Suenan los ecos de su intervención en el Círculo de Economía. Sin tapujos, con contundencia, sin ningún temor ante sus interlocutores, la alcaldesa Ada Colau rechazó todos los proyectos “que no encajen en la ciudad del futuro”. Ni ampliación del aeropuerto de El Prat, ni inversiones similares a la del Hermitage. “La ciudad genera atracción y nos llegan muchos proyectos, pero Barcelona los debe elegir, los que considere que encajan”, señaló. ¿Por qué esa contundencia, después de un giro en los últimos meses más acorde con la sensibilidad ‘económica’ de la ciudad? Colau acelera frente al empresariado para no perder el núcleo duro de los comunes, tras aprobar ahora que Barcelona sea sede de la Copa América de Vela.

¿Qué ha pasado? Ese evento se considera como uno de los más atractivos para las grandes audiencias internacionales, las que se logran en las cadenas de televisión, solo por detrás de los mundiales de fútbol y los Juegos Olímpicos. Y puede suponer importantes ingresos para la ciudad. Pero es uno de los más “elitistas” del deporte internacional. Tanto, que un dirigente del deporte olímpico señala que lo es más que la Fórmula 1. Eso ha generado malestar en el seno de los comunes, que no entienden cómo Colau ha acabado dando luz verde, tras las gestiones de Barcelona Global y de los socialistas, que cogobiernan el consistorio de Barcelona.

¿Y EL CIRCUITO DE LA FÓRMULA 1? 

Si Colau puso enormes problemas para financiar el circuito de Montmeló, al entender que la Fórmula 1 es un evento para las clases adineradas, que, además, carece –a priori—de una imagen acorde con la sostenibilidad del medio ambiente, no se entiende que ahora se diga ‘amén’ a la Copa América de Vela, celebrada por el sector naútico como una gran oportunidad para revitalizar el sector.

Jaume Collboni, en la mesa sobre Barcelona, en las jornadas del Círculo de Economía / MA

El Ayuntamiento de Barcelona, a través del área que encabeza el socialista Jaume Collboni, inyectó al Circuit de Barcelona-Catalunya, situado en Montmeló, 500.000 euros en 2021. Esas ayudas, sin embargo, han ido a la baja, desde los 1,5 millones de euros de 2019. Las reservas de los comunes al circuito han sido importantes y solo se ha buscado mantener esas ayudas a través del área que dirige Collboni.

Ahora, sin embargo, la alcaldesa no ha hecho esa asociación con la Fórmula 1. Puso reparos a la Copa América de Vela, pero aceptó el proyecto cuando percibió que se podía ganar, y que las gestiones realizadas por Barcelona Global y los responsables del área económica del Ayuntamiento, del PSC, podían obtener frutos positivos. 

COLAU Y LA 'BARCELONA DEL NO'

La reacción firme contra los proyectos empresariales se explica también, según las fuentes consultadas, por las enormes críticas de la patronal Foment en la última semana. Colau llegó a las jornadas del Círculo de Economía con el 'palo' reciente de Foment, que la tachó de "autoritaria". Y, tras la reacción de la alcaldesa en ese foro empresarial, en el hotel W, el mismo Josep Sánchez Llibre, presidente de la patronal, insistió en que seguiría en la misma línea, en contra de los discursos "populistas". 

Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment, en las jornadas del Círculo de Economía / CdE

La cuestión es que hay recelos y dudas. Los comunes necesitan reorientar su relato. No quieren ser reconocidos como los de la "Barcelona del no", pero tampoco están dispuestos a abrazar la Barcelona del crecimiento, como sí hizo en el Círculo de Economía su socio de gobierno, el socialista Jaume Collboni. Lo que se intenta es llegar a una especie de 'entente' con los socialistas para discrepar sobre unas cuestiones muy concretas: el urbanismo, las superillas, o la ampliación del aeropuerto. Y mostrar "matices" sobre otros eventos, como los Juegos Olímpicos de Invierno, donde el acuerdo existe, y, en realidad, el problema lo plantea el presidente de Aragón, Javier Lambán

Noticias relacionadas