La restauración barcelonesa tiene pocos motivos para mostrarse optimista sobre su futuro. El balance del primer mandato del gobierno de Ada Colau fue desastroso para el sector. La alcaldesa y la exconcejal de Ciutat Vella Gala Pin se enemistaron con el Gremi de Restauració, al que vieron como a un enemigo en vez de aliado para el crecimiento de la ciudad. Tras la marcha de Gala Pin y la llegada del PSC al Ejecutivo local, el gremio esperó un cambio en las políticas sobre hostelería. El sector vio con buenos ojos que Jaume Collboni pasara a dirigir el área de Economía, Trabajo, Competitividad y Hacienda.

Sin embargo, su sorpresa llegó cuando el gobierno sociocomún presentó las modificaciones de las ordenanzas fiscales para 2020. Éstas contemplan un considerable aumento de impuestos y tasas, entre las que se incluye un brutal incremento de la tasa de terrazas de bares y restaurantes. Según el director del Gremi de Restauració, Roger Pallarols, en algunos casos podrían implicar una subida de hasta el 500 o 700%.

La modificación de las ordenazas fue aprobada de forma provisional en el último pleno del Ayuntamiento gracias a la abstención de ERC y JxCAT. La iniciativa volverá a someterse a votación en el último pleno del año, para aprobarse (o no) de forma definitiva antes del 1 de enero de 2020. En una entrevista con Metrópoli Abierta, Pallarols desgrana las claves de este mazazo para el sector, que emplea de forma directa a 70.000 personas en la ciudad.

¿Cómo se explica que en una situación de tanta inestabilidad se promueva una subida de tasas de las terrazas tan exagerada?

Me lo explico por un ejercicio de mal gobierno, por un desconocimiento absoluto de la realidad y por una empatía nula con el funcionamiento de la economía. Y me lo explico también porque la manera que tiene el Ayuntamiento de perseguir y perjudicar a los operadores de la restauración es miserable, ruin y lo contrario de lo que necesita Barcelona. Plantearse aumentos del 400 y hasta del 700% de las tasas es persistir en una actitud marca de la casa de hostigamiento al sector de la restauración. El ayuntamiento pone en jaque a muchos negocios, empleos y familias. Por eso, emplazamos a los grupos municipales de la oposición a que no faciliten esta revancha contra el sector de la hostelería.

Las tasas no se habían incrementado en los últimos años.

Nosotros no nos cerramos en banda a una actualización de las tasas. La revisión de las tasas incluidas en las ordenanzas fiscales oscilan entre el 3 y el 20%, pero en la restauración hablamos de incrementos de hasta el 700%. Esto no es una revisión, es un acoso y una persecución de alguien que cobra un salario público. Estos incrementos comportarán que muchas terrazas no sean viables y un ajuste de personal.

El Ayuntamiento sostiene que las tasas que se aplicarán en Barcelona serán las mismas que en París y Berlín.

La comparación que hace el Ayuntamiento con las tasas de París y Berlín es tramposa porque no diferencia el régimen fiscal y tributario con estas capitales. La renta per cápita de Barcelona, además, es muy distinta al de estas ciudades, que no ponen en riesgo sus negocios de hostelería. Nos deberían comparar con Madrid, Valencia, Bilbao y Sevilla. La restauración, recuerdo, genera más de 70.000 empleos directos en Barcelona.

La medida, teóricamente, ha partido del PSC, que controla el área económica.

Sí. Que la subida de tasas a las terrazas haya surgido del PSC para mi es lo más incomprensible e indecente. Al margen de que chirría su propuesta por muchos motivos, el PSC pudo llegar al pleno que aprobó las ordenanzas fiscales con un acuerdo con el sector de la hostelería. Pero ni siquiera lo intentaron.

