¿Una aspiración? Esquerra Republicana se ha lanzado a toda velocidad a la conquista del área metropolitana, con todo lo que supone de lucha electoral contra la todavía fuerza hegemónica que representa el PSC. Y lo hace de forma especial en L’Hospitalet, la segunda ciudad de Cataluña, con el convencimiento de que puede erosionar la figura de la alcaldesa Núria Marín de la mano de los comunes. Los republicanos apelan a la necesaria “regeneración” política, un banderín de enganche que quiso representar Ciudadanos, la formación de Albert Rivera, que se ha ido desintegrando, con el objeto de dejar en la estacada al PSC. ¿Cómo?
Esquerra, con Ernest Maragall como gran maestro de la operación, ha fichado a Jaume Graells, hasta la pasada semana concejal del PSC. Graells, que trabajó con Maragall en el departamento de Educación, en su etapa de consejero de la Generalitat con el tripartito de José Montilla, fue quien denunció las presuntas irregularidades en la gestión del Consell Esportiu de L’Hospitalet, avisando de ello a Marín. Ahora, de la noche a la mañana, es el alcaldable de ERC, con el ánimo de aflorar la “corrupción” en la ciudad y despertar un electorado que ha sido dirigido por los socialistas durante décadas.
El proyecto independentista de ERC, por tanto, se deja de lado. Lo importante para los republicanos es lograr una gran grieta en el área metropolitana, que erosione al PSC. En L’Hospitalet el objetivo es romper la mayoría absoluta de los socialistas. En el sondeo de Electomanía para Metrópoli, Marín mantendría los 14 concejales obtenidos en 2019, lo que significa conservar la mayoría absoluta. Esquerra confía en dejar al PSC muy por debajo de esa cifra y tratar de sumar con los comunes, que obtuvieron tres ediles, por los cinco de los republicanos.
El trabajo se antoja arduo, como los propios republicanos admiten. Pero la figura de Graells debe propiciar ese posible cambio, en colaboración con los comunes. Se trata de una misma operación que debería abarcar Barcelona y L’Hospitalet y consolidarse en el Parlament de Catalunya, un pacto estructural para dejar en la estacada a los socialistas y también al gran rival de ERC, Junts per Catalunya, hundida en la capital catalana y totalmente ausente en el área metropolitana.
PSC Y PSOE, MISMO PROYECTO
El fichaje de Graells no es anecdótico. Implicará, como señalan fuentes republicanas y socialistas, una lucha sin cuartel, que puede incluir malas maneras y airear trapos sucios. Esquerra mantiene una doble estrategia, propia de un equilibrista: tratar de mantener la relación y los acuerdos con el Gobierno del PSOE en Madrid y orillar a los socialistas catalanes en Barcelona, jugando el papel tradicional de CiU.
La coalición que dirigió con puño de hierro Jordi Pujol y después Artur Mas hizo valer su papel en el Congreso para minimizar al PSC en Cataluña. La última gran operación la protagonizó Artur Mas, cuando negoció con José Luis Rodríguez Zapatero que Pasqual Maragall no repitiera como candidato a la Generalitat a cambio de apoyar el Estatut y mantener el apoyo al PSOE en Madrid.
Sin embargo, eso ha cambiado, como señalan fuentes del PSC. Los candidatos, en todos los niveles administrativos, --sea a la alcaldía de Barcelona o a la Generalitat—los elegirá el PSC, no Pedro Sánchez. Otra cosa es que los socialistas catalanes se sientan totalmente identificados con el PSOE de Pedro Sánchez. No hay un PSC que disienta del PSOE.
Política local y política catalana y española están ahora, por tanto, muy relacionadas. Esquerra lo sabe y busca su oportunidad para competir de tú a tú con los socialistas. El sueño que alberga la dirección de los republicanos, con Oriol Junqueras y Pere Aragonès al frente, es lograr las dos alcaldías, la de Barcelona y la de L’Hospitalet. Esta última se antoja más complicada, pero se va a intentar.
¿QUIÉN SE QUEDA LOS ELECTORES DE CIUDADANOS?
El gran problema para ERC es saber qué pasará con los electores en L’Hospitalet que apostaron en 2019 por Ciudadanos. Entonces, la formación de Albert Rivera también se puso como horizonte lograr un “cinturón naranja”, en sustitución del cinturón rojo de los socialistas desde las primeras elecciones municipales en 1979. Ciudadanos, con otro exsocialista como alcaldable, Miguel García, obtuvo cuatro concejales. Ahora, según el sondeo de Electomanía, conservaría tres ediles. Pero la situación de deterioro del partido podría llevar a una mayor pérdida. ¿Quién será el máximo beneficiado de la desaparición de Ciudadanos?
Graells, al frente de ERC, sustituye a Antoni García, que logró en 2019 cinco concejales, tres más de los que ya tenía. Graells tiene el reto ahora de superar esa cifra, con la esperanza de que los comunes se aprovechen del desgaste de Marín, y a la espera de saber qué harán aquellos votantes de Ciudadanos. Junts per Catalunya ni está ni se le espera, mientras que el PP tenía un concejal y los sondeos señalan que lo mantendría.