Paco Sierra (Tudela, 1975) es el portavoz de Ciutadans en el Ayuntamiento de Barcelona. También es presidente del Consell de Distrito de Les Corts y miembro del Consejo General de Ciutadanos Barcelona Capital Europea. La suya es una de las voces más críticas con la gestión de Ada Colau y Jaume Collboni en el consistorio, a quienes responsabiliza de los problemas de inseguridad que padece la ciudad. En una entrevista concedida a Metrópoli Abierta, también lamenta la gestión de la alcaldesa con la crisis del Mobile y, curiosamente, asegura que Manuel Valls hubiera sido un buen alcalde para Barcelona.
¿Qué radiografía hace de la Barcelona actual?
Barcelona todavía está en estado de shock por la pérdida del Mobile. La cancelación de empresas y la debilidad de la ciudad frente a grandes acontecimientos ha provocado la pérdida reputacional a nivel internacional. Además, la mala gestión de la alcaldesa, Ada Colau, y del primer teniente de alcaldía, Jaume Collboni, da la imagen de que vamos a volver a los tiempos oscuros de antes de los Juegos Olímpicos, a la localidad gris que le había dado la espalda al mar.
¿Qué pierde Barcelona con la cancelación del Mobile?
En cuanto al MWC, son 500 millones de euros que repercutían en una semana en Barcelona y que ahora hemos perdido. Son unos 14.000 empleos temporales que también se desvanecen, además de muchos otros sectores como la restauración, los hoteles y el transporte que también han quedado tocados. Tenemos que ser capaces de defender el congreso y ofrecer liderar el evento.
¿No se ha hecho así?
La alcaldesa Colau tendría que haber liderado el tema y no lo ha hecho. Su trabajo era hablar con las instituciones para ofrecer la seguridad que necesita un certamen como el Mobile y no lo hizo. Muchas empresas se han dado de baja. Tanto el teniente de alcalde como la líder de Barcelona en Comú no han sido conscientes del peso del MWC para Barcelona. Tanto en 2015 cuando Ada Colau decía que “El Mobile no nos hacía falta” como lo que dice ahora: “Sin el Mobile no se acaba el mundo”. Sí es verdad que tenemos cosas, pero lo queremos todo. Uno de los problemas de la primer edil es su falta de interés por todo lo que es sector privado, empresas y emprendimiento. Un ejemplo sería el Hermitage, el macroimpuestazo de los restauradores y con cualquier cosa que no sea introducir su ideología. Basta ver las ordenanzas fiscales y las tasas que pagamos los barceloneses. Es una guerra constante y trasladar esa ideología al terreno de la economía es muy dañino.
¿Los problemas de seguridad se han multiplicado?
Con la seguridad como principal preocupación de la ciudadanía se consiguió cambiar el concepto que se tenía de Barcelona. Por contra, ahora estamos asistiendo a semanas continuadas de crímenes, asesinatos y un constante incremento de robos con fuerza. La imagen ahora es bastante mala, los delincuentes pasean por la ciudad con total impunidad. La esperanza que tengo es en el tejido empresarial, aquellas personas que lograron levantar el municipio después de los atentados del 17-A o de los golpes que han recibido tras la cancelación del Mobile World Congress. La confianza está en mantener a estos individuos.
¿Cuál es el principal problema de inseguridad en la ciudad?
El problema de fondo son varios. En Barcelona faltan efectivos y es un hecho reconocido por todo el mundo. Desde Ciutadans hemos pedido el incremento de agentes en numerosas ocasiones pero el problema está en que el Ayuntamiento y la Generalitat van asincrónicos. Miquel Buch, conseller de Interior, está preocupado por otras cosas y no por la inseguridad en Barcelona. Ante las cifras alarmantes del aumento tan bestial de delincuencia no tuvieron más remedio que poner más efectivos.
¿Se ha notado el incremento de agentes?
Antes había 400 efectivos e hicieron un pequeño despliegue. Se nota en las calles de Barcelona pero no va acompañado de que el Ayuntamiento haga su propio esfuerzo. De hecho, vamos a tener un gran déficit de agentes porque se van a jubilar más de los que van a entrar en los próximos años. Advertimos de la situación, hablamos con la escuela de formación de la policía y nos dijo que solo podían asumir 300 efectivos más. Hasta ese número pedimos que aumentara la convocatoria de plazas. Al final fueron 200 y poco y con eso no van a cubrir ni las jubilaciones.
Por tanto, ¿sigue habiendo déficit de agentes?
La Unión Europa marca que por cada 1.000 habitantes tiene que haber 4,1 policías y nosotros no llegamos a 2 policías. Ese déficit hay que contraponerlo con los datos que tenemos de la Barcelona del 1992, cuando teníamos menos población y muchos menos visitantes. Visto en perspectiva, hemos perdido entre 400 y 800 efectivos. En este sentido, hay que recordar que estamos en alerta cuatro de antiterrorismo y los responsables deben ser conscientes del número de efectivos que hay.
¿Hay un incremento de agentes en verano?
