El Puerto de Barcelona a toda máquina. Los cruceros llegan a Barcelona y con ellos turistas que ofrecen una potente imagen “reputacional” de la ciudad. Esa es la idea del presidente de la Autoridad Portuaria, Damià Calvet, que no entiende por qué la alcaldesa Ada Colau ha pedido restringir esos cruceros, justo cuando se ha recuperado el flujo turístico. “No acabamos de entender lo que se reclama ahora, porque si Colau quiere limitar los cruceros, irá en contra de su propio acuerdo con el Puerto”, señala Calvet, que defiende “el gran beneficio que aporta el sector a Barcelona”.
La alcaldesa Ada Colau pidió al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, a la ministra de Transportes, Raquel Sánchez y al propio Calvet la creación de una mesa para abordar la cuestión de los cruceros, y con ellos “la masificación turística y el impacto en el medio ambiente”. Calvet está dispuesto a reunirse “cuando sea necesario” con Colau, pero con todos los datos sobre la mesa.
CONTAMINACIÓN MÍNIMA
Calvet, en una entrevista en el programa Converses, de la Cadena Cope, con la participación de Metrópolis, considera que se pueden encontrar soluciones a la petición del consistorio, como “establecer grupos de 30 o de 15 personas en Ciutat Vella, para que no se perciba esa sensación de masificación de turistas, cuando desembarcan de los cruceros, pero, en todo caso, hay un acuerdo suscrito con el Ayuntamiento, de enero de 2018, y lo que se hace es aplicarlo”.
Ese acuerdo establece la salida de los turistas de cruceros desde siete terminales y desde el muelle adosado. Y no ha habido un incremento significativo respecto al año anterior a la pandemia. Los niveles se han recuperado y con un beneficio para la ciudad “importante”. Los datos que maneja Calvet son elocuentes: “Es un 4% del total del turismo de la ciudad, con una facturación de todo el sector de 1.000 millones de euros en toda Cataluña, de ellos la mitad en Barcelona, y con la implicación de 9.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos”.
A juicio del presidente del Puerto de Barcelona, hay externalidades negativas, pero menores respecto a las positivas. “Los cruceros generan menos de un 1% de óxidos de nitrógeno y partículas, según los datos de Barcelona Regional”, insiste Calvet, que añade que se está electrificando toda una parte del Puerto para cuando se adapten las embarcaciones con baterías eléctricas. “Y si el problema son los autobuses al final de las Ramblas, que nos digan en qué otros emplazamientos se pueden acomodar”.
UN EVENTO DE 14 FINES DE SEMANA EN LA CIUDAD
El Puerto ha recuperado la potencia anterior a la pandemia y muestra la vitalidad de la economía, a la espera de ver cómo impactará en los próximos meses los altos porcentajes de inflación, con la posibilidad de que se produzca una recesión. Calvet, por ahora, destaca que se han movido más contenedores que nunca, y que el impacto del Puerto en la economía de Barcelona y de Cataluña es enorme, con un volumen de 37.000 trabajadores implicados.
Uno de los impactos más esperados es el que puede generar la Copa América de Vela. La ciudad será sede del evento en 2024. Calvet asegura que ya este otoño se podrá comprobar esa influencia, con la presencia de los equipos participantes. Hasta 200 personas, con sus familiares, se instalarán en la ciudad. La Copa América se desarrollará en 14 fines de semana, con 23 regatas y 22 equipos. “Para la ciudad eso supondrá una imagen de primera calidad, que se verá en todo el mundo”, incide Damià Calvet.