Josep Bou (Vic, 1955), empresario antes que político, es el máximo responsable del PP en el Ayuntamiento de Barcelona. Con una campaña electoral atrevida y mucho desparpajo, Bou evitó que los populares se quedaran, por primera vez en la historia, sin representación en el consistorio barcelonés. Hoy es una de las voces más críticas de la oposición. Caballero legionario Paracaidista, ex presidente de Empresaris de Catalunya y propietario de Panaderías Bou, su discurso no es ortodoxo y dice lo que piensa. Muchas veces, sin filtros. Por ejemplo, cuando critica la gestión económica de Ada Colau o cuando censura su permisividad con el movimiento okupa. En la siguiente entrevista concedida a Metrópoli Abierta, pide penas de cárcel para los okupas.

- Pregunta: ¿Qué radiografía hace de la Barcelona actual?

- Respuesta: Barcelona tiene dos grandes problemas que afectan a toda la comunidad. Por un lado, está la cuestión sanitaria, que requiere un poco de paciencia porque habrá algún repunte, pero nos saldremos. Esta pandemia la veremos pasar. El otro tema, que nos preocupa mucho, es la gran crisis económica. No es una crisis financiera, sino de consumo. Faltan ventas. Estamos en la punta del iceberg y esta crisis irá creciendo. Iremos a peor. Hay muchas empresas que ya están muertas. Hemos de coger el toro por los cuernos y el Ayuntamiento de Barcelona tiene que reproducir lo que han hecho las familias, los autónomos y las empresas: administrarse mejor, apretarse el cinturón, gastar lo mínimo y lo justo, y nada de cosas superfluas. Debemos conseguir que los ERTEs no pasen a EREs y despidos. Salvar puestos de trabajo es vital.

- Las tensiones por el incremento de las okupaciones han estallado esta semana. Colau defiende que no han aumentado en Barcelona con datos confusos. ¿El movimiento okupa y las okupaciones van a más?

- Sí. Ha ido a más. Se ha instalado en el imaginario de mucha gente de fuera que en Barcelona todo vale. Esto es jauja. La imagen material de la libertad es la propiedad. Sin propiedad no hay democracia. Para mí es muy importante que se respete la propiedad privada, pero vamos por el camino contrario. Éste es un problema estatal que requiere soluciones en dicho ámbito, con nuevas leyes, pero Barcelona también debe tomar medidas.

- ¿Cuáles?

Los okupas, si no tienen una escritura, deben ser desalojados inmediatamente y recibir penas de uno a tres años de prisión. La okupación es un delito en Barcelona, no un derecho, gracias al PP.

El gran drama de Barcelona es que son incapaces de construir vivienda con un alquiler social. Barcelona necesita una bolsa de vivienda. Si un matrimonio se queda en la calle, tenemos que recolocarlo, pero se ha construido muy poco en los últimos años. También cuando el PSC estaba en la alcaldía.

Josep Bou, líder del PP en Barcelona, durante la entrevista en las instalaciones de Metrópoli Abierta / MA

 

- ¿Hay un efecto llamada hacia Barcelona por la permisividad del actual gobierno municipal?

- Sin lugar a dudas. En Barcelona se han puesto distintas pancartas con el lema Welcome Refugees que se han publicitado por todo el mundo. Lo mismo pasa con los menas, que con una ayuda de 644 euros cobran el doble de lo que percibirían en Marruecos por 12 horas de trabajo. Estamos enseñando un camino muy peligroso. 

- ¿Por qué Colau es tan permisiva con las okupaciones? ¿Es una cuestión ideológica o faltan herramientas?

- Totalmente ideológica. Ella, y no dudo de su honradez, se ha equivocado porque vive en un mundo irreal. La alcaldesa procede de la PAH y hay un vídeo en el que se ve a Colau okupando un piso, vestida de abeja o lo que sea. Eso ya da una idea de su posicionamiento respecto a los okupas. 

- Albert Batlle, responsable de seguridad en Barcelona, tiene un discurso muy distinto al de los comunes. ¿Cree que él lidera la lucha contra la okupación o su figura queda eclipsada por los equilibrios del gobierno de coalición para evitar una ruptura?

- Si yo fuera alcalde, conocerían realmente cómo es el señor Batlle, que seguiría como responsable de seguridad. Él hace lo que puede. Lo que le dejan, esa es la realidad. Es una persona íntegra que sufre con lo que pasa en Barcelona. Él dirige la Guardia Urbana, que tiene, históricamente, un gran prestigio con buenos profesionales. Conmigo podría hacer muchas más cosas.

¿Ese eclipse es extensible a todo el PSC?

En el gobierno actual hay pactos. La alcaldesa manda. Comenzó deshinchada, con poca ilusión, y el PSC arrancó con mucha fuerza, pero esta tendencia ha ido cambiando. En estos momentos, Barcelona en Comú aprieta mucho al PSC. El PP defiende la cohesión social, la unidad entre catalanes, no la división y el enfrentamiento; y la libertad. La libertad de poder salir a la calle está en peligro, sobre todo en el Raval. El responsable de la Guardia Urbana nos dijo que se había reducido la delincuencia porque ahora hay menos movimiento de personas en la ciudad, pero la realidad es que no ha bajado la inseguridad.