 

Roger Pallarols junto a Jaume Collboni en una imagen de archivo 



Para mí es una gran decepción porque el PSC había mostrado, sobre todo durante el anterior mandato en la oposición, mucha empatía con las preocupaciones que tiene la hostelería. Durante la campaña electoral, reiteró su compromiso con los actores económicos con un lema muy acertado que era “Hagamos Barcelona fácil” para potenciar la ciudad como lugar de atracción de inversiones. Pocos meses después, nos encontramos con una medida contradictoria, descontextualizada y desproporcionada. En sus manos está una rectificación.

¿No hubo reuniones previas antes de su anuncio?

No hubo reuniones previas y los contactos casuales que hubo, por decirlo suavemente, no fueron satisfactorios. Insisto, esperemos que rectifiquen y vayamos a una actualización coherente de las tasas. Con unos márgenes razonables, nos podemos poner de acuerdo, pero no vemos ninguna bondad en una propuesta que plantea un aumento de las tasas del 400 o 700%.

En el anterior mandato, la exconcejal de Ciutat Vella Gala Pin admitió que había un motivo de fondo ideológico en la guerra del ayuntamiento con las terrazas porque quitaban espacio público al peatón. ¿El PSC ha comprado el discurso de los comunes?

En el anterior mandato, los socialistas reprobaron las medidas de Gala Pin, sustituida por el flagrante concejal Jordi Rabassa, que sigue sin revisar y rectificar las medidas que se adoptaron en Ciutat Vella y que fueron rechazadas democráticamente. Con Rabassa todavía encontramos peor predisposición que con Gala Pin, que ya es decir. Espero que el PSC recupere la coherencia y asuma los compromisos adquiridos con la restauración y se desmarque de planteamientos ideológicos que no son contemporáneos ni realistas.

Roger Pallarols con la exconcejal de Ciutat Vella Gala Pin



Usted confía mucho en convencer a los partidos de la oposición para revocar el acuerdo entre comunes y PSC, pero ERC y JxCAT se abstuvieron en el pleno de las ordenanzas fiscales.

Nosotros estamos en contacto con todos los grupos de la oposición y nos gustaría que el gobierno de la ciudad mostrara solo un pequeño porcentaje de la preocupación y la empatía que muestran los otros partidos con el sector de la restauración. Aún confío en un acuerdo razonable que no hunda al sector de la hostelería y lo único que no encaja es que el PSC haya abandonado posiciones que antes defendía. También me gustaría que el gobierno mostrara el respeto por el sector que sí tiene ERC, el partido que ganó las elecciones.

Los votos de ERC serán decisivos. Sin embargo, con su abstención permitieron que el gobierno tirara adelante la subida de tasas a las terrazas.

Me gustaría matizar una cosa. En el último pleno se produjo una abstención técnica temporal y los grupos de la oposición ya manifestaron sus reticencias por el aumento de las tasas de las terrazas. No se puede utilizar la política fiscal para perjudicar a actores económicos. Cuando se te va la mano con medidas llenas de incomprensión y rabia, éstas acaban siendo un obstáculo grave para el objetivo general. Me gustaría dejar claro también que el sector de la hostelería no es responsable de que no se hayan actualizado las tasas. Estamos en alerta, pero sobre todo estamos muy decepcionados por la nula empatía del ayuntamiento con la hostelería.

El aumento repercutirá en el consumidor. ¿Tomarse un café o una caña será más caro en el centro de Barcelona?

Sí. Los establecimientos afectados tendrán que compensar los costes y el negocio entrará en fase de riesgo. El hostigamiento del Ayuntamiento de Barcelona explica que muchos empresarios busquen nuevos destinos para invertir. Para ellos es raro que Barcelona, que siempre había sido una ciudad business-friendly, ponga tantas dificultades a los operadores. Cuando contamos nuestra experiencia a cualquier gremio de España, ponen los ojos como naranjas porque ellos viven una realidad antagónica. Las terrazas existen porque la gente las reclama, sobre todo desde que se prohibió fumar en el interior de los locales. Los hoteleros no somos culpables de nada, solo queremos dar servicio a los consumidores, que en la mayoría de los casos son barceloneses.

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