Inconscientemente se tiende a relacionar el uniforme escolar con colegios de élite, religiosos o de férrea disciplina. Pero esta es sin duda una imagen deformada y sesgada de la realidad. La homogeneización de las vestimentas de los alumnos puede contribuir a equipararlos socialmente, en una época como la actual en la que las marcas de moda se utilizan como referente y signo de identidad del estatus social de quien las lleva. Al menos, esta es la tesis que defiende el presidente del grupo municipal Popular (PP) en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, que ha anunciado que va a pedir al gobierno de Ada Colau (Barcelona en Comú) que abra un debate sobre la implantación voluntaria de los uniformes en las escuelas públicas de Barcelona.
El propio Alberto Fernández ha reconocido que puede ser “políticamente incorrecto en los tiempos que corren” plantear una iniciativa de este calibre, pero ha defendido que el uso de los uniformes en los colegios ha de entenderse “no como sinónimo de disciplina sino de ahorro en la economía familiar para los padres y como sinónimo de igualdad entre los escolares”. “Al llevar uniforme, no hay distinción de clases sociales y económicas en la forma de vestir como ocurre ahora ni se estigmatiza a los que no llevan ropa de marca”, ha indicado Fernández.
El concejal del PP ha insistido en que el debate sobre los uniformes escolares “no debe ser una imposición”. “Se trata de que se estudie, se debata y que sean los padres, los profesores y la dirección de cada centro los que decidan”. “El uniforme tiene que poder ser una opción de decida cada comunidad educativa pero nunca como una imposición generalizada”, ha subrayado Fernández.
Niños del colegio Màrius Torres de L'Hospitalet con su uniforme escolar / EFE
El presidente del grupo popular barcelonés ha recordado que hay centros públicos que en los que se usa uniforme de forma generalizada (como el colegio Màrius Torres de L'Hospitalet, que está en la frontera con el barrio barcelonés de La Maternitat i Sant Ramon, y algunos otros centros -sobre todo concertados- de Catalunya. “Pero el uso del uniforme no es excepcional en un gran número de centros públicos de la Comunidad de Madrid y de Valencia”, ha señalado Fernández, quien también ha incidido en que la medida es muy frecuente en la mayoría de países anglosajones y latinoamericanos.
PETICIÓN AL CONSORCIO DE EDUCACIÓN
Con esta exposición de argumentos, el PP va a presentar en la próxima comisión municipal de Derechos Sociales -prevista para el próximo 15 de mayo- en la que va a instar “al gobierno de Ada Colau a que se dirija al Consorcio de Educación de Barcelona (del que forma parte el Ayuntamiento de Barcelona) para que se dé la oportunidad y la opción de implantar el uniforme escolar a aquellos colegios públicos en los que así lo decidan las AMPAS y los profesores, desde el ejercicio de su libertad, sin imposiciones”, ha subrayado el concejal del PP.
El debate (y la polémica) están servidos.