La candidatura del PDeCAT en la ciudad de Barcelona de cara a las elecciones municipales del año que viene se complica cada día más. La candidata in péctore de los postconvergentes, Neus Munté, que ganó las elecciones primarias el pasado mes de mayo frente a Carles Agustí, va perdiendo opciones para encabezar la candidatura a pesar precisamente de esas primarias. Desde su victoria, sin embargo, han salido a la palestra varios nombres de personas de confianza del expresident Carles Puigdemont.

Para zanjar toda polémica y el insólito baile de candidatos, la propia Neus Munté había puesto sobre la mesa un candidato supuestamente inapelable que podría servir para neutralizar los intentos de Puigdemont de influir en la composición de la lista: se trataba de Joaquim Forn, que a su condición de encarcelado por el referéndum del 1 de octubre del 2017 suma el hecho de su dilatada experiencia municipal, ya que ofició como número 2 del anterior alcalde, Xavier Trias.

Pero las semillas plantadas por Puigdemont durante los pasados meses han germinado y uno de los nombres propuestos ya lo tiene claro y le ha dicho que al ex President, que está dispuesto a ser el candidato de su lista: se trata del ex socialista Ferran Mascarell, ex consejero de Cultura y actual delegado de la Generalitat en Madrid, nombrado para tal cargo por Quim Torra el pasado mes de julio, tras haber sido cesado a raíz de la aplicación del artículo 155 y la intervención de la Generalitat por parte del Gobierno central en octubre del pasado año.

El sí de Mascarell, pues, supone ahora un auténtico problema para Puigdemont y los suyos, habida cuenta de que Forn ya había dado el OK a Munté para ser él el candidato. “El nombre fue puesto encima de la mesa para que Puigdemont dejase de enredar con más candidatos. Y, en realidad, no lo ha hecho; lo que pasa es que Mascarell, que era uno de los tentados, ha dicho ahora que sí. Ya había anunciado que diría algo a últimos del mes de octubre, y ha cumplido. Lo que no preveía era la interferencia de la candidatura de Forn”, explica a Metrópoli Abierta una fuente interna del PDeCAT.

LAS RAZONES DE PUIGDEMONT

Según estas fuentes, el ex president huido a Bélgica tiene muy claro que Forn no es el mejor candidato a alcalde porque está en la cárcel y no podrá hacer campaña electoral en la calle, lo que representa un importante hándicap, especialmente en unas municipales, en las que el contacto del candidato con la gente es fundamental.

Puigdemont junto a la candidata del PDeCAT al Ayuntamiento de BCN, Neus Munté / Archivo



En realidad, el temor de Puigdemont es que la ausencia del candidato en los mítines acabe pasando factura a los postconvergentes en las urnas, como ocurrió con Oriol Junqueras en las últimas elecciones autonómicas de diciembre pasado: ERC partía como favorita en los sondeos, pero la ausencia de Junqueras, entonces preso en Soto del Real, acabó relegando a la formación republicana al tercer puesto en el Parlament. De ahí que el ex presidente no se fíe de un candidato virtual.

Por otro lado, el nombre de Mascarell le interesa a Puigdemont por varias razones: en primer lugar, porque se lo puso en bandeja su antecesor, Artur Mas, que fue quien le nombró consejero de Cultura cuando fue elegido presidente; en segundo lugar, porque ha sabido granjearse el respeto de un sector del independentismo a pesar de provenir de las filas del PSC; y en tercer lugar, porque con él espera captar votos de un espectro de centro izquierda que, aunque no sea netamente independentista, ven en ese candidato una persona con experiencia (también mantuvo responsabilidades en el Ayuntamiento con Pasqual Maragall) y las ideas ubicadas en el centro izquierda, lo que podría acabar de decidir a algunos ciudadanos que duden entre PDeCAT (o Junts per Barcelona, el nombre que se rumorea que puede tener finalmente la candidatura) y ERC.

FALTA EL ACOMODO DE FORN Y MUNTÉ

Se trata, en definitiva, de un candidato que le da una pátina de transversalidad a la lista de Puigdemont, que es uno de los efectos que el ex presidente busca con su lista de notables. Falta decidir qué pasa con Joaquim Forn y Neus Munté, pero las fuentes consultadas apunta a que se les buscará acomodo en las mismas.

Munté y Forn, en el centro, antes de que él entrase en prisión / Archivo



La presencia de la propia Munté el pasado sábado en la presentación oficial de la Crida Nacional de Puigdemont y Torra en Manresa es una muestra de que la hasta ahora candidata está dispuesta a ir al sacrificio y a aceptar que la descabalguen de la candidatura. Los cuadros municipalistas del PDeCAT (enfrentados a Puigdemont, porque reivindican candidaturas con el nombre del partido y no con nombres de plataformas diversas) no han arrojado la toalla todavía, ya que confían en que pueda haber una última sorpresa, que sería el rechazo a Mascarell en unas primarias. Ahí entraría en juego el pacto de Munté: si ella no se presenta, el ex socialista no tendría rival y sería matemáticamente elegido en candidato, conforme a los deseos de Puigdemont.

Todo un juego de tronos dentro del PDeCAT.

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