El Ayuntamiento de Barcelona no ha cumplido ni una de las promesas electorales de la alcaldesa, Ada Colau, en materia de vivienda. A pesar de que sus proyectos estrella eran los de este sector, Colau no sólo ha echado arenilla en el engranaje municipal de reparto de viviendas asequibles, sino que ha paralizado proyectos cruciales para la construcción de vivienda social. E lmás importante fue una promoción en Les GLòries, donde paralizó la construcción de 400 pisos sociales que ya habían pactado CiU y el PSC durante el mandato de Xavier Trias como alcalde.

“Nos dijeron que querían redefinir el proyecto y más tarde anunció que construirá 250 pisos, como si eso fuera un gran logro. En este caso, no sólo se han perdido 150 viviendas sociales, sino que retrasó todo el proyecto. Tal y como estaba previsto, a finales de esta legislatura, se hubiesen podido entregar las 400 viviendas si no se hubiera paralizado el tema. Ahora no sabemos cuándo estarán listos los nuevos pisos”, explican a Metrópoli Abierta fuentes de la oposición.

Pero hay muchos proyectos paralizados. Según un detallado informe del PSC, en Barcelona existen 82 solares públicos disponibles para vivienda asequible, pendientes de ejecución. “En estos solares se podrían construir hasta 1.565 viviendas públicas pero están parados”, dice el informe. Buena parte de estos solares son “suelo gestionado durante el mandato de Jordi Hereu y llevan más de 10 años pendientes de ejecución”.

Fuentes socialistas explican a este diario que esos solares están disponibles “para que mañana mismo puedan empezar obras, porque ya tienen acometida de agua y luz. Sólo hace falta voluntad política para hacerlo”. Las promociones se encuentran diseminadas por toda la ciudad: en Vallcarca, Sant Andreu y Rec Comtal existen solares en esa situación, esperando a que empiecen las obras.

SE PUEDEN HACER CASI 4.700 PISOS

No obstante, los socialistas explican que “existe suelo disponible para hacer 3.131 viviendas más”. Y eso supone, según el informe que han confeccionado, “un mínimo de 4.696 viviendas que se hubieran podido hacer, pues el Ayuntamiento tiene suelo o solares disponibles y no lo hace”. Un gráfico que incorpora en el informe es elocuente: la barra de promesas electorales es una barra altísima que llega a 8.000 viviendas (las prometidas por Colau en campaña). A continuación, la barra del Plan de Derecho a la Vivienda rebaja las pretensiones a 5.696. A continuación, una pequeña barra establece en 272 los pisos construidos en el 2018. Con ello, la previsión de vivienda construida a final de mandato se eleva a sólo 730 pisos.

“Ante la constatación de que el gobierno no se sale en la construcción de vivienda pública, los responsables municipales han lanzado a la desesperada a una política de compra de viviendas para paliar el reducido número de viviendas construidas. Una política que ha servido a la vez para camuflar las cifras del superávit del presupuesto municipal”, explica el informe en uno de sus párrafos.

ENCONTRONAZO CON PISARELLO

El PSC saca pecho y recuerda los tiempos en que Jordi Hereu apostaba por la vivienda social. “Barcelona en Comú, y especialmente el teniente de alcalde Gerardo Pisarello, llegó a decir que durante las etapas socialistas habíamos construido viviendas para venderlas, lo cual es falso. Durante los años 80 y 90, el Ayuntamiento de Barcelona tuvo una actuación prioritaria para paliar los efectos de la aluminosis, que afectaba a barrios enteros. Se trataba de construir pisos para facilitárselos luego a precios asequibles a familias que ya tenían piso pero que con el tema de la aluminosis lo perdían. Así, tuvimos que reconstruir barrios como el del Turó de la Peira, la Via Trajana o medio Besòs. Hicimos un esfuerzo brutal y encima acusan de haber vendido los pisos a unos ciudadanos cuyas casas se caían”.

Los comunes también insisten en comparar la situación de Barcelona con la de otras ciudades europeas, como Amsterdam o Berlín, donde la vivienda social llega a unas cotas del 30%. “Pero silencia que esas ciudades fueron reconstruidas tras la Guerra Mundial, porque habían quedado completamente destruidas”, arguyen las fuentes del PSC. Ciertamente, los números de Barcelona son muy discretos: el parque público de viviendas de la ciudad de Barcelona es de 13.327 viviendas cedidas a en bajo precio, aproximadamente un 1,95% del total. Según la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), hacen falta del orden de 100.000 viviendas asequibles en la ciudad.

Amsterdam tiene un 48 por ciento de viviendas protegidas / Archivo



BARCELONA IS DIFFERENT

En su informe, recogen esta particularidad: “La situación en Barcelona difiere sustancialmente de la de otras capitales europeas. Ámsterdam tiene un 48% de vivienda protegida; Berlín, cerca del 30%, Londres un 23% y París, un 18%. No obstante, el contexto histórico es diferente, ya que las ciudades centroeuropeas disponen de un parque de vivienda más notorio, resultado de la rehabilitación de estas ciudades después de la Segunda Guerra Mundial. En Barcelona, gran parte de la tarea de construcción de vivienda pública con los primeros ayuntamientos democráticos fue destinada a realojamientos de familias afectadas por la aluminosis o déficits estructurales, como el barrio de Verdum (viviendas del Gobernador), la Trinitat Nova o el Turó de la Peira o por operaciones de reforma urbana como Ciutat Vella, donde había que construir vivienda pública destinada a realojar familiar propietarias de viviendas afectadas por la reforma de la rambla del Raval”.

Los socialistas destacan que “lo que hacemos con el informe sobre vivienda es poner el foco en los problemas que está teniendo Barcelona y en que la alcaldesa tiene ahí un agujero enorme. Ella sólo intenta ahora sacar de sí misma y de su política el foco, culpando al Estado de la situación, por ejemplo, cuando reclama la reforma de la LAU, o echando balones fuera pidiendo que se destine el 30% de la vivienda nueva a alquiler social, cosa que es competencia de la Generalitat. Pero el problema lo tiene ella en su mesa”.

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