Las elevadas vallas que convierten el recinto del Camp Nou y el Palau Blaugrana en un inexpugnable fortín que lo blinda del distrito de Les Corts, tienen las horas contadas. Después de varios años de tiras y aflojas, el Ayuntamiento de Barcelona y el Fútbol Club Barcelona han llegado a un acuerdo que permitirá impulsar el Espai Barça -un proyecto urbanístico que incluye la ampliación del estadio de fútbol y la construcción de un nuevo pabellón en los terrenos que actualmente ocupa el Mini Estadi como elementos más destacados- pero integrándolo en el entorno. El pacto bilateral cuenta con el visto bueno de todos los grupos de la oposición con excepción (para no variar) de la CUP.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (Barcelona en Comú), y el presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, han presentado el proyecto final que será ratificado de forma definitiva en el plenario municipal del próximo 27 de abril, y que mejora sustancialmente el aprobado inicialmente en julio del año pasado. La intención del club azulgrana es que las obras comiencen en verano del 2019 y se prolonguen hasta el año 2022.
“Es un proyecto histórico”, ha subrayado Colau, porque permitirá que un espacio que “vivía de espaldas a los vecinos sea totalmente ciudad”. La metamorfosis radica en que la caída de la cerca perimetral permitirá que todo el entorno del estadio se convierta en un espacio abierto, de uso público, completamente “permeable” con los barrios que lo rodean, según la alcaldesa. En este permeabilidad jugarán un papel trascendental los 32.000 metros cuadrados de zonas verdes que esta previsto que se habiliten, 23.000 metros cuadrados más de los que ahora existen en todo el sector afectado.
TODOS CEDEN ALGO Y TODOS GANAN ALGO
Para llegar al acuerdo todos han tenido que ceder un poco. El Barça ha conseguido mantener el hotel y un edificio de diez plantas pero a cambio perderá derechos sobre unos terrenos que son de su titularidad. Como ha explicado la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz (BeC), se ha generado "un espacio privado de uso público". Además, el ayuntamiento se reserva para sí "el derecho real sobre el espacio para asegurar su control y la buena convivencia", ha matizado Sanz.
Por su parte, los vecinos consiguen que el nuevo Camp Nou sea una barrera arquitectónica infranqueable como es ahora. Además, Colau ha prometido que se implementarán "medidas para impulsar tejido comercial del barrio".Todos ganan, pero ninguno ha podido evitar que el proyecto se retrase más de lo previsto, como ya adelantó en su día Metrópoli Abierta.
Las obras de reordenación del entorno del nuevo Camp Nou correrán a cargo del Barça y costarán unos 125,2 millones de euros, tres millones más de los presupuestados en el proyecto aprobado inicialmente. Jordi Moix, comisionado del Espai Barça, ha explicado que el incremento es una consecuencia directa, “del aumento de las zonas verdes”. Si al coste de la urbanización del entorno se le añade la inversión en la reforma del Camp Nou y la construcción del nuevo Palau Blaugrana, el Barça acabará desembolsando por todo el proyecto 639 millones de euros. La inversión vale la pena, porque según Bartomeu convertirá el campo del Barça “en el mejor estadio del mundo”.
ALEGACIONES QUE HAN MEJORADO EL PROYECTO
El pacto entre ayuntamiento y club recoge buena parte de las alegaciones de los vecinos del distrito, que han se han mostrado siempre reacios al proyecto y han sido un hueso duro de roer en las negociaciones y también de los partidos de la oposición. Las aportaciones de unos y otras permitirán que se habilite un carril reversible para el tráfico rodado en la avenida de Joan XXIII, que incorporará un carril reversible adicional para el tráfico rodado y además un carril bici. También se reducirán las dimensiones de los edificios de oficinas (2.000 metros cuadrados menos) y del hotel previsto (500 metros cuadrados), lo que limitará a 37.000 metros cuadros el espacio dedicado al sector terciario.
La altura máxima de los edificios será de “planta baja más diez”, ha precisado Janet Sanz (BeC). Sanz ha descartado que parte de esta superficie se destine a un centro comercial como siempre han temido los vecinos y comerciantes de la zona . “Los bajos de los edificios se destinarán a comercio de próximidad”, ha corroborado la teniente de alcalde de Urbanismo a Metrópoli Abierta.
La reforma del Camp Nou acarreará también la puesta en marcha de un plan de movilidad, que incidirá en potenciar “el uso del transporte público” para desplazarse al estadio, ha indicado Sanz, un aspecto al que el Barça colaborará con 170.000 euros. También se soterrará el actual aparcamiento del club, se reformará la calle de la Maternitat y se construirá un equipamiento deportivo público.
NO SE PERDERÁ NI UN PARTIDO DE FÚTBOL
Bartomeu ha indicado que las obras del interior del Camp Nou se realizarán durante los veranos hasta 2022 para evitar que los trabajos impidan que se disputen partidos en el campo. Por contra, las obras de urbanización del entorno de ejecutarán de forma continuada, garantizando siempre un acceso al campo a los aficionados los días de partido. No obstante, el presidente del club ha reconocido con una sonrisa que “se tendrá que caminar algo más que ahora!”, para entrar.
Ada Colau ha asegurado los trabajos de urbanización no provocarán problemas de tráfico. “No habrá caos”, ha sentenciado la alcaldesa,” porque se ha diseñado un plan para que los trabajos se ejecuten de forma ordenada. Además, la experiencia del equipo técnico municipal en obras de esta envergadura revertirá en que “la movilidad esté garantizada”, ha insistido Colau.