Xavier Trias pagaba el alquiler de los okupas del 'Banc expropiat'. Ada Colau, en cambio, intentó comprar el local en el que llevaban años instalados, pero las altas pretensiones de la propiedad impidieron el acuerdo. Tras el desalojo de los okupas, estos se trasladaron a otro inmueble en la misma Travessera de Gràcia y finalmente se instalaron en el antiguo CAP de Quevedo, en la calle del mismo nombre, donde permanecen desde septiembre de 2017.

El desalojo del 'Banc expropiat' desembocó en graves altercados en Gràcia en 2016. La paz social se vio alterada en las noches posteriores por los enfrentamientos con los Mossos d'Esquadra de simpatizantes del movimiento okupa, que convirtieron las calles del barrio en un campo de batalla.

El edificio del CAP Quevedo es propiedad de la Tesorería General de la Seguridad Social, aunque desde el portal de participación del Ayuntamiento se inició una campaña para adquirirlo, aunque con escaso apoyo.

BLOC 17

Si con el 'Banc expropiat' el gobierno de Ada Colau ha intentado sin éxito adquirir el local que ocupaban para cedérselo, en otros casos sí que lo ha conseguido. Por ejemplo con el Bloc 17, edificio que un vecino de Horta dejó en herencia a la Fundación de Caixa Catalunya para que lo utilizaran las entidades juveniles del barrio. Al comprar el BBVA la caja catalana, cesó la actividad de la obra social de la entidad adquirida y el banco entendió que el edificio era de su propiedad.

No lo vieron igual las entidades juveniles de Horta, que se quedaron en el edificio, de forma ilegal, hasta que el Ayuntamiento acordó el pago de un millón de euros al BBVA para quedarse definitivamente el inmueble, ubicado en el corazón del barrio, donde se juntan la calle Horta y la calle Fulton.

CA LA TRAVA

Con Ca la Trava, el consistorio también se ofreció a interceder entre las partes, pero sin posibilidad de aportar una solución, pues la propiedad, la inmobiliaria La llave de oro, tenía decidido construir viviendas tras la demolición, que se ha de llevar a cabo a finales de este mes.

Los jóvenes de Ca la Travalanzaron pintura contra la sede del distrito de Gràcia / P.A.



El regidor de Gràcia, Eloi Badia, ofreció su ayuda para buscar una solución, aunque los okupas de Ca la Trava no se tomaron bien la propuesta y acabaron pagándola con la sede del distrito, en la plaza de la Vila, donde arrojaron botes de pintura contra la fachada. Finalmente, se han ubicado en otro local vacío del barrio, desde donde mantienen su actividad.

CAN VIES

Al igual que con el desalojo del Banc Expropiat, en Can Vies se produjeron graves disturbios en 2014 -mandato de Trias- cuando los Mossos procedieron a expulsar a los okupas para cumplir con el plan urbanístico de 2003, que prevé el derribo del edificio y la construcción de una subestación eléctrica de TMB, propietaria del inmueble, así como el cubrimiento de las vías.

La regidora del distrito de Sants, Laura Pérez, se comprometió con los okupas y las asociaciones vecinales que les dan apoyo a buscar una alternativa al derribo y permitir así que la actividad de Can Vies siga en marcha. A escasos meses de que se acabe el mandato, Can Vies sigue igual que hace cuatro años y tras un tímido intento de modificar el plan urbanístico, no hay ninguna novedad respecto al destino final de los terrenos y la construcción de la subestación eléctrica. Tampoco los okupas saben qué va a pasar.

L'HORT DE LA VILA

Otro caso singular es el de l'Hort de la Vila, en Sarrià, un conjunto de casitas que llevaba ocupado año y medio por los jóvenes del Ateneu Popular de Sarrià, cuando un incendio provocado durante la noche calcinó el edificio a finales de marzo de 2018. Los okupas responsabilizan a movimientos de extrema derecha del fuego, pues aparecieron también esvásticas pintadas en las paredes. El Ayuntamiento también y anunció que se personaría en la denuncia cuando se encontrara a los culpables, pues el inmueble es de su propiedad.

El equipo de Colau estuvo dudando entre acabar de derribar las casitas -la opción más económica- o rehabilitarlas, tal y como pedían los okupas. Por el momento no hay un proyecto firme. Sólo se ha procedido a derribar, por motivos de seguridad, los elementos que amenazaban con caerse, a la espera de una decisión firme sobre qué uso se le dará al espacio.

Estos son algunos de los edificios okupados de Barcelona más emblemáticos y el equipo de Colau se ha ofrecido hasta ahora como intermediario para encontrar una solución, no siempre con éxito.

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