El PP encaró las pasadas elecciones municipales con unas encuestas inciertas que vaticinaban la posibilidad de que, por primera vez, no lograra representación en el Ayuntamiento de Barcelona. El partido conservador, con una atrevida apuesta por Josep Bou, logró dos concejales, uno menos que en 2015. Diez meses después, el efecto Bou se diluye, con algunas tensiones internas y despidos en Barcelona. Su contundencia verbal contrasta con las formas tranquilas de Óscar Ramírez, a quien afeó en una anterior entrevista concedida a Metrópoli Abierta. Concejal desde 2011 a 2015 y desde 2019, Ramírez niega que el PP no respalde a Bou y lamenta que éste abriera una brecha con sus críticas a Cayetana Álvarez de Toledo. Desde su domicilio particular, y recuperándose aún del coronavirus, el presidente del PP en la provincia de Barcelona analiza las consecuencias que tendrá la pandemia y critica la falta de liderazgo de Ada Colau.

¿Cómo se encuentra?

Once días después de empezar a tener síntomas del coronavirus ya me encuentro bien. Ha sido relativamente leve, aunque hay momentos duros. Y, ahora, compaginando el trabajo con el confinamiento.

¿Cómo fueron los días más duros?

Fueron dos. Tenía un dolor articular muy fuerte acompañado de fiebre, una tos seca insistente y dolor de cabeza. Esos días lo pasas realmente mal. Por la noche me faltaba el aire y sentía bastante presión en el pecho. Notas una pérdida del olfato y del gusto. Lo viví con respeto porque me enfrentaba a un enemigo nuevo, pero me gustaría transmitir un mensaje de tranquilidad. El coronavirus se supera si una persona no tiene otras complicaciones.

En un mundo tan global como el nuestro, habrá un antes y un después del Covid-19.

Sí. Por un lado está el drama personal de mucha gente que pierde a seres queridos. El confinamiento nos debería hacer reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro. Ahora nos damos cuenta de lo bien que vivíamos y de lo necesarias que son las relaciones afectivas, las amistades, el hecho de poder tocarnos. Tengo la sensación de que no prestábamos atención a las cosas realmente importantes y tendremos que repensar el día a día. Esta pandemia marcará un punto de inflexión. Ahora tenemos una crisis sanitaria y social, y después vendrá la crisis económica. Barcelona se verá afectada y castigada.

¿Qué sectores sufrirán más?

Hoteles, restauración y comercios. Estos tres sectores estarán parados mucho tiempo y necesitarán ayudas. Tendrán un doble problema: de confianza y de liquidez. Las administraciones deberían tomar medidas para que estos sectores puedan mantener su capacidad productiva. Hasta ahora se habla solo de un aplazamiento de tasas e impuestos hasta julio, pero se tienen que aplicar rebajas y bonificaciones. Se les debería eximir del pago de algunos impuestos más allá de seis meses: tasas de las terrazas, IBI, IAE, etcétera. Ahora no es el momento de cobrar tasas a los autónomos y a las pequeñas empresas. Y el Ayuntamiento, con 65 millones de euros de superávit, debería destinar esta cantidad a políticas sociales.

Colau, sin embargo, no parece muy receptiva a las peticiones de los principales agentes económicos de la ciudad.

Colau debería tener liderazgo y transmitir tranquilidad. La ciudad necesita medidas reales, no solo aplazamientos. Si los sectores económicos no pueden desarrollar su actividad, no deben pagar impuestos. Insisto: se les debería eximir de cualquier pago para evitar su asfixia. La recuperación será lenta y deben aplicarse medidas paliativas.

¿Qué ciudades superarán mejor esta crisis?

Es difícil de predecir porque nos enfrentamos a un enemigo invisible. En Madrid ciudad y en su Comunidad Autónoma, por ejemplo, he visto un liderazgo muy fuerte que se ha anticipado, incluso, al Gobierno central. Colau no lo tiene y estimuló que se celebrara la manifestación del 8 de marzo. Ese mismo día también cortó la calle Aragó, con muchos actos multitudinarios. Y los cortes en la Meridiana siguieron unos días más. Toleró concentraciones importantes que ponían en riesgo la salud de las personas. Y luego alentó una cacerolada contra el jefe del Estado, el rey Felipe VI. Ahora no toca hacer demagogia y politiqueo. Barcelona necesita otra cosa.