Entre los meses de junio y septiembre este problema se acentúa. La población de Barcelona se duplica y tenemos menos efectivos policiales. Los agentes cogen vacaciones cuando pueden y nosotros, desde el grupo municipal, propusimos que se incentivara que los miembros de la Urbana fuesen capaces de desestacionalizar sus vacaciones para poder estar presentes durante las semanas de mayor tráfico en la ciudad. Durante una noche de fin de semana en agosto hay menos presencia policial que un lunes por la mañana. En Ciutat Vella, cuando cae el día, tienes dos patrullas –dos parejas de agentes– y durante el fin de semana, por ejemplo, solo hay una. Y la Ramba es una zona de conflicto, sobre todo en verano.
¿Albert Batlle no lidera estas gestiones?
Batlle tiene un problema porque no es el jefe de la Guardia Urbana. Según la carta municipal, la jefa es Ada Colau. Tuvieron bastantes enfrentamientos al abordar el fenómeno del top manta y los manteros siguen campando a sus anchas. Lo hemos visto en Navidad. Los comercios hacen gran parte de la facturación durante las fiestas y los manteros han seguido vendiendo en plena calle. Es un fenómeno que no se diluye. Saben que tienen un superior que les deja hacer más o menos.
¿Cómo se erradica la guerra de los narcopisos?
Las redadas en los pisos ocupados están bien, pero si no haces una campaña continuada contra ese tipo de delincuencia, se irán trasladando. Durante una semana, un operativo policial puede cerrar tres narcopisos pero al cabo de una semana tienes el mismo problema en otro lugar. Además, se añaden ahora los fenómenos de los narcoparkings y los narcocoches. Hace falta una campaña para erradicar las mafias en Barcelona. Con las mafias debemos tener tolerancia cero.
¿La nueva medida de Colau de cortar calles pone en riesgo la seguridad?
La seguridad al 100% no existe ya que el fenómeno del terrorismo islámico es muy difícil de combatir. Ya no se trata de un vehículo que pueda llevar a cabo un atropello masivo como ocurrió en La Rambla. Una persona con un cuchillo puede aparecer entre cualquier multitud. Hay que llevar a término los protocolos si realmente se quieren cortar las calles para los peatones. Me consta desde la Guardia Urbana que los reglamentos necesarios en Via Laietana no se llevaron a cabo. Hace falta más presencia policial.
¿Se debe terminar con los cortes de la Meridiana?
Hemos llevado el tema a pleno. Hemos dicho que ya basta con los cortes y desde el gobierno no están haciendo absolutamente nada. Esta impunidad que se ha adueñado de Barcelona ya la vimos en plaza Universitat. Y allí respondieron, actuaron. En cambio aquí pocas personas cortan arterias principales de la ciudad y la ciudadanía está hasta las narices. El derecho a manifestación lo tiene todo el mundo, pero todo tiene un límite. Dos docenas de personas no pueden poner en jaque toda una ciudad. Cuando a Albert Batlle le interesó, se desalojó la plaza Universitat. En la Meridiana, en cambio, no se hace nada. Creemos que se debe actuar ya. Estuvimos el sábado para pedir una Meridiana libre. Esta sensación de impunidad persiste.
Visto con perspectiva, ¿se equivocaron con Manuel Valls?
Son muchos los factores que influyeron en la separación de Manuel Valls –actual líder de Barcelona pel Canvi– con Ciutadans. Las encuestas de finales de 2018 nos decían que el exprimer ministro francés era una apuesta ganadora y, además, compartíamos unos espacios ideológicos. Creo honestamente que era el mejor candidato y que hubiera sido el mejor alcalde y Barcelona perdió una gran oportunidad.
Lo que en diciembre de hace dos años eran 12 concejales acabaron siendo seis y ahí influyeron muchas cosas. Las campañas constantes contra el partido, las discrepancias de Valls con Albert Rivera, los discursos del excandidato del partido más enfocados a política en general y no tanto en la ciudad, los pactos y no pactos con Andalucía y otro tipo de condicionamientos que al final nos acabó afectando. A pesar de eso creo que fue una lástima y una pérdida de oportunidades porque Manuel Valls era, de largo, el mejor candidato para revertir la inseguridad, de falta de vivienda pública y de valores y era consciente que iba a apostar por Barcelona a nivel económico.
¿Que diferencias hay entre Mariluz Guilarte y Carina Mejías?
Muy objetivo tampoco puedo ser porque soy amigo de Mariluz, la conocí desde el inicio y a Carina en 2012 cuando se incorporó al partido. Han sido y son dos líderes, que saben llevar equipos y en el caso de Mariluz, el plus que puede tener respecto a Carina es que ha sabido encabezar, pilotar y profesionalizar el grupo. Las dos tienen muchas habilidades. Carina es más relaciones públicas, más política, pero Luz representa muy bien los valores del partido: currículum y trayectoria profesional brillantes y lo pone a disposición para la ciudad.
¿Qué opina sobre que Quim Forn disfrute de permisos de salida de la cárcel?
Al líder de JxCat en el Ayuntamiento le tengo mucho cariño porque he coincidido con él en el Ayuntamiento durante muchos años. A Quim Forn le deseo lo mejor, pero tanto yo como él éramos consciente que al ponerse de consejero de Interior podía acabar en la cárcel. La semana antes de entrar le advertí que se iba a meter en un lío. Le dije de broma que le llevaría tabaco y siete días más tarde acabó entrando. A nivel personal siento mucho la situación porque se que es una persona dialogante y con la que puedes pactar muchas cosas, pero una persona que de verdad está en política tiene que ser consecuente con sus acciones.