Los informes oficiales de diferentes instituciones no dejan de señalar que en los últimos años ha aumentado en la ciudad de Barcelona de manera considerable el número de personas que sufren graves problemas económicos. Esto ha hecho aumentar de forma significativa el número de ciudadanos que se ven obligados a acudir a los servicios sociales para tener cubiertas sus necesidades básicas.
Personas sin hogar, o que no llegan a la renta mínima de subsistencia o que se ven en la obligación de acudir a los servicios sociales y a las entidades que les prestan ayuda para poder comer en condiciones o vestirse de manera adecuada son una realidad que, por desgracia, ha venido para quedarse.
Quizá por eso sorprende como algunas administraciones dediquen parte del dinero público a actividades que están muy lejos de servir de ayuda a los más necesitados. Y sorprende mucho más que sea el actual equipo de gobierno de la ciudad de Barcelona, presidido por Ada Colau, que llegó a la alcaldía con la bandera de la lucha contra la pobreza, el que haya decidido gastar 3,6 millones de euros en una multiconsulta que ni es vinculante, ni exige un mínimo de participación, ni ha sido una exigencia de la ciudadanía.
Con esos 3,6 millones de euros, el Ayuntamiento podría, por ejemplo, habilitar edificos o pisos de propiedad municipal para dar cobijo a los sin techo, para que tuvieran a su disposición un lugar donde poder dormir, asearse, comer, sobre todo en los días en que la climatología no facilita la vida en la calle.
Uno de los proyectos que desde el Ayuntamiento se podría poner en marcha para ayudar a los más desfavorecidos es el de un albergue en el que se pueda ofrecer desde asistencia médica hasta ocio, pasando por formación, alimentación y cobijo.
DESTINOS SOLIDARIOS
También se podría destinar el dinero a ayudar a familias en riesgo de exclusión social ofreciendo no solo apoyo económico, sino también dándoles la oportunidad de acceder a algún tipo de formación que les permite entrar en el mundo laboral con opciones de conseguir un trabajo que les permite llevar una vida mejor.
Hay que tener en cuenta que muchas esas familias en riesgo de exclusión social también tienen niños con unas necesidades educativas y de ocio que en ocasiones no quedan cubiertas por las propias carencias familares. Mantenerlos ocupados y distraídos los fines de semana o los periodos vacacionales son funciones que en la mayoría de las ocasiones llevan a cabo asociaciones que se nutren de voluntarios y que, sin duda, verían con muy buenos ojos cualquier tipo de ayuda que les pudiera llegar desde el Ayuntamiento.
Y esto sin contar con todas aquellas personas que se han quedado al margen de la ley de dependencia por los recortes que tanto se han criticado desde la fuerza política que da su apoyo a la alcaldesa. Unos recortes que, en parte, podrían ser subsanados si el dinero que el equipo de gobierno del Ayuntamiento piensa dedicar a la multiconsulta lo dedicara a ayudar a las persona que más lo necesitan.