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, y Albert Batlle, teniente de alcalde responsable de la seguridad / FOTOMONTAJE



- Durante el estado de alarma los índices de inseguridad cayeron en picado. Barcelona intenta recuperar la normalidad. ¿Es ahora una ciudad segura?

- Barcelona, y quiero que se entienda bien, es una ciudad segura. Que me escuchen los del resto de España y lo sepan. Pero Barcelona tiene problemas de inseguridad. Hay tirones, asalta relojes, hurtos, robos…. Están en la calle.

- ¿Si usted fuera alcalde, qué políticas priorizaría durante su mandato?

- Barcelona tiene un tejido comercial, empresarial e incluso industrial muy potente. Las corrientes negacionistas no han podido con Barcelona. Debemos facilitar la creación de nuevas empresas y apoyar a los emprendedores, ponerles una alfombra roja. Yo puedo tener una americana o un coche mejor que mis trabajadores, pero todo lo que tengo lo invierto y lo gasto para el crecimiento económico. Luego está la movilidad. Podemos tener todas las bicicletas que queramos, pero Barcelona no es Sant Joan de les Abadesses, que es un sitio bucólico, maravilloso. Barcelona es Barcelona y tiene que haber tráfico, aglomeraciones. Si no te gusta esto, te vas a otro sitio. No podemos convertir Barcelona en un pueblo. La libertad económica, como decía Vladimir Lenin, es la madre de todas las libertades. Yo creo en esa frase. Y la libertad económica pasa por tener un trabajo e ingresar un sueldo. Hemos de ver en qué nos gastamos el dinero, porque nos gastamos 3,8 millones en pirotecnia en la Mercè y esta noche 1.500 personas durmieron bajo las estrellas en Barcelona. En el Ayuntamiento de Barcelona todo son comisiones y se repiten las cosas antes de ser aprobadas. Muchos ruegos y muchas preguntas, pero no hay voluntad ninguna de hacer cosas. Vamos tirando, vamos pasando y vamos viviendo. El mundo real no es así.

- Los cambios introducidos en la movilidad de la ciudad, ¿son irreversibles?

- La alcaldesa dice que es irreversible, pero se tendrá que cambiar. Se le ha dicho por activa y por pasiva, y no hacen caso. También se lo dicen más de 50 asociaciones que forman parte de la plataforma per la Mobilitat Lliure, y que Rosa Alarcón tuvo que escuchar esta semana.

- ¿Es partidario de revertir todas las transformaciones introducidas durante la pandemia?

- Hay carriles bici que están bien puestos, pero hay otros que van a tener que rectificar. Sino van a atomizar las calles de Barcelona. No es posible que calles como Consejo de Ciento o Via Laietana tengan un solo carril. Hoy por hoy vamos tirando porque el tráfico no es el habitual. Hay muchos coches que están en el garaje todavía, y también lo vemos con los taxis, que sirven como termómetro: están alrededor del 60 o el 70% . La circulación no es la que era ni mucho menos. Cuando lleguemos al nivel habitual va a ser intratable Barcelona.

La calle Consell de Cent, con dos carriles anulados para la circulación de vehículos



- ¿Ha faltado diálogo para introducir estos cambios tan radicales? ¿Qué ha fallado?

- Pues que estamos otra vez ante un tema que plantean desde el punto de vista ideológico. Deciden implantar un criterio de lo que ha de ser Barcelona y olvidan lo que es la ciudad. Barcelona la podemos mejorar mucho. Se pueden poner parquins disuasorios, más trenes, reforzar ferrocarriles… pero sin dejar a la gente de fuera de la ciudad sin alternativa para desplazarse.

- ¿Los bloques de cemento del Eixample deben retirarse?

- A 50 por hora un golpe contra ese bloque puede ser mortal. Además, esos bloques no los utiliza nadie. No ves a nadie sentado, y mientras ves el tráfico colapsado porque un camión se ha parado y no hay más carriles.

- ¿El PSC no se puede plantar en movilidad, dado que ellos sostienen la cartera?

- Yo creo que no va con su ideología, pero dependen de pactos a otros niveles que yo sinceramente desconozco… Pero no se les ve cómodos con este asunto.

- ¿Por qué cree que han aumentado las distancias entre las familias ricas y las familias pobres en los últimos cinco años, con un gobierno presuntamente progresista?

- La crisis del 2008 fue una crisis financiera que, por desgracia, pagaron los más débiles, quienes no tenían información y lo perdieron todo. También los trabajadores. Hay que intentar redistribuir la riqueza y lo digo porque he paseado por Ciutat Meridiana, Torré Baro, Vallbona, Verdum, Trinitat Vella y conozco sus problemas. Es duro tener que pagar impuestos. Yo pago mucho. Tengo dos empresas y lo que cobro del Ayuntamiento de Barcelona. Hay que dar trabajo bien remunerado. Hay empresas que salieron muy tocadas de esa crisis, que se descolgaron del convenio. Pero también hubo medianas y grandes empresas que pudieron restablecer el poder adquisitivo de los trabajadores en los últimos años y no lo hicieron. Yo creo en el capitalismo humano de Adam Smith. Hay que entender que un empresario no es un servidor público. La función social del capital pasa por crear riqueza y crear puestos de trabajo.

