Ada Colau ya está en campaña electoral. En un ejercicio de amnesia o, simplemente, de tergiversación de la realidad, Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, ha dicho este lunes que el gobierno de los comuns ha cumplido el 90% de la hoja de ruta.
Pisarello, sacrificado por Colau en su próxima lista electoral, ha comentado que el actual gobierno municipal ha finalizado 909 proyectos, ha puesto en marcha 595 y 14 están pendientes de iniciarse. También ha afirmado que el Ayuntamiento goza de buena salud económica, con unas cuentas equilibradas y una reducción de la deuda. Y ha presumido de su política de movilidad, de su obra de gobierno en materia de vivienda, etc.
MENOS VIVIENDAS DE LAS PROMETIDAS
El número dos del Ayuntamiento ha remarcado que el Ayuntamiento ha comprado 650 pisos de alquiler social y que se han duplicado las ayudas a la rehabilitación hasta los 114 millones de euros. En la campaña electoral de 2015, Colau prometió que levantaría 4.000 pisos públicos y movilizaría otros 4.000. El concejal de vivienda, Josep Maria Montaner, aseguró el pasado mayo que Barcelona tendrá 1.500 pisos que añadir al parque público. Marilén Barceló, regidora de Ciutadans, criticó a finales de 2018 que en Barcelona había 430 familias esperando un piso de emergencia social.
En su discurso, Pisarello no ha hablado de los recortes de Colau ni ha hecho autocrítica del aumento de la inseguridad en Barcelona. La proliferación de narcopisos y el incremento de los robos en la Ciudad Condal han dañado la imagen de la alcaldesa, que elude sus responsabilidades y culpa a la Generalitat por no destinar más Mossos a la capital catalana.
TENSIONES EN TMB
En materia de movilidad, Pisarello ha presumido del despliegue total de la nueva red de autobuses, la apertura del metro en el barrio de La Marina y la construcción de las supermanzanas de Poblenou y Sant Antoni. Obviamente, no ha alardeado de la última huelga de los trabajadores del Metro ni de las tensiones internas de TMB, empresa pública que desde 2016 no actualiza los sueldos de su cúpula. ¿Dónde está la transparencia prometida hace cuatro años? Tampoco ha hablado del rechazo de algunos barrios por la supresión de líneas de autobús que complican la movilidad de sus vecinos ni de los casos de amianto detectados. Ni de la crispación política suscitada por la unión del tranvía por la Diagonal.
Pisarello ha ensalzado la construcción de nuevos carriles bici y de la creación de la comercializadora pública Barcelona Energía, cuyos precios no son más baratos que el de los operadores privados. Entre los fracasos más sonados del gobierno municipal está el rechazo a la funeraria pública que impulsó Eloi Badia, concejal de Presidencia, Agua y Energía. Obviamente tampoco hubo ninguna referencia a la gestión municipal del hundimiento de 144 nichos en el cementerio de Montjuïc. La llamada "alcaldesa del pueblo" ni ha pedido disculpas ni ha tenido palabras de recuerdo hacia las familias afectadas. Ni ha escrito un simple tuit.
EL FIASCO DE LA EMA
La ciencia también han tenido su protagonismo en el discurso de Pisarello. “Frente a los que dicen que no tenemos proyecto, decirles que apostamos por la ciencia, la tecnología y la innovación. Queremos convertir Barcelona en un gran centro de innovación científica del sur de Europa. Es nuestra propuesta a medio y largo plazo”, ha sentenciado el primer teniente de alcalde. En el recuerdo está el fracaso con la EMA, que descartó Barcelona por la actual situación política que se vive en Cataluña y la postura tibia del Ayuntamiento. En una conversación privada con representantes del PSC, antiguo socio de los comuns, Colau deslizó: “La EMA no es del agrado de nuestras bases”.
Pisarello, por otra parte, es un personaje con mala reputación en el mundo económico, muy crítico con su talante altivo y con su desplante al máximo responsable del Mobile, John Hoffman, en una cena organizada por los Amics del Passeig de Gràcia.
Cuatro años después de su victoria electoral, la Barcelona de Colau está mucho peor que la de Trias. La ciudad ha perdido prestigio y los problemas se han multiplicado. No obstante, Pisarello tiene una visión mucho más idílica y pide el voto para los comuns: “Hemos ido tan lejos como nos lo han permitido los 11 concejales. Nos gustaría tener más fuerza en un segundo mandato, en el que se verían muchos cambios estructurales”.