La gestión de la seguridad es la gran asignatura pendiente de resolver en Barcelona. El barómetro municipal, la encuesta que realiza el propio Ayuntamiento sobre el estado de la ciudad, no deja lugar a dudas. La inseguridad es el principal problema de la ciudad, según los barceloneses. Pero el problema, lejos de decrecer, va claramente al alza. Si el pasado diciembre, un 21% de los encuestados opinaba que el aumento de los delitos era la anomalía más grave de la ciudad, el porcentaje ha crecido 6,4 puntos en seis meses y se ha situado en el 27,4%.

Los últimos años, la preocupación por los altos índices de criminalidad en Barcelona se ha disparado desde la llegada de Ada Colau. Mientras en junio de 2015, tras las elecciones que Colau ganó a Xavier Trias, solo el 3,4% de los vecinos estaba intranquilo por la inseguridad en la capital catalana, al final del mandato había crecido 17,6 puntos, hasta el citado 21%.

Sin embargo, la preocupación por la seguridad no es un problema exclusivo de los gobiernos de Colau. De hecho, los datos históricos de los barómetros municipales hasta 1991 indican que las peores valoraciones por inseguridad las obtuvo Joan Clos en marzo de 2003, con un 28%, y un año antes, con un 27%. Ahora, la inquietud por la inseguridad se acerca al máximo histórico del 28%.

ALBERT BATLLE SE PERFILA COMO EL CONCEJAL DE SEGURIDAD

Los datos han aparecido en plenas negociaciones por el gobierno de la ciudad entre Barcelona en Comú y el PSC. El nuevo ejecutivo de la ciudad tendría que estar listo a mediados de julio para aprobar la distribución de las carteras en el pleno de ese mes. Una de las incógnitas que se tienen que desvelar en los próximos días es saber qué partido se queda la concejalía de Seguridad.

El pasado mandato, el Ayuntamiento no tuvo concejal de Seguridad y el mando político de la Guardia Urbana se llevó desde alcaldía. Colau nombró a un comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, pero todo apunta que este mandato el máximo responsable será Albert Batlle, número 3 de la lista del PSC que encabezaba Jaume Collboni.

Fuentes del PSC consultadas por Metrópoli Abierta valoran que Batlle, exdirector de los Mossos d'Esquadra, es la persona mejor preparada "y tiene la experiencia necesaria" para revertir la crisis de delitos que vive Barcelona. Probablemente, Colau, además, querrá sacarse de encima el departamento que más quebraderos de cabeza le ha dado y pasarle el muerto a los socialistas.

A su favor, Batlle también es el preferido para ocupar la cartera por una buena parte de la Guardia Urbana, aseguraron fuentes policiales a este medio el pasado 5 de junio. En 2014, cuando Ramon Espadaler era conseller de Interior, Batlle fue nombrado director general de la policía autonómica. Dimitió en julio de 2017 por estar en contra del referéndum independentista.

400 NUEVOS MOSSOS

Durante la campaña electoral, Batlle explicó algunas de las claves que, a su parecer, se tienen que poner en marcha para acabar con el alto índice de delitos en la ciudad, que durante el primer trimestre de 2019 se ha situado en una media de 550 al día. La primera, y quizá la más importante, es ampliar el número de efectivos policiales en la ciudad. Los socialistas quieren incrementar en 1.000 agentes la plantilla de la Guardia Urbana y negociar con la Generalitat de Catalunya el traslado a Barcelona de 400 nuevos Mossos d'Esquadra.

Expertos en seguridad y en gestión pública consultados por Metrópoli Abierta apuntan en la misma dirección y consideran que la Generalitat se tiene que comprometer a aumentar el número de agentes de los Mossos d'Esquadra. Esta posibilidad ya fue defendida por la propia alcaldesa durante la campaña electoral. En un conferencia en el Hotel Avenida Palace, Colau acusó al conseller de Interior, Miquel Buch, de abandonar la seguridad de Barcelona con fines electoralistas y criticó que el Govern no aumentaba el número de policías en Barcelona desde 2009.

Desde la Oficina del Portavoz de los Mossos se reconoce que la Generalitat ha estado sin abrir oposiciones para la incorporación de nuevos agentes seis o siete años. Sin embargo, las fuentes consultadas recuerdan que ahora acaban de salir 500 mossos de la Escuela de Policía y otros 750 se incorporarán a lo largo del próximo año tras superar la convocatoria de exámenes y llevar a cabo la formación necesaria.

MÁS CONVIVENCIA EN CALLES Y PLAZAS

Aunque buena parte de los delitos se producen en el centro de Barcelona, la intención de los socialistas es "garantizar las niveles de convivencia y de seguridad en toda la ciudad", y para ello Batlle plantea hacer una distribución de recursos de manera adecuada a las necesidades de cada uno de los 73 barrios. Batlle subraya también la necesidad de "reforzar la autoridad administrativa para asegurar una buena convivencia en calles y plazas" y fijar prioridades. Para el número 3 de Collboni, la lucha contra los hurtos y poner coto al top manta son dos de ellas.

Un grupo de manteros en Colón practicando la venta ilegal de productos en la calle de Barcelona



También considera importante reforzar el liderazgo político de la Guardia Urbana y para ello propone "reimpulsar la Junta de Seguridad Local" presidida por la alcaldesa. Batlle se muestra también partidario de dar un nuevo impulso a la cooperación policial entre Mossos y Guardia Urbana, "creando unidades conjuntas y un nuevo centro de emergencias, y compartiendo más información". Y aboga por desarrollar un modelo integral de seguridad, "en el que todos los servicios municipales, y no solo los efectivos policiales, trabajen desde la dimensión de la seguridad: diseño del espacio público, limpieza, prevención y emergencias sociales".

POLICÍAS DE PAISANO

Los expertos en seguridad y gestión pública consultados destacan también la necesidad de que las Administraciones públicas hablen con la Fiscalía para tomar las medidas necesarias para acabar con la sensación de que los delincuentes entran por una puerta y salen por otra. Y defienden incrementar las patrullas de paisano en el metro y en los puntos de la ciudad donde se producen más delitos, como Ciutat Vella y Sagrada Família, y apostar por labores preventivas con vehículos y policías de uniforme en las zonas más calientes.

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