El PSC aborta el solsticio de invierno de Ada Colau

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se quedará sin su solsticio de invierno este año. No es por la pandemia ni por las condiciones meteorológicas, sino por el pragmatismo y la voluntad del PSC, su socio de gobierno, que ha puesto por delante el compromiso con el pequeño comercio barcelonés para revitalizar la economía en el peor año que se recuerda como consecuencia de la pandemia.

Colau había apostado por primar la celebración del solsticio para desterrar el espíritu religioso de la Navidad. Su intención era que los barceloneses rindiesen homenaje al solsticio como “la fiesta en que la luz gana a la oscuridad” a través de representaciones ideológicas sufragadas con dinero público desde la plaza de Cataluña. De hecho, en esa céntrica plaza, Colau tendrá su fiesta antinavideña, en la que quiere resaltar “los valores laicos” de la Navidad.

100 KILÓMETROS DE LUCES

Pero el PSC marcó perfil y se desmarcó de los actos ideológicos de los comunes ante la que ha estado cayendo en los últimos meses. El primer teniente de alcalde, Jaume Collboni robó el proyecto de las actividades navideñas al Instituto de Cultura de Barcelona (Icub), que controla el mentor de Colau, Joan Subirats, y apostó por las luces navideñas y por canalizar la inversión pública para apoyar las actividades comerciales y económicas. Para empezar, se instalaron 100 kilómetros de luces de Navidad. Tras el golpe que supuso el confinamiento, el cierre de comercios, las restricciones a la movilidad y la crisis en general, los socialistas decidieron pasar de los comunes y apostar por actividades económicas ante un sector del comercio que está desencantado y pasando sus horas más bajas.

Subirats tenía el encargo desde el mes de enero de preparar el solsticio de invierno para este mes de diciembre, pero la irrupción del PSC en escena racionalizó el gasto público. De hecho, es la muestra más reciente del perfil propio que el primer teniente de alcalde ha imprimido a las actuaciones del PSC, en ocasiones muy crítico ante las salidas de tono de los comunes o de la propia alcaldesa. “Esto es una actuación económica y una palanca de la gestión municipal. Es un ejemplo de la gestión socialista”, explican a Metrópoli Abierta fuentes municipales.

POLÍTICA DE HECHOS CONSUMADOS

Otra fuente explica que “hemos recuperado la vieja tradición gestora en el Ayuntamiento. Practicamos una política de hechos consumados, no de palabras consumadas. No podemos perder el tiempo con grandes proyectos y dibujos bonitos, sino que debemos hacer lo que mejor sabemos hacer: acción, gestión”.

Los socialistas se han hecho con el control de dos grandes áreas cuya gestión levantó en la última legislatura ácidas críticas contra el Ayuntamiento y provocó agrios debates: el área económica y el área de la seguridad. En cuanto a esta última, el PSC prometió en campaña convocar 1.000 plazas más de policías locales, a razón de 250 por año y, hasta ahora, ha cumplido. “¿Es la solución? No, pero ayuda a la seguridad. En todo caso, ya tenemos un récord histórico de guardias urbanos. Lo que hemos hecho es negociar el presupuesto para esa ampliación de la plantilla y hemos buscado consensos”.

LOS CONTACTOS DE COLLBONI

En el área económica, los éxitos se han dejado notar en temas como los pagos del consistorio: el plazo medio de pago a proveedores está en estos momentos por debajo de los 20 días, algo inaudito. Y, además, se han gestionado ayudas a los autónomos. “Dentro de nuestras posibilidades, hemos dado ayudas a 16.000 autónomos. Son insuficientes, pero ya sabemos que no somos Estado ni Generalitat, aunque sí fuimos los primeros en crear un fondo Covid y en prestar ayudas públicas y, además, bien gestionadas”.

En el sector de la vivienda, del que Colau había sido abanderada antes de entrar en el consistorio, las soluciones se han desencallado por donde menos se esperaba. “en esta legislatura, arazón de 1.000 viviendas Prometimos 4.000 viviendas públicas por año. Pues bien, Jaume Collboni arrancó del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, un plan por el que el Estado se compromete a financiar 3.600 de esas viviendas. Cuando en una materia no tienes competencias o medios, has de buscarte la vida, y eso es lo que hemos hecho. No se trata sólo de prometer en campaña electoral, sino de cumplir y de materializar las promesas”, afirman fuentes municipales.

TENDIENDO PUENTES

Con el pacto de Correos sucedió algo similar. Collboni tiene línea directa con Juan Manuel Serrano, presidente de la compañía estatal. Lo conoció cuando éste era el jefe de gabinete de Pedro Sánchez. A la hora de decidir qué hacer con la sede de Via Laietana, al primer teniente de alcalde le fue relativamente fácil hacer valer su conexión para llegar a un pacto e instalar allí un hub tecnológico. “Lo digital es el modelo a seguir. Con un centro tecnológico ahí, se crean puestos de trabajo y riqueza. Con las empresas instaladas en el edificio, habrá quien se quede a vivir en la ciudad y eso provoca que se abran tiendas y facilita el comercio. Lo que queremos es convertir la Via Laietana en un potente eje comercial y económico. O, en otras palabras, generar economía en el centro de la ciudad”, señalan fuentes municipales.

El teniente de alcalde también ha tendido puentes con las organizaciones de comerciantes, con el sector empresarial y con las asociaciones de vecinos, por ejemplo. “Está claro que Ada Colau es la alcaldesa y no le negaremos ese honor ni le restaremos méritos. Pero en materia de gestión, no hay duda de que los cuadros del PSC están mucho mejor organizados y son mucho más efectivos que los de los comunes”, explica a este diario un alto cargo socialista. Otro dirigente subraya que “la acción el PSC ocupa el vacío que deja la gestión de Colau. Nuestra prioridad es la reactivación económica y ayudar a las empresas y a los negocios, al mismo tiempo que se recupera la seguridad y la confianza de los vecinos en la gestión municipal”.