Josep Bou, en el Ayuntamiento de Barcelona, con una cuadro del rey Felipe VI / ARCHIVO



Used pidió una revisión del IBI para las familias con menos ingresos.

- En algunos casos, el IBI se acerca al precio del alquiler. Yo, por ejemplo, pedí que se bonificara el 90% del IBI en algunos casos. Si una familia cobra 1.000 euros al mes, ¿cómo puede comer el mes que le llega la factura del IBI? No soy partidario de regalar el pescado, sino de enseñar a pescar. Si bajamos los impuestos y los barceloneses consumen, crecerá todo. Es importante que los sueldos se estabilicen al alza. Con un poco más de dinero en el bolsillo de los trabajadores, restaurantes y comercios funcionarán mejor y habrá alegría en los negocios. Por eso pido a los responsables municipales que apoyen a las empresas.

- La restauración, el comercio tradicional, el sector hotelero sufren mucho. ¿Cuál sería su receta para salvar el máximo de negocios posibles?

- Lo primero que debemos hacer es escuchar a estos colectivos: bares, restaurantes, hoteles… Es verdad que hay muchas posturas impostadas, pero debemos escuchar y luego analizar sus necesidades. El 15% de los bares y restaurantes ya no abrirán y hay un 40% de negocios que tienen problemas. Hay que actuar con mucha más rapidez. Tenemos 14.000 funcionarios en Barcelona. La alcaldesa cobra 150.000 euros y pedí que se rebajara el sueldo. Debemos ajustarnos a la realidad y evitar gastos superfluos.

- Los barceloneses son los únicos que pagan dos impuestos por los residuos del agua: uno metropolitano y otro local. 

- Es injusto. En Barcelona hay un tripartito de hurtadillas, con comunes, socialistas y ERC. Ha sentado muy mal que hayan subido la factura en un momento en el que muchos ciudadanos se han quedado sin ingresos y no pueden pagar la hipoteca. Los impuestos han subido de manera desaforada. Necesitaban 30 millones y debían rascar de otro sitio. La gente no lo entiende y está muy enfadada porque le han aplicado otro impuesto. No lo entiendo. 

- ¿Qué opina sobre Xavier García Albiol? Le gusta su estilo?

Xavier García Albiol es un gran alcalde. Es una persona carismática y que además hace una gran labor en Badalona. Tiene una forma de actuar con brío, pero a mi no me parece mal que su estilo.

Xavier García Albiol, sentado en el Ayuntamiento de Badalona / A. R. 



- Algunas de sus actuaciones se parecen a las de Albiol.

- Yo no he hecho de Albiol, he hecho de Bou, aunque pueda parecerse. He ido a visitar narcopisos en la calle Lancaster para conocer de cerca el temor que viven los vecinos. Eso son cosas que no hace la alcaldesa pero que debería. ¿Acaso tiene miedo?

- Según el último barómetro municipal, su partido pasa del 3,3% de voto en las pasadas elecciones a un 0,6%, un resultado que dejaría fuera del Ayuntamiento al PP. ¿Considera que está haciendo una buena oposición?

- Yo estoy para servir al PP, pero el día que se considere que no soy útil me aparto sin problema, tengo muchas cosas que hacer. ¿Si he perdido fuelle? Si dicen esto me lo creo, pero estoy convencido que recuperaremos.

- ¿Qué cree que debe mejorar en los próximos años de gobierno para ganarse la confianza de los barceloneses?

- Lo que tengo que hacer es estar menos en los despachos y más en las calles, tanto con el partido como con los ciudadanos en general. Escucharles y entenderles, eso es lo que debo hacer.

Cayetana Álvarez de Toledo, junto a Josep Bou / ARCHIVO



- La sustitución de Álvarez de Toledo el pasado agosto sorprendió a muchos ciudadanos y militantes del PP. Usted fue uno de los primeros en mostrarse crítico con ella, sobre todo como candidata del PP por Barcelona. ¿Cree que el tiempo le ha dado la razón?

- No tengo nada que decir. Son decisiones del partido y yo ni siquiera soy militante. No tengo opinión al respecto. Espero que las cosas continúen igual o vayan a mejor. Sus razones tendrán para haber tomado esa decisión, pero lo desconozco. No estoy encima de las cuestiones de partido.

- ¿Alejandro Fernández es el mejor candidato para liderar el proyecto del PP en Cataluña?

- No tengo un gran conocimiento del partido. Entiendo que debe ser el mejor, ya que nos jugamos muchísimo en las próximas autonómicas. Él y yo tenemos muy buen entendimiento. Estamos en contacto y además me permite disfrutar de una gran autonomía.

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