiera.
"La reflexión que debe hacer la alcaldesa Nuria Marín es si quiere convertir L'Hospitalet en un parque temático de hoteles"
Entonces, ¿qué hay que hacer con los hoteles?
Lo primordial sería impulsar desde Barcelona un debate sobre la oferta general de plazas hoteleras metropolitana, porque el turismo va íntimamente ligado a la economía de toda el área metropolitana. Pero ademas de la discusión sobre los hoteles, en el plano metropolitano tendría que haber otras. Porque, hay algo que yo no he visto por ninguna parte: ¿Barcelona tiene un proyecto económico para el área metropolitana?
¿Lo tiene?
Evidentemente, no. Estamos al final de una etapa en la que el área metropolitana de Barcelona va a dejar atrás una economía productiva ligada a la industria. Entramos en una nueva sociedad del conocimiento, de una nueva sociedad ligada a la inteligencia artificial, al futuro de la robótica. Y sobre este tema en particular, las ciudades metropolitanas ¿qué proyectos van a impulsar? Porque aquí no podemos empezar a hablar de 27 proyectos o de 36 proyectos por separado. Con eso no se va a ninguna parte. Hay que planificar un proyecto común con el que todos los municipios puedan estar de acuerdo en las lineas generales y que después se especifiquen las actuaciones concretas en cada municipio siguiendo esas líneas. Pero eso no tiene nada que ver con lo que se está haciendo. No hay proyecto global
¿Y eso cómo se logra?
Para empezar, los partidos políticos deben comprender que hay que recuperar el espíritu del área metropolitana y potenciarlo, dotarlo de proyectos. No basta solo con la gestión. Yo no digo que se esté gestionando mal. Lo que quiero decir es que tenemos ante nosotros muchos retos de futuro y el área metropolitana debe definir hacia dónde quiere ir. Echo a faltar debates internos en todos los partidos sobre cómo debe ser el futuro de esta realidad metropolitana. Deberíamos volver un poco a la política antigua, pero no para retroceder en el tiempo, sino para vuelva el discurso metropolitano. Me gustaría que en las próximas elecciones los candidatos de todos los partidos se posicionaran al respecto y explicaran qué proyecto tienen para el área metropolitana. El ámbito metropolitano debería estar más presente en la política de lo que está hoy. Y evidentemente, vuelvo a insistir, hace falta liderazgo.
"Cualquier avance pasa por que el área metropolitana se dote de todas las competencias y no haya otra administración más, a excepción de los ayuntamientos"
¿Hacia dónde cree que debería encauzarse ese futuro metropolitano? ¿Cuál es la propuesta de Celestino Corbacho?
Cualquier avance pasa por que el área metropolitana se dote de todas las competencias locales que le correspondan. No puede ser que en su mismo ambito territorial convivan muchas más administraciones, a excepción de los propios ayuntamientos.
¿Eso significa suprimir la Diputación de Barcelona y los consejos comarcales que corresponda?
Yo entiendo que sí, que que como entidad supramunicipal solo debería funcionar el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Estamos hablando de un territorio que es un continuo urbano relacionado con una red de transporte público, incluso con el metro, que ya no se circunscribe solo a la ciudad de Barcelona. Es razonable que el AMB sea la única entidad supramunicipal que funcione. Después ya se discutirá hasta dónde llegan sus competencias.
¿Suprimir los municipios podría ser una solución?
No. No hay que suprimir absolutamente ninguno, aunque sea muy pequeñito. No estoy a favor de la supresión de municipios. Creo que hay otros modelos de gestión que se pueden aplicar sin tener que llegar a suprimir los municipios.
¿Una alternativa?
El consenso entre todos los ayuntamientos y el liderazgo. No puede ser que un alcalde o una alcaldesa intente atraer a su municipio todo lo que crea que le puede ir bien, sin más, sin que haya una visión de conjunto. Y eso lo ha de liderar Barcelona.
¿Siempre el alcalde o la alcaldesa de Barcelona?
Podría discutirse, podría ser que el presidente del AMB no fuera el alcalde o la alcaldesa de Barcelona. Pero me parece que lo más razonable es que ese papel de líder lo juegue el alcalde de Barcelona. Porque, no nos engañemos: la marca, la fuerza de atracción, la referencia internacional no serán los municipios metropolitanos, será Barcelona. El Mobile está aquí por Barcelona. Y si un día deciden marcharse (que espero que no se marchen nunca) se irán a otra gran ciudad que sea un referente internacional. Aunque es innegable que un congreso como el Mobile, u otros parecidos, tienen efectos económicos en toda el área metropolitana, porque la internacionalización hace que se supere el ámbito municipal. De ahí la importancia de que Barcelona sea el punto de atracción y de destino, pero que la gestión del evento se haga en clave metropolitana.
"No podemos olvidar un hecho muy importante y muy peligroso: el procés se está cargando Barcelona"
¿Qué significa eso de la gestión metropolitana?
Pues significa que hay que impulsar una reflexión sobre las grandes infraestructuras que deben regir en el territorio con una visión claramente metropolitana. Se trata de volver a situar a Barcelona en el contexto internacional de las grandes economías del futuro, con cambios productivos que serán muy rápidos. Y no podemos olvidar un hecho muy importante: el procés se está cargando Barcelona.
¿Cargando?
Barcelona y su área metropolitana deberían ser un punto de referencia para las grandes corporaciones a nivel internacional y todas tendrían que tener aquí sede social. Se está poniendo el acento en que el hecho de que muchas empresas saquen su sede social de Barcelona no afecta económicamente. ¿Perdón? Claro que perjudica. Si un territorio en el que viven tres millones de personas deja de tener atractivo y las grandes multinacionales dejan de considerar Barcelona un referente internacional en el que tienen que ubicar necesariamente su sede para el sur de Europa, entonces tendremos una ciudad maravillosa, pero solo para que la visiten,
Una ciudad, solo turística.
No. Solo turística no, porque hay una tradición industrial y seguro que se mantendrán las líneas productivas en sectores como la innovación o la tecnología, y eso siempre dará fuerza. Pero se perderá protagonismo. En Barcelona estaban las sedes de dos grandes corporaciones bancarias que ya no están. Eso hará que una tercera que pensaba instalarse aquí ya no lo haga. Y lo mismo pasa con el resto de empresas, dejarán de venir. No solo es un problema de que se vayan empresas, lo peor es que no vengan las que pensaban hacerlo. Si se pierde el prestigio, si se van las sedes importantes, la ciudad pierde atractivo para las empresas que están pensando dónde instalarse. Y eso es muy peligroso.