El alcaldable del PSC por Barcelona, Jaume Collboni, ha apostado por intensificar las multas sobre quienes consumen prostitución -"hablando en plata, los puteros", ha dicho- para acabar con el tráfico y la explotación de mujeres en la ciudad.

Durante un acto sobre feminismo en el distrito de Sant Andreu, el candidato socialista ha criticado que, aunque ya existen normas que contemplan sanciones para "los prostituidores", el gobierno de Ada Colau no las usa con suficiente contundencia, ya que "solo puso cuatro multas en 2018".

CRÍTICAS A CIUDADANOS Y A LOS COMUNES

"Ser un alcalde feminista quiere decir luchar por tierra mar y aire contra la explotación sexual de las mujeres, y no convivir con normalidad con ella", ha subrayado Collboni, que ha insistido en que esta práctica constituye una forma "flagrante" de desigualdad.



En este sentido, ha acusado a "una parte" de los comunes de coincidir con "la misma posición que la derecha" de Albert Rivera (Cs) en querer convertir la prostitución en una profesión.

En la misma línea, el diputado al Parlament Ferran Pedret ha expuesto que la prostitución "no es una cuestión moral, es una cuestión de clase", ya que las mujeres prostituidas "son migrantes o de posición social desfavorecida, y no lo son por casualidad".

LA PROPUESTA DE VALLS 

El candidato a la alcaldía de Ciudadanos, Manuel Valls, ya explicó el pasado 7 de mayo que ve complicado prohibir la prostitución. Se muestra más partidario de multar a los clientes para intentar acabar con esta práctica, tal como ya prevén las Ordenanzas Municipales. 

El ex primer ministro de Francia no considera la prostitución una actividad económica y es por este motivo que subraya la necesidad de luchar contras las mafias. También es partidario de impulsar políticas que ayuden a las personas que la ejercen a salir de ella.

MANIFESTACIÓN CONTRA LA PROSTITUCIÓN

Aparte de los grupos municipales, los ciudadanos de Barcelona también tienen su propia opinión sobre la prostitución. El sábado 11 de mayo unas 100 personas se manifestaron en dos marchas contrarias, una a favor de los derechos de las trabajadoras sexuales y una contraria a la prostitución. Esta última también aprovechó la ocasión para pedir la prohibición internacional de la gestación subrogada. 

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