La CUP centrará sus esfuerzos futuros en el municipalismo durante los próximos años. Así se explicita en los informes internos que maneja la organización radical y los diferentes partidos que la integran. Así, los comicios de 2019 los afrontará “dentro de una estrategia de construcción republicana y de transformación política y social, planteando esas elecciones como un nuevo elemento de destitución del régimen del 78”.

En esta estrategia, Barcelona juega un papel crucial, porque los cupaires no descartan que pueda producirse una victoria de los partidos favorables a la independencia, de un modo similar a lo que pasa en el Parlament. Por ello, la organización radical hace un paralelismo con las elecciones municipales de 1931, “que dieron lugar a una proclamación de la República Catalana, pero en todo caso queda claro que lo que se pueda votar en las próximas locales va mucho más allá de las políticas locales y pueden dar lugar a una destitución del régimen del 78 para dar lugar a un momento constituyente de una nueva República”. De ahí que el municipalismo se convierta, a partir de ahora, en “un elemento central de la estrategia que la Unidad Popular hemos de desarrollar a lo largo de los Països Catalans”.

En los años 30 del año pasado, la victoria de los republicanos en las municipales dieron lugar a la caída de la Monarquía y a la proclamación de la Segunda República. En Barcelona, fue Lluís Companys quien el 14 de abril de 1931 proclamó la República Catalana. Hora y media más tarde, Francesc Macià ratificaba la proclamación del Estado Catalán integrado en la Federación de Repúblicas Ibéricas. Tres días más tarde, se retiraba la proclamación a cambio de que las futuras Cortes republicanas españolas discutirían el Estatuto de Cataluña que previamente aprobaría la Asamblea de Ayuntamientos catalanes.

Con esta fotofija en su hoja de ruta, los cupaires consideran que el municipalismo ha de ser el próximo marco estratégico de la organización y, por ello, apuestan por “centrar los esfuerzos del municipalismo en generar o reforzar polos de izquierda rupturista que abrace una estrategia de autoorganización popular como elemento central de su acción política, lejos del ritmo intenso de la gestión diaria institucional, en pueblos, barrios y ciudades”. La intención es crear “espacios de contrapoder político municipal”, con una “legalidad propia” más allá de las leyes vigentes. “En consecuencia, los cargos electos se convierten en los primeros representantes de esta nueva legalidad, de esta nueva realidad democrática que se va conformando mientras avanzamos en el proceso de liberación”.

ASAMBLEA MUNICIPALISTA

Se trata de la estrategia ya aplicada en el Parlament de crear una jurisdicción legal propia aboliendo de facto la legalidad vigente. A partir de ahí, pretende impulsar y consolidar la Asamblea Municipalista de los Països Catalans, “entendiendo que la creación de institucionalidad propia es imprescindible para sostener un proyecto de ruptura y para desplegar estructuras que puedan operar en clave de contrapoder”. La Asamblea Municipalista de los Països Catalans ha de ser una realidad inminente y ha de comenzar a caminar antes de finales del 2018 para convertirse en un referente institucional en clave republicana”. Este organismo pretende ser un “marco político representativo nacional, republicano y legítimo frente a las autonomías y municipios intervenidos política, judicial y económicamente por el Estado español”. También pretenderá ser “un marco que supere la división administrativa, y por tanto, política, a que está sometida nuestra nación”.

Con esta estrategia la CUP busca distanciarse de las restantes fuerzas independentistas, abrazando una hoja de ruta radical y diferente, en un momento en que tanto el PDeCAT como ERC se muestran más proclives a volver a la senda del pacto con Madrid.

LOS NÚMEROS NO SALEN

A pesar de ello, fuentes de la organización anticapitalista señalan a Metrópoli Abierta que “muy posiblemente, el próximo pleno tendrá una composición similar en correlación de fuerzas a la que existe actualmente”. En la ecuación podría fallar el PDeCAT, que previsiblemente bajará mientras que ERC sube de manera importante. Ello hace soñar a los cupaires con que se pueda consolidar, tras los comicios, un frente formado por Barcelona en Comú, ERC y la CUP. “No es de descartar que estas tres fuerzas puedan bordear la mayoría absoluta, aunque si le sumamos al PDeCAT, los números saldrían”, subrayan las fuentes.

Otra cosa es que los radicales quieran gobernar mano a mano con los postconvergentes. “En un Gobierno no podemos estar con ellos”, aseguran las fuentes a pesar de que se necesiten sus votos en un frente soberanista. ¿Pero es posible un frente de izquierdas, con el PSC dentro de la ecuación? También lo dudan. En realidad, también son conscientes de que las combinaciones son muy difíciles por la correlación de fuerzas: “Si BeC se decanta por determinadas medidas superreformistas, la CUP y ERC no las compraremos, porque no estamos por esa labor. En cambio, si apuesta por medidas rupturistas es el PSC el que no comprará. Hemos de tener en cuenta que en esta legislatura el PSC votó en contra de determinadas opciones simplemente porque nosotros votamos a favor. Si ideológicamente se extrae al PSC o a la CUP de esa ecuación, un gobierno de izquierdas no sale ni a la de tres”, afirman desde la organización anticapitalista. Mientras tanto, la CUP va dibujando su propio camino en una estrategia maximalista que trata de imitar en cada municipio el proceso rupturista que ya intentó desde el Parlament de Cataluña.

Noticias relacionadas