La situación dentro de la candidatura del PDeCAT se enturbia un poco más cada día. La candidata in pectore, Neus Munté, que el pasado mes de mayo ganó las primarias al enfrentarse a su rival, Carles Agustí, no tiene claro todavía si será la candidata definitiva, a la espera de que se aclaren las indecisiones de si el expresident Carles Puigdemont decide presentar a otro candidato más cercano a sus tesis.
“En estos momentos, nada está claro. Ferran Mascarell, que era el candidato que sonaba para llevar las siglas independentistas ha sentido vértigo ante los nombres de sus rivales: Ernest Maragall y Manuel Valls, y no ve claro lanzarse a la aventura. Todo hace suponer que hasta finales de mes, como mínimo, no habrá una decisión en firme sobre qué se hace con la candidatura del PDeCAT”, explican fuentes de este partido a Metrópoli Abierta. O eso o que Puigdemont presione para que el anuncio se haga antes.
El motivo de ese aplazamiento es que Mascarell quiere sopesar hasta dónde puede llegar el apoyo y la maquinaria de una candidatura bajo los auspicios de la Crida per la República, la nueva formación que echará a andar el próximo 27 de octubre de la mano de Puigdemont. “Estamos en un impasse”, admiten las fuentes. Mientras tanto, Munté está en stand by. “Neus es una persona de partido. Y si desde el partido le dicen que hay otra candidatura, estará de acuerdo. Es cierto que ganó las primarias, pero si desde la federación de Barcelona le piden que lo reconsidere para ir bajo otras siglas como las de la Crida o dar cabida a Mascarell, lo acatará”, aseguran desde la formación.
NO A LOS EXPERIMENTOS
Pero el malestar dentro del PDeCAT por las maniobras de Puigdemont es creciente. “Estamos hartos de maniobras de palacio. Queremos un partido transparente, donde los candidatos sean responsables. Por eso se puso el régimen de incompatibilidades tan estricto”, advierten.
Pero también recuerdan que “la mayoría de los alcaldes que tenemos quiere concurrir con las siglas del partido y no realizar experimentos. No quieren ser floreros. Si se decide que no vamos con nuestras siglas, se llegará a una situación muy delicada”.
Recuerdan en el PDeCAT que esta formación tiene “479 alcaldes y más de 3.000 concejales”. Ésa es una masa crítica que hace funcionar el engranaje del partido. Pero es también un contrapoder a Puigdemont y a las maniobras de alta política que se intentan programar de cara a las municipales del próximo año. “En estos momentos, la posibilidad de una candidatura unitaria independentista es casi imposible. Si a finales de mes Mascarell decide dar el paso, ya veremos en qué condiciones se realiza ese anuncio. De momento, no se ha presentado a primarias. Y si se presenta, ¿quién le garantiza que las gane?”, auguran desde las filas del partido conservador. Se trata, en definitiva de todo un aviso a Puigdemont: las bases y los cuadros del PDeCAT no están dispuestos a obedecer indefinidamente, máxime cuando la estrategia rupturista y de confrontación aplicada por el expresident es radicalmente contraria al espíritu y la herencia política del partido.
ALCALDES MOLESTOS
Las fuentes aseguran que “hay un grupo de alcaldes muy molestos porque pretenden quitarnos las siglas. En las últimas elecciones lo hicimos con las de CiU y ahora funcionamos con las del PDeCAT. En el Parlament, hemos pasado por Junts pel Sí y por Junts per Catalunya. Y ahora ya no quieren más siglas. Rechazan, en principio, las de la Crida. Lo único que quieren es que se les tenga en cuenta y volver a ser el partido de la centralidad”.
Desde los cuadros posconvergentes se advierte que si en las municipales se borran las siglas del partido, el catalanismo de toda la vida habrá sido aniquilado. “O el PDeCAT toma el rumbo y marca perfil o la centralidad en Cataluña desaparece. Ése es el problema de fondo”, advierten dirigentes del partido.
El próximo 27 de octubre será el día clave para decidir el rumbo a tomar: si el PDeCAT decide observar desde lejos a la Crida per la República que Puigdemont pondrá a caminar, Mascarell se lo pensará dos veces. “Sólo está a la espera de ver cómo funciona lo de la Crida. Si el PDeCAT se integra sin mayores problemas en la Crida, tirará millas. De lo contrario, puede que dé marcha atrás”, reconocen fuentes del PDeCAT.
En las filas del partido también se afirma que “si se decide acatar las directrices que vienen de Waterloo y diluirse en candidaturas bajo las siglas de la Crida, habrá guerra, porque Puigdemont tendrá enfrente a la mayoría de los alcaldes del PDeCAT”.