El último fichaje digital de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es un comisario. Pero un comisario artístico. El fichaje, decíamos, es digital porque ha sido contratado a dedo, a pesar de que costará a las arcas públicas la nada despreciable cifra de 108.900 euros hasta finales de 2023. Se trata de un cienmileurista más, aunque con una nómina algo más rebajada, puesto que el contrato es por un año y 9 meses. Eso sí: sólo está obligado a aparecer por las dependencias municipales tres días a la semana, conforme indican las cláusulas del contrato firmado.
No hubo opción a contratar a otro. En poco más de medio folio, un demoledor ‘informe técnico’ daba luz verde a esta contratación que vulnera todos los códigos éticos habidos y por haber, puesto que no permite que haya otro contrincante. Ese comisario, dice el pequeño informe, “será el responsable del diseño, ejecución y supervisión de todas aquellas actividades culturales, artísticas, divulgativas y lúdicas que forman parte de la campaña de Navidad y de promoción económica de la ciudad”.
LO QUE NECESITA LA CIUDAD
El escrito explica brevemente que “se comprueba” que la propuesta presentada por el comisario “responde a las necesidades específicas” que necesita la ciudad. “La oferta es técnicamente correcta, se ajusta a los criterios de calidad que una ciudad como Barcelona requiere y prevé un relato discursivo que se adecua a los valores impulsados desde la gerencia”. Termina con una frase reveladora: “En consecuencia, se acepta la oferta del señor Martí Sambola porque es adecuada y da respuesta a las necesidades previstas, y en virtud de lo que prevé el artículo 170.2 de la LSCP (ley de contratos del sector público), no procede ninguna negociación en este supuesto porque la oferta es completa y no susceptible de mejora”.
En resumen, el Ayuntamiento ventila un contrato de más de cien mil euros adjudicando sin concurso público a un solo licitante el mismo porque dice que no puede haber ninguna oferta mejor. El beneficiario, Oriol Martí Sambola, es un viejo conocido del consistorio, porque en el año 2020 ya fue contratado (de nuevo digitalmente) por el Ayuntamiento para la conceptualización de las actividades culturales, lúdicas y artísticas que se debían celebrar en la plaza de Cataluña con motivo de la campaña de Navidad. Recibió, en aquella ocasión, 36.300 euros por un mes y 4 días de trabajo.
RESPONSABILIDADES AMPLIADAS
Aunque el nuevo contrato es por más tiempo, en realidad su cometido se circunscribe a las mismas fechas. Su trabajo en esta ocasión, no obstante, se amplía y todas las actividades de la campaña y no sólo a las que se realicen en la plaza de Cataluña. Según las cláusulas del contrato, en las Navidades de este año y las del que viene, controlará las actividades de la plaza de Cataluña, de la plaza Universidad y las actividades descentralizadas de los distritos. En el caso de los 10 distritos, la responsabilidad se alarga más allá de Navidad, puesto que se ocupará de las actividades de los distritos a lo largo del año.
“Será preciso programar actividades durante el año, con un formato similar a las actividades pensadas para los distritos dentro de la programación navideña. Asimismo, esta extensión se verá complementada por 4 actividades distribuidas a lo largo del año que se vinculen directamente a los ejes comerciales y/o a los mercados municipales, ya sea en el campo del comercio o la hostelería. Estas cuatro actividades han de estar pensadas para un público estimado de unas 2.000 personas. Para la programación durante el año se cuenta con un presupuesto aproximado de unos 100.000 euros más IVA para la contratación artística”, dicen las cláusulas del contrato.
UNA OPERACIÓN BIEN VESTIDA
Los técnicos políticos del Ayuntamiento ya habían vestido la operación Martí Sambola con un traje a medida. Un informe justificativo de la necesidad de un comisario artístico, fechado el pasado 11 de mayo, dejaba el camino expedito para la contratación. No decía mucho, pero cubría administrativamente el bocado a las arcas públicas. El pliego de prescripciones técnicas no aportaba mucha más luz. “El objeto del presente contrato privado es la contratación del comisariado artístico para la conceptualización de las actividades de Navidad y de promoción económica de la ciudad para los años 2022 y 2023 y la posibilidad de prórroga para el 2024”, dice el pliego. En otras palabras: el gasto total se incrementará, al menos, en el 50% más. El comisario está obligado a trabajar presencialmente “un mínimo de tres días a la semana” y el resto del trabajo lo puede hacer de forma virtual. El seguimiento de las actividades de los distritos, no obstante, se hará de forma descentralizada desde las diferentes sedes municipales.
El informe de justificación ya deja claro que el contrato ha de adjudicarse a Oriol Martí “por ser el único profesional que puede dar cobertura a este servicio, ya que se trata de una conceptualización artística única que pone en valor el esfuerzo de las entidades de comercio de Barcelona para llenar de luz y vitalidad las calles de la ciudad”.
En el último punto de las prescripciones técnicas, sorprendentemente, se resume la “justificación de la contratación mediante procedimiento negociado sin publicidad por exclusividad” y se adjudica directamente a Martí Sambola el contrato sin dejar que se presenten más opciones. “Tiene una amplia experiencia dentro del ámbito de las programaciones en el espacio público y concretamente en el sector de las artes en la calle, con el bagaje profesional de más de 15 años en la dirección de Fira Tàrrega, mercado internacional de artes de calle, que programa anualmente unas 60 compañías de todas las disciplinas escénicas y aproximadamente 300 funciones en unos 20 espacios a lo largo de 4 días”, dice una de las cláusulas.
UN NOMBRAMIENTO MUY ENREVESADO
Destaca también su participación profesional en asociaciones vinculadas a la cultura y a las artes en la calle y subraya que ha sido “fundador y presidente de la Plataforma d’Arts al Carrer (PAC), que aglutina los 25 festivales y programaciones más importantes de artes de calle de Cataluña”. Tras explicar su participación en eventos nacionales e internacionales, señala que “su perfil artístico se alinea y se adapta con las necesidades de disponer de un agente que coordine artísticamente a través de un comisariado todas las actividades culturales y lúdicas que se desarrollarán en la ciudad de Barcelona durante las fiestas de Navidad de los años 2022 y 2023, con posibilidad de prórroga para las fiestas de Navidad de 2024”.
Curiosamente, el pliego de las prescripciones donde ya se preveía darle a él el contrato llevaba fecha del pasado mes de marzo, aunque el informe que justificaba la adjudicación directa es de mayo. Se trata, en definitiva, de una decisión tomada con anterioridad a la que posteriormente se intentó justificar con informes aparentemente imparciales, porque quince días más tarde del informe justificativo, el pasado 26 de mayo, se adjudicaba el contrato definitivo. Al Ayuntamiento le hubiese resultado más sencillo crear el cargo de comisario artístico y nombrar oficialmente a Martí Sambola como tal antes que realizar una enrevesada maniobra de contratación que destila aromas de favoritismo en un concurso a medida.