La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha entregado este lunes al empresario Mariano Puig, a título póstumo, la Medalla de Oro al Mérito Cívico por "su visión empresarial y su capacidad de liderazgo", que lo convirtieron en uno de los protagonistas de la proyección internacional de la ciudad.

El acto se ha celebrado en el Saló de Cent, donde el primer teniente de alcaldía de Economía, Jaume Collboni, ha expuesto la motivación de la entrega de esta condecoración. Al acto han acudido concejales de diversas formaciones y la presidenta de la Diputación de Barcelona y alcaldesa de L'Hospitalet de Llobregat, Núria Marín.

La presentación del galardonado ha ido a cargo del presidente del Grupo Godó, Javier de Godó; del profesor de Iese, Jordi Canals; y de los hijos del galardonado, Marc y Marian Puig; mientras que la persona encargada de recoger la medalla ha sido su viuda, Maria Guasch.

IMPULSO INTERNACIONAL

El pleno municipal del pasado mes de junio aprobó otorgar la medalla por unanimidad al valorar la historia de la expansión de Puig como empresa familiar centenaria, convirtiéndose en "una metáfora del impulso internacional" de Barcelona en el último siglo.

Además, los ediles valoraron que una empresa familiar fundada en 1914 se transformara en una gran multinacional con talento, reinvención y suma de esfuerzos, "del mismo modo que una ciudad como Barcelona da el salto hacia una metrópolis con vocación global".

El reconocimiento ha constatado también la contribución de Mariano Puig a impulsar la imagen de Barcelona en el mundo, como ciudad mediterránea que cree en el valor del diseño y de la creatividad.

TRAYECTORIA

Nacido en Barcelona en 1927 y fallecido el pasado mes de abril, con 30 años se convirtió en director ejecutivo de la empresa y en los años 50, con su hermano, llevó a Estados Unidos Agua Lavanda e importó Max Factor.

En 1962 abrió la primera filial en el extranjero y, en 1968, entró en Francia con un contrato con Paco Rabanne, al que siguieron acuerdos con Carolina Herrera, Antonio Banderas y Nina Ricci, entre otros.

La compañía se convirtió en multinacional familiar y en 2019, el último ejercicio antes de la pandemia, facturó 2.000 millones de euros.

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