La intensa vida social que lleva la alcaldesa de Barcelona supone gestionar una impresionante agenda de presentes y regalos que la titular de la misma ha recibido durante la legislatura. En concreto, Ada Colau recibió, hasta primeros del pasado mes de marzo, casi 400 regalos como primera edil de Barcelona en la última legislatura, un número que significa la recepción de algo más de un centenar de obsequios anuales.
Parte de estos regalos se desviaron a la biblioteca municipal o a los servicios de documentación de la alcaldía. Otro puñado de ellos recalaron en la sala de obsequios de la alcaldía, también a los servicios de restauración o de atención protocolaria, cuando los regalos eran para consumir, mientras que una parte acabaron en un concepto tan genérico como es el de Alcaldía, sin especificar más y sólo uno acabó en el despacho de la alcaldesa: el libro Perros Salvajes, que fue premio RBA de novela negra. Se lo había hecho llegar esta editorial a Colau el 3 de octubre de 2016.
Entre los regalos más perecederos figuran cajas de bombones, de dulces, de cervezas, de vino o cava, etcétera. El primer regalo que recibió como primera edil fueron, precisamente, dos cajas de cerveza del grupo Mahou San Miguel el 13 de julio del 2015, que fueron entregadas luego a los servicios de restauración del consistorio. Al día siguiente siguió el mismo camino una cesta con mangos entregada por el consulado de Pakistán.
DICIEMBRE, UN MES DE REGALOS
En diciembre de ese año, los regalos (como cada año) se multiplicaron. Colau recibió desde 12 botellas de cava de Freixenet hasta cajas de bombones (del Colegio Oficial de Agentes Comerciales de Barcelona, del cónsul de Turquía en Barcelona, de Ferrovial, del Gremio de Servicios de Restauración de Barcelona), dos botellas de vino y una caja de dátiles del cónsul de Argelia, otra caja de dátiles del cónsul de Túnez, una caja de cervezas de San Miguel, una cesta de frutas y verduras de la Asociación de Empresarios Mayoristas de Frutas y Hortalizas de Barcelona, tres estuches de vino y cava de Codorniu, una caja con especias del alcalde de Tel Aviv, una lata de aceite de oliva del Consorcio de la Zona Franca o un calendario con turrones del CETT (campus de formación y transferencia de conocimiento en turismo). La lista es más extensa, pero todos estos presentes fueron entregados al servicio de protocolo del consistorio. Otros obsequios fueron destinados a otras dependencias municipales.
Todos los meses de diciembre, los regalos se sucedieron durante estos años (con ligeras variantes). Indefectiblemente, los productos eran desviados hacia los servicios de protocolo y restauración. También los presentes que le eran entregados por las visitas recibidas en su despacho o los que le hacían en los distintos viajes institucionales a otras ciudades, han sido debidamente canalizados.
A la sala de obsequios de la alcaldía han ido a parar, por ejemplo, dos delantales negros entregados por Eneko Goia, alcalde de Donosti. En otro encuentro, Goia le regaló a Colau un delantal, una bolsa, libreta y lápiz, que se sumaron a la colección de la sala de obsequios. También las láminas , cerámica, pins, CD y papiroflexia entregados por los supervivientes de Hiroshima. En noviembre de 2015, diversos países y ayuntamientos participantes en la feria Smart Cities entregaron a la alcaldesa diferentes regalos, desde un cuadro con filigrana de plata hasta platos de cerámica. Todos ellos están en la citada sala del consistorio.
OBSEQUIOS DE ANNE HIDALGO Y EL PAPA
En esa sala se encuentran también, por ejemplo, una taza modernista ofrecido por la Asociación Amigos de Paseo de Gracia y una billetera y agenda de piel del Banco de España. También está un pañuelo de cuello del Consorcio de la Zona Franca, la reproducción de un Ferrari del RACC, una litografía de Arranz-Bravo (entregada por el jefe de Bomberos de Barcelona), una reproducción de la Torre Eiffel y un pañuelo de señora regalado por Anne Hidalgo, alcaldesa de París, una litografía de Xavier Rodés, un colgante y pendientes con forma de rosa regalados un 23 de abril por una tienda de joyas, la llave de la ciudad de Mostar, el libro Light son the Ways of Hope regalado por el Papa Francisco, bandejas, bolígrafos, obsequios exóticos y no tan exóticos.
Muchos de los obsequios consisten en libros o lotes de libros que, dependiendo de su temática, son enviados al servicio de documentación y se reparten luego entre las bibliotecas.
Pero en el departamento de alcaldía recalan otro grupo de obsequios, la mayor parte de las veces consumidos por el personal del mismo. Así, de vez en cuando se reparten cajas de bombones. O un pañuelo de seda regalado por la campeona de ajedrez Anna Muzychuk en mayo del año pasado. O las rosas de Sant Jordi que llegan desde diferentes empresas como detalle los días 23 de abril. También se quedó en este departamento el libro Torres en la cocina, entregado por sus autores, los dos conocidos hermanos cocineros, pieza de cerámica regalada por la alcaldesa de Lugo u otra de Sargadelos que le había entregado el alcalde de Santiago de Compostela, una reproducción de un resto arqueológico (que representaba una paloma) regalada por la gobernadora de Attica (Grecia), retratos y caricaturas de Ada Colau o libros diversos.