Su determinación es firme, pero siempre hay imponderables. Sandro Rosell quiere jugar la carta de las elecciones municipales en el Ayuntamiento de Barcelona. Por muchas razones, como apunta su entorno más inmediato. La más decisiva es su voluntad de reubicarse en Barcelona, de “poner en valor” su propia imagen después de su causa judicial, que quedó archivada después de pasar dos años en prisión preventiva. Pero también es importante su convencimiento de que puede aportar ideas y proyectos para que la ciudad de Barcelona remonte el vuelo. Y, en gran medida, todo dependerá de una encuesta que ha encargado para calibrar las posibilidades de una candidatura que sería, en la práctica, una agrupación de electores.
Rosell no quiere saber nada de partidos políticos. Al menos, los que tienen ahora representación en el consistorio. Y duda de las distintas fuerzas políticas que aspiran a hacerse un hueco en el Ayuntamiento, como Centrem, o Valents. La idea que maneja, como apuntan las mismas fuentes consultadas, es concurrir con una agrupación de electores y aspirar a tener representación, con dos o tres concejales.
JUGAR EL PARTIDO
El expresidente del F.C. Barcelona tantea el terreno. Su decisión no dependerá tanto de los posibles apoyos que encuentre en el mundo económico y social de Barcelona como de las posibilidades reales de entrar en los barrios de la ciudad y de ser visto como un candidato no relacionado con los partidos, con capacidad para tomar decisiones que no se conecten con un determinado color político. Rosell cree, --así lo ha comunicado a su entorno—que puede lograr ese objetivo. Se ve fuerte en el cara a cara con los vecinos de los distritos de Barcelona.
¿Puede haber marcha atrás? Sí, la decisión final la tomará Rosell en los meses de verano, tras ver el resultado de la encuesta que ha encargado y de muchas conversaciones con la sociedad civil, con entidades, expertos en comunicación y sociólogos. Si el horizonte es muy negativo, Rosell no se presentará. Pero su voluntad, hoy, es la de jugar el partido.
¿DECIDIR QUIÉN SERÁ ALCALDE?
La irrupción de Rosell podría ser decisiva para inclinar la balanza y decidir el nombre del alcalde o alcaldesa. Aunque el exdirectivo del Barça aspira a todo, a la propia alcaldía, sabe que su éxito dependerá de su capacidad de influir a favor o en contra de los que sí tengan los concejales suficientes para la alcaldía. Por ahora, los comunes tendrán a Ada Colau como candidata –aunque oficialmente el partido lo decidirá en el mes de mayo—, y el PSC presentará a Jaume Collboni. El tercero en discordia es el republicano Ernest Maragall, mientras que Junts per Catalunya quiere competir con Elsa Artadi como cabeza de lista.
El profesor de comunicación política de la UPF-BSM, Toni Aira, considera que “la intuición de Rosell es buena”. Su argumento es que en los últimos años las elecciones de representantes políticos ya no se basan en “identificaciones partidistas”, y, en cambio, “las personalidades ganan terreno”. Esa tendencia se ve acentuada en unos comicios municipales. “De hecho, en gran medida siempre ha sido así en el caso de las elecciones al Ayuntamiento de Barcelona, aunque ha existido también un elemento importante y es el conocimiento de los candidatos sobre la propia ciudad”. En ese sentido, Aira cree que candidatos tan fuertes como Trias Fargas en su momento o el propio Miquel Roca, en el campo del catalanismo conservador que representó CiU, se vieron lastrados por no tener una imagen de “expertos en Barcelona”.
UN ELECTORADO HUÉRFANO
Rosell sería ese caso. Pero “es muy conocido”. El factor, según Aira, que le podría llevar a tener representación, es que puede conectar con un elector “soberanista, pero no independentista, que no apretaría el botón de la independencia, que se ve identificado con un centro-derecha que ahora está huérfano”. En el lado negativo, Aira cre que se le podría asociar con la gestión de Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça. “Si se considera que la etapa de Bartomeu ha sido muy negativa para el club, él pagaría las consecuencias si se presenta como candidato a la alcaldía”, señala el profesor de la UPF.
Hay muchos factores que todavía Rosell “debe calibrar”, según precisa su entorno. La encuesta, para perfilar qué camino debería seguir, es fundamental. Pero lo que pesa, en estos momentos, son sus ganas de aparecer, otra vez, en primer plano.