Óscar Ramírez, en el estadio Johan Cruyff de la Ciutat Esportiva Joan Gamper del Barça / CEDIDA



¿Qué ha hecho bien el gobierno municipal?

Por ejemplo, pedir ayuda al Ejército, su campaña de teleasistencia, las tarjetas monedero para familias vulnerables y la gestión del transporte público desde el segundo día del confinamiento. Se reaccionó moderadamente bien después de las aglomeraciones del primer día. En cambio, se han gestionado mal las medidas de protección a Mossos, Guardia Urbana, bomberos y sanitarios.

¿En España, en general, se ha reaccionado tarde?

Sí, y tendremos que rendir cuentas. Los expertos sanitarios ya alertaron del coronavirus y sus consecuencias en enero.

¿Por dónde pasa el futuro del PP en Barcelona y en Cataluña?

Lo veremos en breve. Está el proyecto Cataluña Suma para combatir al independentismo. Es una opción que puede muy interesante si realmente suma y no resta, en función de si somos capaces de encontrar un liderazgo fuerte y otras variables.

¿Por qué el centro-derecha, con ocho concejales de 41 posibles, está tan poco representado en el Ayuntamiento de Barcelona?

Supongo que es una cuestión de ciclos y de coyunturas políticas. En el 2011, por ejemplo, el PP tenía nueve concejales.

¿Cómo es su relación con Josep Bou, el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona?

La nuestra es la relación de dos compañeros del mismo grupo municipal. Como en todos los partidos políticos, pueden surgir algunas diferencias, acentuadas en nuestro caso porque él es independiente y no está afiliado al PP. Tendremos nuestras diferencias, pero por encima de todo está el proyecto del partido y las ideas que defiende en el Ayuntamiento de Barcelona. El PP defiende los mismos ideales en Barcelona, en Madrid y en Galicia. Nos debemos a nuestros votantes.

En una entrevista concedida a Metrópoli Abierta, Bou afirmó que él no necesita ser concejal e insinuó que usted sí.

Antes de entrar en la política yo ya tenía mi proyecto profesional como abogado. Mi dedicación al Ayuntamiento de Barcelona es vocacional. Es un proyecto de ida y vuelta, no de por vida. Tengo vocación pública y, con discreción, me gusta servir a Barcelona.

¿Bou salvó al PP de quedarse sin representación en el Ayuntamiento de Barcelona en las últimas elecciones municipales?

El PP afrontó las elecciones con el reto de alcanzar el 5% que nos garantizara tener representación en el Ayuntamiento de Barcelona y todos aportamos nuestro granito de arena. Todos. La presencia del partido en el consistorio era necesaria para defender unas ideas y un modelo de ciudad. Bou aportó su parte y el partido, también.

¿Entendió que Bou criticara la elección de Cayetana Álvarez de Toledo como número uno de Barcelona en las elecciones generales?

Sinceramente, no entendí sus declaraciones. La figura de Cayetana como candidata para la provincia de Barcelona fue un acierto por su valía y vitalidad. Es una persona carismática, que dice las cosas claras. El escenario del PP en Barcelona era adverso y con Cayetana logramos unos buenos resultados. Sacamos 70.000 votos más que Ciudadanos en Cataluña y también superamos a Vox. El PP es el gran referente del constitucionalismo de centro-derecha en Cataluña.

Bou cuestionó la elección de Cayetana porque sus apellidos no son catalanes.

Solo hace falta ver mi apellido para conocer es mi opinión. En el PP siempre hemos combatido estos discursos. Insisto, la elección de Cayetana fue totalmente acertada.

Bou dice que no se siente respaldado por el PP.

Es falso que el PP no respalde a Bou. El PP está completamente alineado con él. Tanto Bou como yo tenemos todo el apoyo del partido.

Josep Bou y Óscar Ramírez, en rueda de prensa / EUROPA PRESS



¿La fuerte personalidad de Bou y algunos desencuentros internos pasarán factura al PP en Barcelona?

Espero que no porque el PP tiene un gran proyecto político y buenos dirigentes, como Pablo Casado, Cayetana Álvarez de Toledo y Alejandro Fernández. Hemos superado una situación difícil y vamos a más.

Si Bou renunciara o abandonara su acta de concejal, ¿asumiría el liderazgo del PP en Barcelona?

Por supuesto, pero es una decisión que debería tomar el partido. Y no me gusta hablar de hipótesis.

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