Horno procedente del Reino Unido que Mémora ha gestionado para paliar el atasco que sufre Cementiris de Barcelona

Horno procedente del Reino Unido que Mémora ha gestionado para paliar el atasco que sufre Cementiris de Barcelona

Información municipal

Mémora resuelve el 'marrón' de Badia con un horno del Reino Unido

La empresa privada paliará el colapso de Cementiris de Barcelona con las incineraciones

15 abril, 2020 18:57

Noticias relacionadas

Mémora, accionista mayoritario de la sociedad mixta Serveis Funeraris de Barcelona, acude al rescate de Eloi Badia. En pleno colapso de Cementiris de Barcelona por el incremento de las incineraciones, Mémora instalará un nuevo horno que cederá a la empresa municipal que preside el concejal de Emergencia Climática para que Cementiris de Barcelona pueda reforzar su capacidad de incineración.

Badia asumió el pasado 6 de abril, en rueda de prensa, que Cementiris de Barcelona no podía atender todas las demandas de incineración. Situó el tiempo de espera entre siete y 10 días, pero también admitió que el plazo podría alargarse hasta un mes porque los cuatro hornos de la ciudad no daban abasto. Y apuntó la posibilidad de que algunos cuerpos fueran enterrados de forma provisional y, dos años después, podrían incinerarse sin coste para las familias.

EL CIERRE DEL CREMATORIO DE COLLSEROLA

El presidente de Cementiris de Barcelona aceptó que el cierre del crematorio de Collserola por motivos medioambientales, hace 11 meses, ha agravado el problema. El 27 de marzo, no obstante, anunció que Barcelona tendría un quinto horno. Silenció que el entuerto lo resolvería Mémora, el operador privado al que ha ninguneado y atacado en los últimos años.

Según ha podido saber Metrópoli Abierta de fuentes del sector, el horno portátil, instalado dentro de un container de 20”, llegará a finales de esta semana, procedente del Reino Unido. Ha sido fabricado por Facultatieve Technologies y podría hacer entre 10 y 12 servicios al día. Su adquisición refuerza la voluntad de colaboración de Mémora en momentos de crisis en los que Badia pide un sacrificio económico a Serveis Funeraris de Barcelona que no parece asumir Cementiris de Barcelona, la empresa municipal.

RESTRICCIONES

En los últimos días, muchos barceloneses han expresado su malestar a Cementiris de Barcelona porque restringe el acceso de las familias a las cremaciones y entierros, y mantiene su amenaza de obligar a la inhumación temporal durante dos años.

Interior del horno que Mémora ha gestionado para traerlo del Reino Unidos a Barcelona

Interior del horno que Mémora ha gestionado para traerlo del Reino Unidos a Barcelona



La empresa que preside Badia también prohíbe el acceso de los medios de comunicación en contra de su compromiso de transparencia como empresa pública. Según ha podido saber este medio, algunos periodistas y fotoperiodistas, incluso internacionales, están firmando una carta conjunta de denuncia al Ayuntamiento de Barcelona y a Cementiris por sus restricciones.

POCAS BONIFICACIONES

Serveis Funeraris de Barcelona, por su parte, mantiene a pleno rendimiento el depósito del tanatorio de Collserola tras una inversión superior a los 500.000 euros para acondicionarlo y refrigerarlo, mientras que Áltima, otro operador privado, incinera fuera de la ciudad. Su nuevo crematorio de Sant Adrià también alivia los problemas de Cementiris de Barcelona.

Cementiris de Barcelona, la empresa municipal que ha promediado dos millones de euros anuales de beneficios en la última década, también está en el punto de mira de muchos barceloneses porque solo bonifica el 2% de sus servicios.

COBRO DE LAS TASAS

El pasado 23 de marzo, en plena crisis por la pandemia del coronavirus, el Ayuntamiento cobró las tasas de cementerios a los barceloneses. El precio de los tributos de 2020 se ha duplicado respecto a 2019.

El Ayuntamiento justificó el incremento de las tasas para mejorar el mantenimiento de los camposantos de Barcelona. En 2017, el Cementerio de Montjuïc vivió el espectáculo más bochornoso de su historia con el hundimiento de 144 nichos. La empresa municipal hizo caso omiso a las grietas que se detectaron dos días antes y cometió varias irregularidades tras el derrumbe. Por ejemplo, se mezclaron restos humanos y se abrieron tumbas de personas que habían fallecido en los 24 meses anteriores al incidente. Tampoco se avisó a los bomberos. Su director general, Jordi Valmaña, fue apartado del cargo en 2019.