Ada Colau y su mano derecha, Gerardo Pisarello, intentan restituir los daños causados por la ruptura de los comunes con el PSC en el gobierno de Barcelona. Daños internos y externos. Sin el socialista Jaume Collboni, el hombre de confianza de amplios sector es del mundo empresarial, la alcaldesa busca nuevas alianzas para frenar la caída de la marca Barcelona y se ha encomendado a Mario Rubert, director de Promoción de Ciudad en la Gerencia de Empresas, Culturas e innovación del Ayuntamiento de Barcelona.

El nuevo órgano tiene como objetivo prioritario el asesoramiento a los responsables municipales en sus políticas encaminadas a “reforzar la reputación y la imagen de la ciudad en sectores estratégicos”. El consejo de sabios, formado por 40 personas, no parece comenzar muy bien su andadura, pues Rubert no ha tenido en cuenta a personas y empresas líderes de la ciudad que han contribuido a la buena imagen internacional de Barcelona.

Colau bendijo el nuevo órgano tras la reunión que mantuvo con los miembros del consejo. “A Barcelona le gustan los retos y pondremos ese afán ambicioso pero pragmático entre todos”, dijo la alcaldesa, que pidió también la colaboración de la sociedad civil.

MUCHAS DUDAS

Pisarello, por su parte, considera que el acceso de la mayoría de los barceloneses a una vivienda asequible es el gran reto de los dirigentes municipales. Esta fue una de sus banderas en las elecciones de 2015. Las estadísticas, sin embargo, dejan en muy mal lugar al gobierno que lidera Ada Colau, pues en los últimos tres años se ha construido menos vivienda social que con Xavier Trias (Convergència i Unió), Jordi Hereu (PSC) y Joan Clos (PSC). Esta realidad preocupa mucho a los comunes, que siguen perdiendo apoyos entre sus bases.

Mario Rubert



El nuevo consejo, mientras, suscita muchas dudas y, sobre todo, un gran descontento en importantes sectores de la ciudad por la elección de Rubert, un superviviente de otros gobiernos municipales y persona con una reputación poco amable en el mundo económico y político.

Colau y Pisarello todavía están a tiempo de rectificar. La elección de Rubert puede tener un efecto bumerán pues distanciará todavía más al gobierno municipal de importantes entidades y empresas barcelonesas que luchan por restituir la imagen de la marca Barcelona, siendo referentes y ejemplos a nivel internacional. Su elección puede ser una trampa letal para la alcaldesa y el número dos del Ayuntamiento, muy tocados tras la pérdida de la EMA y las tensiones internas entre comunes y el sector procedente de Iniciativa.

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