Que el cambio climático es una de las prioridades de la cúpula municipal no es ningún secreto. De hecho, la lucha contra el cambio climático es uno de los caballos de batalla de Barcelona en Comú y una apostilla recurrente en el discurso de la alcaldesa, Ada Colau. En nombre de esa lucha lo mismo se apuesta por un proyecto como el de dividir el suelo de Barcelona mediante un transporte decimonónico como el tranvía como se construyen decenas de kilómetros de carriles bici, se limita el tráfico liberando calles los fines de semana o se estudia la prohibición de aparcar en superficie en determinadas áreas.

Con la Agenda 2030 en el horizonte y una legislatura que ha ido de fracaso en fracaso, Colau necesita recuperar viejos nichos de gestión que le deparen popularidad y aporten elementos positivos a su mandato. Quedan menos de dos años para las próximas elecciones municipales, pero la alcaldesa no las tiene todas consigo. Aunque domina los tempos y la proyección de imagen hacia la sociedad, necesita éxitos que poner sobre la mesa en la próxima campaña electoral, que contrarresten el deterioro de la imagen de Barcelona y eclipsen los disgustos de una legislatura para olvidar.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en una imagen de archivo / EFE



UNA EXPERTA CON EXPERIENCIA

En este contexto, ha optado por una solución sencilla: poner a profesionales con experiencia al frente de áreas sensibles. Y el sector donde los comunes pueden sacar más rentabilidad es la gestión del cambio climático. O, en otras palabras, apostar por la gestión de la carta ecológica, habida cuenta que la económica, la turística, la comercial, la de la restauración o la de la seguridad ciudadana han supuesto sonados reveses para el equipo municipal.

Uno de los cambios significativos dentro de esta estrategia ha sido el nombramiento, el pasado 23 de septiembre, de Irma Ventayol como directora de servicios de la Oficina de Cambio Climático y Sostenibilidad, un organismo dependiente de la gerencia de Ecología Urbana. El nombramiento tiene su importancia, al tratarse de una persona con una larga trayectoria de gestión y comprometida con la ideología de que es necesario preservar el medio ambiente. O sea, una persona de inquietudes que entran dentro del cartapacio de los comunes. Tanto es así que abraza con fervor postulados como las restricciones a los coches particulares y es partidaria de promover que cada vecino tenga un huerto en su balcón.

LIGADA A LA GESTIÓN AMBIENTAL

La trayectoria de Ventayol la avala para el puesto, ya que desde hace 20 años ha estado ligada de alguna manera al cambio climático y a sus consecuencias. Licenciada en Biología y con un máster en Ingeniería y Gestión Ambiental, entre 2001 y 2007, fue consultora ambiental y gerente en PwC, donde trabajó en el campo de la responsabilidad social corporativa y en el de la sostenibilidad. Los dos años siguientes trabajó en el Estudi Ramon Folch (ERF) Gestió i Comunicación Ambiental, donde ocupó el cargo de jefa de proyectos, coordinando principalmente proyectos de gestión y planificación estratégica ambiental, de edificación sostenible, energía y cambio climático.

En septiembre de 2009, recaló en el Ayuntamiento de Barcelona, con Jordi Hereu todavía en la alcaldía: se incorporó al departamento de Estrategia de Hábitat Urbano del consistorio barcelonés. En ese ámbito, participó en varios proyectos municipales, como la renovación del Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad 2012-2022 (conocido como la Agenda 21), la planificación estratégica en varios proyectos y planes del Ayuntamiento y la conceptualización del modelo de Smart City que ha de ser Barcelona.

La nueva directora de Cambio Climático del Ayuntamiento, Irma Ventayol / YOUTUBE



LA RECETA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

Con la llegada de los comunes al poder, a Ventayol se le abrió aún más un horizonte profesional que ya de por sí estaba bien valorado: acabó siendo la coordinadora del Plan Clima y de la Oficina de Sosteniblidad del Ayuntamiento durante la primera legislatura de Colau. Asimismo, participó en el Plan del Verde y la Biodiversidad y en el Plan Director Urbanístico. Con su llegada a la dirección del Cambio Climático, puede aportar su experiencia a todas las iniciativas que se derivan de esta área.

Ventayol es partidaria de “cambiar el discurso sobre el calentamiento global para convencer a los ciudadanos”. En una entrevista a la revista Sostenible en 2018, cuando dirigía el Plan Clima, advertía que Barcelona está afectada por el cambio climático y “cada vez lo estará más. De cara al año 2050, se prevé un incremento de 1,6 grados centígrados y de cara al 2100, 1,7 grados en el mejor de los escenarios. En un escenario pasivo, el aumento sería de 2 grados en el 2050 y de 3 grados en el 2100”.

Aseguraba también que es preciso ir mitigando el cambio climático. ¿Cómo?: “Pues moviéndonos menos en coche, sobre todo en la ciudad (…) Desplazarse a pie, en bicicleta o en transporte público (…) Aislar mejor nuestras viviendas, reducir el consumo del aire acondicionado, ventilar bien, usar electrodomésticos eficientes (…) obtener energía de fuentes renovables y poder disminuir radicalmente la procedente de los combustibles fósiles…”.

Y también, por supuesto, “generar más verde en la ciudad, ya que éste genera sombras, mejora el confort térmico, es un oxigenador natural y además tiene otros beneficios para las personas. De manera individual, se puede tener una cubierta verde en el terrado y balcones con plantas y huertos”. En otras palabras, el discurso de los comunes llevado a la cúpula del área de Ecología.

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