El líder de ERC en Barcelona, Ernest Maragall / METRÓPOLI - LUIS MIGUEL AÑÓN

El líder de ERC en Barcelona, Ernest Maragall / METRÓPOLI - LUIS MIGUEL AÑÓN

Información municipal

El gran patinazo de Ernest con su ‘maragallada’: no dio ni una en el clavo

ERC se desmarca de las acusaciones de su líder municipal contra Colau sobre el espionaje: sus palabras fueron “desafortunadas”

21 mayo, 2022 00:00

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Maragallada”. Así se refiere un alto cargo de ERC a las declaraciones del líder republicano en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall, vinculando a la alcaldesa, Ada Colau, con el presunto espionaje a líderes independentistas a través del virus Pegasus. El término había sido profusamente utilizado para calificar las salidas de tono del hermano de Ernest, Pasqual Maragall, pero ahora, advierte el alto dirigente de Esquerra, “se puede aplicar a lo que ha hecho Ernest”. En el partido prefieren no menear mucho más el asunto, aunque califican las palabras de su líder municipal de “desafortunadas. Lo que pasa es que no calibró bien lo que decía”.

Lo que dijo claramente el líder municipal de Esquerra fue que Colau se había beneficiado indirectamente del espionaje con el programa Pegasus y que el CNI y el Gobierno central eran los responsables de las escuchas a una persona que intermediaba en las conversaciones entre ERC y los comunes para formar gobierno tras las elecciones municipales de 2019. El hecho, aseguró, tuvo una motivación puramente política y llegó a acusar a Colau de “connivencia” con el CNI. “No eran unas negociaciones de investidura, sino que estaba predeterminado, preparado y vigilado para que las conversaciones no pudieran proseguir, con el conocimiento y participación de Colau, porque para mantener el poder todo vale, incluso la ayuda del CNI”, aseguró Maragall en Catalunya Ràdio.

NI UNA EN EL CLAVO

Tras rectificar y retirar las acusaciones, alegando que jamás dijo ni pensó que Colau pudiese estar involucrada en el espionaje de algún modo, la tormenta amainó, pero el asunto pone de relieve algo más preocupante: el gatillo fácil de algunos políticos para acusar a los rivales de los crímenes más abominables. Maragall aseguró que una de las personas a las que el CNI admitió haber espiado había intervenido de algún modo en las conversaciones entre republicanos y comunes para tender puentes tras las municipales de 2019.

El líder de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, durante una entrevista para Metrópoli / METRÓPOLI - LUIS MIGUEL AÑÓN

El líder de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, durante una entrevista para Metrópoli / METRÓPOLI - LUIS MIGUEL AÑÓN

Pero Maragall confunde deseos con realidad: ninguno de los republicanos de la lista del CNI fue espiado alrededor de las municipales de 2019. Pere Aragonès, uno de los objetivos del CNI, lo fue a partir de enero de 2020; y Xavier Vendrell, el principal involucrado en la Operación Voloh que investiga el juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, fue objetivo del CNI a partir de noviembre de 2019, cuando Colau ya había tomado posesión por segunda vez del sillón de alcaldesa hacía meses. Jordi Bosch, dirigente de Esquerra y con buenas conexiones en las filas de los comunes y de la CUP, fue infectado con el virus en julio del 2020, por lo que los servicios de inteligencia no pudieron espiarle para viciar la elección de alcalde. En resumen, el líder de Esquerra en el consistorio barcelonés no dio ni una en el clavo.

Fuentes de los comunes apuntan al nerviosismo de Maragall porque su candidatura ha perdido pistonada en favor de la de Ada Colau, cuando hace unos meses era el republicano el que iba delante en los sondeos y hoy ya no está tan clara su victoria. La propia alcaldesa emitió un comunicado señalando que “insinuar que he tenido alguna complicidad o connivencia con el espionaje es una barbaridad y me duele que provenga de una persona como Ernest Maragall, representante de un partido de izquierdas y compañero en el Ayuntamiento”. Y desde las filas de Barcelona en Comú (BeC) se puso en marcha un frente antimaragall, acusando al republicano de mentiroso y de calumniar a Colau. Prácticamente todos los dirigentes comunes pidieron una rectificación inmediata e incluso algunos, como la diputada Susanna Segovia, llegó a acusar a Maragall de tener “poca dignidad”.

UN AUTOR CONOCIDO

Ernest Maragall también había denunciado espionaje con Pegasus a su móvil un mes antes de las elecciones municipales de 2019, aunque el asunto no trascendió hasta el verano de 2020. En ese caso, se apresuró a apuntar con bala contra el CNI. Ese episodio fue incluido en el informe de Citizen Lab (el que denunciaba el espionaje a activistas independentistas) como si fuese realizado durante los últimos años por el CNI. Pero, en realidad, se trató de un agujero en WhatsApp que permitió a la multinacional NSO pinchar 1.400 teléfonos en todo el mundo. El modus operandi era que, a través de ese agujero, colaban el programa Pegasus en una conversación de WhatsApp y contaminaban todos los teléfonos que participaban. De esa manera, lograron pinchar los aparatos del entonces presidente del Parlament, Roger Torrent, del consejero de Políticas Digitales, Jordi Puigneró, de Ernest Maragall, de la cupaire Anna Gabriel, del dirigente de la ANC Jordi Domingo y del asesor de Puigdemont Aleix Sarri.

Ada Colau y Ernest Maragall durante una reunión / EUROPA PRESS

Ada Colau y Ernest Maragall durante una reunión / EUROPA PRESS

Por esa acción hay un sumario abierto en Estados Unidos donde están imputados 8 directivos de NSO, entre ellos Shalev Hulio, el CEO de la compañía israelí. El agujero estuvo abierto desde el 29 de abril al 10 de mayo de 2019. Una vez la compañía WhatsApp tuvo conocimiento del mismo, hizo un parche con el que taponó la fuga de información y se solucionó el asunto limitando el número de móviles infectados.

A pesar de las pruebas que siempre hubo de ese espionaje, tanto Torrent como Maragall mantienen aún que el autor de los pinchazos había sido el CNI porque “el programa Pegasus sólo se vende a gobiernos y como sólo se vende a gobiernos, es obvio que tiene que haber un gobierno detrás”. Sin embargo, en la querella que WhatsApp interpuso en un juzgado estadounidense se acusa directamente a las empresas israelíes NSO Group Technologies Limited y a Q Cyber Technologies Limited como las autoras del espionaje a Torrent y a sus compañeros de chat.