Éramos pocos… Obviemos el final del refrán. Lo cierto es que el Ayuntamiento de Barcelona sigue haciendo de las suyas. Es decir, colocando a los familiares en puestos de responsabilidad pública y, por supuesto, cobrando del erario. La última es la esposa del comisionado de Cultura del consistorio que preside Ada Colau. La alcaldesa había designado como hombre fuerte del sector a Joan Subirats. Ahora, su esposa, Carme Ribas, ya oficia como gerente del Consorci del Besòs. En otras palabras: Colau nombró al politólogo, economista y catedrático de ciencia política Subirats como responsable de Cultura del ayuntamiento barcelonés, en un área que el nombrado ni dominaba ni conocía. Al mismo tiempo, colocó a su esposa arquitecta como gerente de un consorcio municipal que no es de su negociado. ¿Casualidad? No. En política no existen las casualidades.
Carme Ribas es arquitecta por la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona. Además, es profesora asociada en este organismo desde 1987, responsable del taller de Proyectos Arquitectónicos del último curso de grado y ha dado clases también en la Escola Elisava (en los años 90) y en el BCN Design Studio de la University of Illinois de Chicago. También desde ese año ha formado parte del despacho de arquitectura Ravetllas-Ribas. Este despacho fue el encargado de realizar diferentes restauraciones del mercado de Sant Antoni, incluida la fase final. En el 2004, urbanizó el paseo García Faria de Barcelona. Y su despacho también pergeñó la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Cornellà de Llobregat en el 2006. En realidad, Carme Ribas ya trabajó en el servicio de Proyectos Urbanos del Ayuntamiento de Barcelona de 1980 a 1987. Luego, se dedicó preferentemente a su despacho profesional. Hasta que le llegó su hora… de fichar por la Administración.
ENCHUFISMO
El curriculum no es de desdeñar. Pero su nombramiento, sí. Es otra cónyuge que entra por la puerta falsa en el Ayuntamiento de Barcelona para engrosar la ya larga lista de familiares y amigos que se benefician de tener un político en el poder.
El fichaje de Ribas es un botón más que evidencia el enchufismo (lo que no quita la capacidad profesional de algunos de los colocados) que predomina en el Ayuntamiento de la capital catalana. La primera en apuntarse al nepotismo sin ambages fue la propia alcaldesa, que plantó despacho con mesa a su marido, Adrià Alemany, en pleno entresuelo, pero entre los trabajadores del área de deporte... por algo él venía de la Fundació del FC Barcelona. Avisada de que eso era un escándalo y no era legal, desalojó el despacho y envió a Alemany al partido, donde se debería haber ubicado desde un principio, ya que no era trabajador del Ayuntamiento ni empleado público, sino responsable de la formación. Y una dependencia en el consistorio representaría la reedición del denostado Juan Guerra, el hermanísimo del vicepresidente Alfonso Guerra, que un día plantó despacho en la Delegación del Gobierno de Andalucía por donde desfilaban los empresarios que querían contratar con la Administración. El caso, objetivamente, sería el mismo, ya que ni Juan Guerra ni Adrià Alemany tenían derecho a ocupar una dependencia oficial, por muy familiares que fuesen de cargos políticos electos.
UNA FÁBRICA DE COLOCACIÓN
Pero el nepotismo no se quedó ahí: Vanesa Valiño, la esposa del primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, también fue fichada por el consistorio. Su destino fue jefa de gabinete de la concejalía de Vivienda. ¿Casualidad? No, en política, ya está dicho, no existen las casualidades. Lo cierto es que todos, Colau, Pisarello y Valiño, trabajaban codo con codo en el Observatorio DESC, la fábrica de hacer dinero de la moderna izquierda, la plataforma que se ha convertido en hipersubvencionada desde que Colau la abandonó para pasar a ser alcaldesa. Y el dinero llega a paladas desde el Ayuntamiento. Curiosamente, DESC es la plataforma de la que provienen un buen número de contratados a dedo por el Ayuntamiento de Barcelona. No es sólo una fábrica de hacer dinero (municipal). También es una fábrica de colocación (proporcionar puestos de trabajo en la Administración local). Valiño es licenciada en Ciencias Políticas, con máster en Desarrollo y Políticas de Género. Justamente lo que no hace falta para ser jefa de gabinete de Vivienda. ¿Casualidad?. Tampoco.
Luego, fue la pareja del concejal Eloi Badia, actualmente uno de los hombres fuertes de Colau. Su compañera, Tatiana Guerrero, tuvo su primer salario de consistencia gracias al enchufe. Fue contratada como técnica de dirección de una manera harto sospechosa: más de 50.000 euros al año para un asesor sin experiencia y sin curriculum despierta todas las suspicacias. ¿Casualidad? Parece que tampoco. El Ayuntamiento barcelonés parece ir a golpe de 'pack': un dos por uno contractualmente, pero con salarios individuales de alto standing.
Hay más: Josep Maria Montaner, concejal de Vivienda, propició que contratasen a su pareja, Zaida Muixí, como directora de Urbanismo en el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet. Evidentemente, hay más casos de amiguismo clamorosos. Incluso más casos de novios/as colocados a dedo en la Administración local, en una cadena de prácticas que parecen más bien fruto de otras épocas muy pasadas. Pero la nueva izquierda se apunta a la moda de política vintage...