El primer teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni (PSC), ha admitido diferencias con Barcelona en Comú por las medidas de movilidad. El líder socialista ha tratado de quitarle hierro al asunto, pese a la presión de los sectores económicos, que se oponen a lo que se ha bautizado como urbanismo táctico. Para Collboni, no se trata de una "crisis", sino de un "debate" entre los dos socios de gobierno.
Así lo ha asegurado este lunes durante la firma El Pacto para una nueva movilidad laboral en Barcelona, donde han participado patronales y sindicatos. Ha asegurado que "en un gobierno de coalición pueden haber posiciones distintas", pero ha defendido que la lucha contra las emisiones no tiene marcha atrás. En este sentido, Collboni se ha mostrado partidario de mantener las ampliaciones de terrazas, que restan espacio al vehículo privado.
CRÍTICAS DE SÁNCHEZ LLIBRE
El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, no lo ve igual que Collboni. Según él, "el consenso es hoy inexistente en el Ayuntamiento" en materia de movilidad. Llibre ha sido uno de los más críticos con los cambios introducidos durante el último año. Para el presidente de la patronal catalana, las últimas actuaciones municipales en relación a la movilidad han afectado negativamente al comercio, la restauración y la hostelería. También critica la falta de diálogo del consistorio, y afirma que Colau ni siquiera le coge el teléfono para debatir estas cuestiones.
Por otro lado, el secretario general de la UGT, Camil Ros, ha criticado algunas consecuencias de medidas como la Zona de Bajas Emisiones (ZBE): "Hay gente que tiene el coche viejo no porque le gusten los coches vintage, sino porque no tienen ingresos para cambiárselo".
Las palabras de Collboni llegan después de que esta semana la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz (BComú), y la concejal de Movilidad, Rosa Alarcón (PSC), hayan discrepado sobre la idoneidad de instalar un peaje urbano de entrada en Barcelona.