La importancia de ganar la alcaldía de Barcelona está dando lugar a 'escenitas' insospechadas hasta hace bien poco entre la grey política catalano-barcelonesa. Este jueves le ha tocado a Esquera Republicana de Catalunya (ERC) y la han protagonizado dos de sus miembros más excelsos: Alfred Bosch y Ernest Maragall han montado el numerito, en plena plaza Sant Jaume, del traspaso de poderes.
Como si de una estampa taurina se tratase, Bosch le ha pasado los trastos al hermanísimo de Pasqual Maragall, un socialista de toda la vida... ahora reconvertido en conseller de Acció Exterior de la mano de ERC.
Para estrenarse, Maragall no ha dudado en insinuar (como ninguneándola) que no considera a Neus Munté como candidata oficial del PDeCAT a la alcaldía.
“¿Es candidata la señora Munté?", se ha preguntado con retranca. "Todavía no lo sabemos. Cuando tengamos el mapa completo será momento de formular criterios, de tender manos, verificar distancias y contrastar posiciones", ha dicho, literalmente, Maragall.
VALLS, TAMPOCO
“No hay ningún candidato a batir, hay una ciudad que ganar", ha resumido Maragall, preguntado por sus posibles rivales, particularmente Manuel Valls. “Barcelona no acaba nunca, reclama mucho, es muy exigente, afortunadamente", ha dicho Maragall, que a sus 75 años se ve en condiciones de emular a su famoso hermano del PSC, filas de las que el mismo salió no ha mucho...
Maragall le ha mandado un dardo envenenado a Valls: "Es solo un competidor más, desde una explícita y bien lejana concepción, ideología y estrategia. La verdad es que no he prestado demasiada atención a las comparecencias públicas que ha hecho ese señor hasta el momento...".
“Toca hacer las cosas bien para que los votantes escojan la papeleta de ERC en las municipales y vean que la ciudad tiene retos pendientes y heridas abiertas, pero también un futuro por delante tan espléndido que no hay ninguna excusa para renunciar a nada", ha añadido Maragall, poco después de que Bosch le entregara al conseller su aval para que se presente a las primarias de los republicanos, amén de mostrarle su "total apoyo". Todo sea -a lo mejor- por heredar el cargo de Maragall en la Generalitat...
EL PACTO SOBERANISTA
Volviendo al tema de Munté: se trata del gran asunto en el frente independentista moderado (el revolucionario lo representa la CUP), con una batalla abierta entre PDeCAT y ERC a uno y otro lado de la simbólica plaza Sant Jaume.
Si el tema identitario está causando, en estos mismos momentos, un terremoto en el Parlament, al otro lado, de cara al Ayuntamiento, las rencillas entre ex convergentes y republicanos no le van a la zaga.
Desde Waterloo, el ex presidente Puigdemont está forzando las máquinas para que en las elecciones municipales del próximo año se presente una candidatura única. De momento, ERC ha relevado al peón Bosch por el alfil Maragall, a la espera de que el PDeCAT haga lo propio. De ahí la insinuación malévola de Maragall sobre si Munté es su candidata...
Bien sabe Maragall que Munté fue elegida el pasado mayo como candidata oficial del PDeCAT tras derrotar en la primarias a Carles Agustí, responsable de Govern Obert de la Diputació de Barcelona. También que ella estaría in-dispuesta al sacrificio...
En definitiva: Ernest Maragall ha incidido en que se busca un alcaldable único soberanista, en una candidatura tipo Junts pel Sí de cuando aquellas autonómicas. Munté está en el alero y puede caer, como ya lo ha hecho Bosch en el otro bando.
Mientras tanto, sigue preparándose el camino a alguien que cada vez más se parece a Ferran Mascarell, otro superviviente del chaqueterismo de la política catalano-catalanista de los últimos años y que, en estos momentos, es el que más suena para ser 'el elegido'.
Mascarell, que se autodefine como "socialdemócrata, catalanista e independentista", es el cada día menos 'tapado' candidato de Puigdemont. De momento, sigue viéndolas venir desde la meseta como delegado de la Generalitat de Catalunya en Madrid.