Un nuevo caso de presunto "acoso laboral" ha hecho saltar las alarmas de la comisaría de la Guardia Urbana del distrito Nou Barris. El sindicato del cuerpo, CSIF, denuncia la "mala praxis” y la “negación de derechos” que, supuestamente, le ha tocado vivir a uno de los agentes bajo el mando de un intendente.
Todo comenzó cuando el policía, que ha preferido mantenerse en el anonimato por temor a represalias, se cambió a la Unidad Territorial ocho, la comisaría de Nou Barris, “por proximidad a su domicilio” en el año 2013. Según cuenta a Metrópoli, se le asignó el servicio de seguimiento de vehículos abandonados. “Estuve siete años, cinco de ellos sin binomio y uniformado”, relata el policía.
RIESGOS LABORALES
Una “pelea con cuchillos” a la que tuvo que enfrentarse en solitario en 2018 por no tener asignado un compañero fue el punto de inflexión en este trabajo. La peligrosa situación hizo que la dirección de la comisaría, que desde 2016 está dirigida por el intendente Josep Royuela, cambiase sus condiciones: le asignó el mismo cometido, aunque sin uniforme y con una moto sin el logotipo de la Guardia Urbana. La situación, según CSIF, era “insostenible” y "ponía en riesgo su seguridad laboral", por eso muchos compañeros le animaron a denunciar la “precariedad" de su puesto de trabajo.
Al inicio de la pandemia, el agente, con problemas respiratorios, cogió la baja alentado por su médico de cabecera. El facultativo le dio 69 días de baja "por dormir con un respirador", ya que “debía examinar si podía ser un factor de riesgo” para el Covid-19. Según detalla a este digital, para su sorpresa, el día 55 de la baja laboral recibió una llamada del intendente Royuela. El mando le preguntaba por qué se había producido la baja y le instaba a reanudar el servicio, unas cuestiones “éticamente negligentes” para CSIF.
RELEGACIÓN DE FUNCIONES Y PARTE DISCIPLINARIO
A su vuelta a la comisaría, ubicada en la calle de Marie Curie, el urbano tuvo que enfrentarse a un nuevo revés laboral. El intendente Royuela le había "quitado la especialidad" y le había puesto a patrullar. Según denuncia a Metrópoli el policía, el intendente “hizo un llamamiento a los demás mandos” para que “no se le volviese a destinar al antiguo servicio -los coches abandonados- ni a otro de semejante”, “ni siquiera cuando éste tipo de servicio formase parte de rotaciones”. Según CSIF, este sería un claro ejemplo de "mobbing y relegación de funciones".
En septiembre del mismo año, el intendente volvió a tomarla con el policía por “hacer una búsqueda en internet que no tenía relación con el trabajo”. Según explica el sindicato, la Jefatura de la Guardia Urbana abrió un expediente disciplinario al policía en el que se le pedía un año de suspensión de empleo y sueldo al agente. Finalmente, la Unidad Deontológica de Asuntos Internos (UDAI) de la Guardia Urbana lo archivó. Según comenta el agente, “los técnicos municipales no entendían cómo habían podido ponerme un parte por eso”. El policía añade que en el marco de la apertura del expediente, el intendente preguntó a sus compañeros si había abandonado en algún momento su puesto laboral, “para añadir más responsabilidades en el expediente”.
Tras la resolución de la amonestación, el agente siguió realizando su cometido como patrulla. Fue entonces cuando su quinta hija comenzó el colegio y la necesidad de incorporar la flexibilidad horaria a su puesto de trabajo se convirtió en algo “indispensable”. A sabiendas de que su compañera de patrulla disfrutaba del privilegio, pensó que era buen momento para pedirla. Según relata el agente, envió la solicitud al departamento de Recursos Humanos de la Guardia Urbana para suspender la reducción laboral que acarreaba desde hacía años y activar el derecho de horas recuperables, pero jamás obtuvo respuesta.
CAMBIO DE DESTINO
Fue pasando el tiempo y, al ver que no había una respuesta a la solicitud, aprovechó una consulta esporádica del Ayuntamiento de Barcelona en el marco de una encuesta del servicio de calidad interno para preguntar por qué no había una respuesta a su petición. Fue entonces cuando recibió la negativa final. El agente denuncia a Metrópoli que el intendente Royuela le “gritó y gesticuló para provocarle” cuando pidió el cambio de horario. “Llevo 40 años aquí y no me vas a decir cómo va esto”. “Ya disfrutas de un derecho, no me pidas nada más” o “lo que estás pidiendo no se puede hacer”, fueron algunas de las frases que marcaron al agente, según CSIF.
Su mala relación con el mando y la imperiosa necesidad de un cambio de horario a causa de su carga familiar obligaron al policía a hacer un cambio de destino a la UT9, la comisaría de Sant Andreu en noviembre de 2021. “Sabía que en esa comisaría había una decena de agentes con flexibilidad horaria. Por eso quise cambiar”, explica el efectivo. Pero, cuando llegó al nuevo destino, se topó con los mismos baches. Según explica el agente, el nuevo intendente le denegó la flexibilidad "tras haber recibido una llamada previa por parte de Royuela".
DENUNCIA POR "ACOSO LABORAL"
La falta de comprensión en la nueva unidad provocó un "gran pico de ansiedad" al policía. “He tenido que acudir al médico por palpitaciones y por tener la tensión y ansiedad por las nubes. También sufro de bajones físicos brutales”, relata el agente, que apunta que son “dolencias psicosomáticas causadas por el estrés”, explica a este medio. Aparte de someterse a un reconocimiento médico, el agente de la Guardia Urbana se puso en manos del sindicato. Decidió denunciar en primera persona su caso por "supuesto acoso laboral" a Inspección de Trabajo el pasado mes de febrero.
El sindicato relata a este medio que, desde que el agente denunció el supuesto caso de acoso, “CSIF no ha dejado de recibir llamadas informativas sobre otros presuntos casos de mobbing o acoso laboral por parte del intendente Royuela”. La Central Sindical Independiente y de Funcionarios asegura que el "Royuela alimenta el mal ambiente de su comisaría enfrentando a unos agentes con otros”. Ante la supuesta situación de acoso laboral, y la de Ciutat Vella que informó hace unas semanas este medio de comunicación, CSIF ha hecho una petición de información al Ayuntamiento de Barcelona para saber cuál es el número de expedientes por acoso laboral que hay abiertos hoy en día. El sindicato quiere saber “cuántos siguen abiertos y a cuántos se les ha dado carpetazo desde el consistorio”.
PIDEN LA REVISIÓN DEL PROTOCOLO
El sindicato dice a este medio que el protocolo para la prevención, detección y actuación en relación a los casos que afecten a la dignidad y la discriminación en el cuerpo de la Guardia Urbana "está obsoleto".
Este miércoles, los grupos municipales de Ciutadans y Valents preguntarán en la comisión de Presidencia, Derechos Sociales, Participación, Seguridad y Prevención por el caso del agente de Ciutat Vella, que ya ha vuelto a patrullar. Metrópoli informó en exclusiva que un agente de la Urbana había sido expedientado por incumplir órdenes: ayudar a personas en riesgo de exclusión social.
Fuentes del Ayuntamiento de Barcelona han declinado contestar a los requerimientos informativos de este medio sobre el caso del exagente de la comisaría de Nou Barris. Han informado que la respuesta municipal se dará en la comisión.