Ada Colau se despide de la alcaldía entre lágrimas
Los ‘comuns’ asumen su fracaso y piden un pacto amplio con las izquierdas
27 mayo, 2019 00:35Con el “sí se puede” de fondo, Ada Colau sube al escenario de la Fabra i Coats y asume su derrota. El público calla y observa expectante. "¿Y, ahora, qué?", se preguntan algunos. “He sido la primera alcaldesa de Barcelona”, ha dicho, reconociendo por su tono que –con el 95 % de los votos escrutado– el nuevo primer edil será el veterano Ernest Maragall, de ERC. “Después de cuatro años, aquí estamos, como gente común”, ha recalcado fiel a su lema repetido a lo largo y ancho de la campaña electoral.
No han faltado las lágrimas ni tampoco el discurso motivacional en una noche tensa con una victoria ajustada. ERC se impone con 157.000 votos (10 escaños) y BComú le pisa los talones con 152.000 votos (también 10 escaños). Durante unas horas, los comuns se han venido arriba pensado que ganaban, pero finalmente se ha impuesto la formación independentista.
VISIÓN FEMINISTA Y REPUBLICANA
La número uno de los comuns en Barcelona ha obviado los problemas de Barcelona y ha querido resaltar los puntos fuertes de su gestión que, según ella, han marcado una tendencia. “Ahora todos quieren ser feministas, republicanos y populares”, ha presumido. En este sentido, ha insistido en la amplia mayoría de las izquierdas en la ciudad y ha abierto la puerta a hablar con ERC. Y también con PSC, a quien ha felicitado por sus ocho escaños obtenidos en la ciudad.
La alcaldesa ha señalado que "28 concejales de izquierdas es un resultado histórico para las izquierdas en Barcelona". En esta tónica, ha pedido que la "mayoría más amplia que nunca de izquierdas en esta ciudad" sirva para dar "un mensaje poderoso de valentía y esperanza al mundo".
Tampoco se ha olvidado de sus enemigos, los lobbies y las grandes corporaciones, a quienes –según ella– ha tenido siempre en contra. Con las lágrimas empapando sus mejillas, ha guardado silencio durante unos segundos. El público ha aplaudido y ha repetido el conocido “sí se puede” acompasado con las palmas. Después del discurso ha vuelto la pregunta. ¿Y, ahora, qué? Veremos.