“La eliminación de la Champions ha sido un golpe muy duro”. Es lo primero que ha dicho el presidente del Fútbol Club Barcelona, Josep María Bartomeu, al dirigirse a los medios de comunicación tras rubricar con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el proyecto de ampliación del Camp Nou (más conocido como Espai Barça). No cabe duda de que poder presentar a los socios y aficionados azulgranas “un acuerdo que marcará el futuro del club” solo dos días después de la humillante derrota contra la Roma le ha venido a Bartomeu como llovido del cielo.

Lo mismo le ha pasado a Colau (Barcelona en Comú), que se ha dado un alegrón después de sufrir el pasado martes un severo correctivo que la ha dejado a las puertas del fracaso total. Porque la casualidad (o no) quiso que el mismo día que el Barça perdía lamentablemente su pase a semifinales de la máxima competición europea de fútbol, la alcaldesa sufriera en sus carnes la peor derrota de su mandato. Porque en el mismo pleno municipal Se quedó en el mismo pleno municipal sin su tranvía por la Diagonal y sin su multiconsulta. Que es lo mismo que decir que sin su particular Champions League y también sin su Liga Santander (la Copa del Rey ni la juega porque se negó a asistir al besamanos del Mobile).

Pero por suerte, Bartomeu y Colau se guardaban en la manga el as del Espai Barça y lo han soltado en sus horas más bajas de la partida, cuando mejor les venía para hacerse un lavado de imagen y, de paso, levantarse la moral. Aunque una parte del éxito se lo deben a la ayuda arbitral de los partidos de la oposición (PDeCAT, Ciutadans, ERC, PSC y PP) que se han avenido a salir en la foto del momento históric, dando así una imagen de unidad y de fairplay encomiables. Respect.

LA OPOSICIÓN APOYA LOS PROYECTOS DE CIUDAD

Pero la colaboración de la oposición no le ha salido del todo gratis a Ada Colau, porque sus adversarios políticos le ha desmontado su teoría consparanoica de que el mundo está contra ella y todos le hacen la puñeta de forma premeditada. Así se lo ha recordado, el presidente del grupo municipal Demòcrata (PDeCAT), Xavier Trias, cuando ha soltado que “los grupos de la oposición demostramos (con el apoyo al Espai Barça) que no votamos siempre que no”, y que cuando se trata “de un proyecto de ciudad (no de un proyecto personal de Colau), hacemos ciudad” y votan a favor.

Porque en el fondo, la jugada del acuerdo para tapar agujeros no ha pasado desapercibida a los veteranos tahúres de la política, que no han picado. Como la presidenta del grupo municipal de Ciutadans, Carina Mejías, que no ha tardado en contraatacar con un dribling, dejando en evidencia que “después del fracaso del tranvía y la multiconsulta, Colau ha desempolvado proyectos abandonados para salvar la legislatura”. No obstante, Mejías ha reconocido con deportividad que el acuerdo alcanzado “en una semana difícil” es bueno, porque Barcelona ganará un nuevo “icono” y porque es “justo” agradecer al Barça el intenso trabajo técnico y de negociación realizado”.

Las referencias futbolísticas han trufado buena parte de las intervenciones de la oposición. El presidente del grupo municipal de ERCAlfred Bosch, ha comparado el acuerdo del Espai Barça “con un partido que se resuelve en el último minuto. Pero que acaba bien, no con el árbitro inventándose un penalti”, en clara alusión a la clasificación in extremis del Real Madrid el miércoles frente a la Juventus de Turín. Bosch también ha desmontado el relato victimista de Colau de los últimos días: “Cuando nos tiramos los trastos a la cabeza lo hacemos con convicción” y no porque sí (justificando de esta manera que los republicanos votaran en contra del tranvía).

AL MARGEN DE COLORES IDEOLÓGICOS Y DEPORTIVOS

El presidente del grupo municipal del PP, Alberto Fernández (que se ha autodefinido como periquito -seguidor del RCD Espanyol- militante), ha recordado que hace ocho años votó en contra del plan de ampliación del Camp Nou, porque “se presentó deprisa y corriendo”. Sin embargo, no ha dudado en sumarse al nuevo Espai Barça “por su visión metropolitana” (como la del Espanyol, "que juega en Cornellà", ha subrayado). Y no ha tenido problemas en hacer el pasillo a su eterno rival futbolístico: “Compartimos el proyecto al margen de colores ideológicos y deportivos”.

El concejal no adscrito, Gerard Ardanuy, no ha entrado en el juego de los símiles balonpédicos: “Hablamos de ciudad, no de fútbol” y se ha limitado a alabar la “simbIosis” entre la ciudad y el Barça que supone el proyecto. Tampoco ha usado las metáforas futboleras el presidente del grupo municipal del PSC, Jaume Collboni, quien ha aplaudido, con elegancia y sin rencillas, “el éxito del acuerdo”, reconociendo “el trabajo del gobierno” municipal -del que hasta hace unos meses formaba parte- y “la actitud de generosidad y humildad del Barça”.

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